El Mediterráneo se lleva la peor parte del cambio climático
La temperatura ha subido en esta región 1,4ºC; es decir, 0,4ºC más que la media mundial Los expertos también alertan sobre las enfermedades respiratorias y cardiovasculares El riesgo de inundaciones por fuertes lluvias también irá al alza debido a facto
La región del Mediterráneo está sufriendo el cambio climático de manera más intensa que el conjunto del planeta. El resultado es que problemas ambientales como las carencias de disponibilidad de agua, la pérdida de biodiversidad o la sobreexplotación de los recursos naturales se están viendo exacerbados por los efectos del calentamiento. Son algunas de las alarmas que contiene un informe publicado en Nature Climate
Change, en que, por primera vez, 18 instituciones ponen en común sus conocimientos sobre el impacto del cambio climático en esta región.
Y varias olas de calor al año
“Las temperaturas en la zona han aumentado una media de 1,4 grados desde la era preindustrial, lo que supone un 0,4% más que la media mundial”, sentencia Ana Iglesias, del departamento de Agricultura Económica de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica de la UPM, una las autoras del trabajo. En las últimas dos décadas, la subida del nivel del mar alcanza los 6 centímetros (el triple que si se evalúa el período 1970-2006). El calentamiento de Mediterráneo es superior al resto del planeta. Por eso, podría darse la paradoja de que, aunque se cumpliera la franja más ambiciosa del Acuerdo de París (un calentamiento de solo 1,5º C) es probable que las temperatura máximas diarias en esa región aumentaran en 2,2ºC (siempre respecto a la época preindustrial). Las olas de calor van a ser más frecuentes. En el este del Mediterráneo podría sufrir varios episodios de este tipo al año, cuando ahora se dan uno cada año.
30% menos de agua disponible
Debido al cambio climático, se estima que la disponibilidad de agua probablemente se reducirá entre un 2% y un 15% si se da un calentamiento de 2ºC (con lo que registraría una de las mermas más grandes del mundo), debido a los períodos meteorológicamente secos y las sequías. Esa es- casez se agudizará por los crecientes requerimientos de riegos agrícolas. Se estima que la dotación de riego en esta región deberá incrementarse entre un 4% y un 18% para final de siglo debido exclusivamente a esta razón (para un calentamiento de 2ºC y de 5ºC respectivamente). El problema es que este aumento de la demanda entrará en conflicto con otras necesidades, como las del agua potable, el sector turístico o la industria, entre otras.
Más riesgo de inundaciones
El riesgo de inundaciones, asociados a episodios de precipitaciones extremas, se incrementará por el calentamiento pero también debido a factores no climáticos, como el aumento de suelos urbanos impermeables, mayor exposición y vulnerabilidad de las regiones proclives a las inundaciones y deficiencias en los sistemas de gestión para hacer frente a aguaceros y tormentas.
En el este de la península Ibéri-
ca, las observaciones “indican un incremento de las precipitaciones fuertes y convectivas concentrado en pocos días”, en sintonía con el cambio climático esperable para este parte de la cuenca.
Ecosistemas alterados
El aumento de la aridez (principalmente por la reducción global de precipitaciones pero también por las altas temperaturas) amenaza la biodiversidad de los ecosistemas del Mediterráneo. Esto, unido a otros impactos ambientales (urbanización, abandono agrícola, invasiones biológicas, contaminación, sobreexplotación) puede reducir la capacidad de muchos ecosistemas para proporcionar servicios ambientales.
Más de 700 plantas y animales marinos no autóctonos están registradas en el Mediterráneo, muchas de ellas favorecidas por las condiciones de aguas más cálidas; y de ellas, la mitad han entrado a través del canal de Suez.
La acidificación de los océanos (por la absorción desde la atmósfera del dióxido de carbono generado en las actividades humanas) tendrá impactos sobre organismos que producen caparazones y esqueletos calcáreos.
Seguridad alimentaria en juego y mayor dependencia exterior
La predicción apunta un declive de las cosechas, las pesquerías y la producción ganadera debido a factores climáticos y otras causas.
Se espera que las cosechas de muchos inviernos y primaveras se reduzcan debido al cambio climático, especialmente en el sur. Algunas cosechas podrían resultar beneficiadas por el efecto de fertilización del CO2 (aunque hay muchas lagunas de conocimiento al respecto).
Para el año 2050, se apunta que las cosechas de legumbres bajarán un 40% en Egipto, un 12% en el caso del girasol y un 14% para los tubérculos en los países del Sur de Europa. El calentamiento afectará a la producción de oliva, debido a los crecientes requerimientos de riego, el riesgo de estrés por calor en las etapas de floración del árbol y la ausencia de períodos fríos o reposo necesarios para el florecimiento posterior.
Los impactos del cambio climático sobre la producción agrícola y la creciente demanda para productos animales dispararán la dependencia de las importaciones de alimentos en los países del sur del Mediterráneo en las próximas décadas (el 50% de todos los productos alimentarios en el Magreb). En el Oriente Medio y el norte de África, las importaciones de comida para animales y para piensos suponían el 32% del total de las importaciones de alimentos (2014).
Enfermedades respiratorias y por transmisión de virus
“También se incrementará la prevalencia de enfermedades transmitidas por vectores como el virus del Nilo Occidental, el dengue o el chikungunya, que también verán incrementada su distribución”, aseguran los investigadores. Para los años 2025 y 2050, las áreas con elevada probabilidad de infecciones del virus del Nilo Occidental (relacionado con el cambio climático) probablemente se expandan y abarquen la mayor parte de los países mediterráneos. La incidencia dependerá de la capacidad de adaptación de los afectados, de las medidas que adopten en las ciudades contra los efectos de la isla de calor urbano y la respuesta de los sistemas de salud. El estudio alerta que en las noches con temperaturas superiores a los 23ºC se da un incremento del riesgo de mortalidad debido a causas naturales, afecciones respiratorias y cardiovasculares.