Antoni Miralda
ARTISTA
El artista catalán ha sido galardonado con el premio Velázquez de Artes Plásticas, que está dotado con 100.000 euros y se considera el Cervantes de las artes. El jurado ha valorado la solidez y el carácter transdisciplinar de su trayectoria.
“Todo en la vida es un regalo que nos cae como si fuera un maná”, acostumbra a decir Antoni Miralda (Terrasa, 1942), quien pocas horas después de saber que había sido galardonado con el premio Velázquez de Artes Plásticas 2018 se mostraba feliz por lo que significa de reconocimiento al trabajo realizado –“sientes que de alguna manera se te ha entendido .... ”– pero sobre todo por la oportunidad que le brinda de “activar o reactivar” energías y proyectos que actualmente tiene en marcha. El galardón, que concede el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte a un creador del ámbito latinoamericano, está dotado con 100.000 euros y se considera el Cervantes de las artes plásticas. En sus últimas ediciones fueron premiados Concha Jerez, Marta Minujin, Valcárcel Molina, Esther Ferrer o Jaume Plensa.
El jurado, presidido por el director general de Bellas Artes y Patrimonio Cultural, Román Fernández-Baca, destaca el carácter sólido y transdisciplinar de la trayectoria de Miralda, “en la que ahonda en el concepto de ritual y fiesta, con un sentido lúdico y participativo que evidencia el carácter político y crítico de su obra”. Y ha valorado especialmente “sus acciones colectivas, que involucran gran parte de la población, tanto a audiencias vinculadas al mundo artístico como también agentes de la vida cotidiana, exaltan en particular su capacidad de seducción estética, el carácter organizativo de su práctica, y su incansable trayectoria”.
A lo largo de los últimos cincuenta años, Miralda ha realizado happenings y ambiciosos proyectos internacionales, como el matrimonio de la estatua de la Libertad con la de Colón; rituales colectivos, desfiles y ceremoniales basados en la comida y la celebración de los sentidos que ha desarrollado en multitud de ciudades, desde la ya legendaria Fest für Leda, en la Dokumenta 6, a Wheat & Steak, en Kansas City. El pasado mes de abril saldó la deuda pendiente que tenía con Barcelona (o mejor, Barcelona con él) con una rúa participativa o performance procesional por encargo de la tienda de moda Santa Eulalia para festejar su 175.º aniversario.
Ayer, camino de la galería Senda, donde el 14 de noviembre inaugurará Miralda tres proyectos (NYC-MIA-BCN), el artista, que vive habitualmente en Nueva York, apenas podía avanzar atendiendo su móvil, al que no dejaban de llegarle felicitaciones y peticiones de entrevistas por parte de los medios. “Esto es increíble, estoy totalmente alucinado por cómo se mediatizan hoy las cosas”, dijo, y agradece las palabras del ministro José Guirao, quien tras conocer el fallo del jurado se refirió al premiado como “un artista estupendo y además muy particular” y cuya obra aborda temas con una lectura política nada obvia “que supera las circunstancias temporales”. “Ni él se parece a nadie ni nadie se parece a él”, afirmó.
Miralda tiene 76 años y el paso del tiempo no le ha hecho ceder ni un ápice de energía y creatividad. “No sé donde termina la parte festiva del premio y dónde empieza lo real”, apunta Miralda, que aún n o ha tenido tiempo de pensar en ello aunque tiene claro que si de algo ha de servir es para “activar o reactivar” algunos de los proyectos que tiene entre manos. Es lo que sucedió con el premio Arte y Mecenazgo 2015, gracias al cual pudo “reconectar, investigar” y finalmente editar un libro sobre El Internacional Tapas Bar & Restaurant (1984-1986), el proyecto realizado junto a su pareja, la restauradora Montse Guillén en el barrio de TriBeca de Nueva York. ,”Cuando se alcanza un pequeño escalón, un cierto estatus, una cierta edad, uno se siente más confortable, ha acumulado mucho, pero la problemática para vivir y sobrevivir siempre es la misma”, concluye.
El artista confía en que el galardón sirva para ayudar a “activar o reactivar” algunos de sus proyectos en curso