Bruselas rechaza las cuentas de Italia en una decisión inédita
La Comisión da a Roma tres semanas de plazo para presentar nuevos presupuestos Salvini replica que “no están atacando a un gobierno, sino a un pueblo”
Bruselas decidió ayer adentrarse en aguas desconocidas. Por primera vez en los 20 años de historia del euro, se rechazó el presupuesto de un país y se le dieron tres semanas para presentar uno nuevo, revisado de acuerdo con las recomendaciones fijadas por la Comisión Europea. Y el afectado no fue un Estado cualquiera, sino uno de los grandes, una Italia que la verdad es que dejó poco margen de maniobra a la Comisión, respondiendo a su última carta con una negativa a modificar sus planes y acompañándola sólo de buenas palabras y ambiguas promesas de recortar si no se cumplían las expectativas.
Por todo ello, el vicepresidente de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis, anunció en tono solemne: “Hoy, por primera vez, la Comisión se ha visto obligada a pedir a un país miembro del euro que revise su proyecto de presupuestos”, argumentando que no les había quedado alternativa dado que el Gobierno italiano “ha ido abiertamente y conscientemente en contra de los compromisos adquiridos”. Acompañando al anuncio llegó la advertencia, la posibilidad de que si Italia no rectifica, se abra el procedimiento previsto en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento que puede terminar en fuertes multas para el país incumplidor. Colocarlo en el denominado procedimiento de déficit excesivo por incumplimiento de los objetivos de la deuda, que con un 131% del PIB es la segunda de la zona euro, sólo por detrás de Grecia. La deuda es el gran punto débil de la economía italiana en los últimos años, y también la gran preocupación, ya casi obsesión, de Bruselas.
A partir de ahora, el Gobierno italiano tiene tres semanas, hasta el 14 de noviembre, para presentar su proyecto revisado. Si no lo hace o el plan que presenta no es satisfactorio, el procedimiento seguirá su curso. La amenaza final son multas, de hasta un 0,2% del PIB en teoría, pero en realidad más rápidos y más contundentes pueden mostrarse los mercados si consideran que esta batalla abierta entre Roma y Bruselas pone en riesgo la credibilidad de la economía italiana.
Durante el anuncio, el comisario de Economía, Pierre Moscovici, quiso contrarrestar una acusación que sabe que le llegará, la de tecnócrata de Bruselas que quiere imponer sus prioridades a un Estado soberano. Claro que los presupuestos son la columna vertebral de la economía de un país y que la Comisión está exigiendo modificarlos, pero Moscovici insistió que ellos no ponen en cuestión las prioridades del Gobierno italiano, sino la forma como hacerlas compatibles con una reducción de la deuda, a la que consideran el gran enemigo. Para demostrarlo exhibió un abanico de datos, como que el interés de la deuda supone 1.000 euros anuales por italiano, o que en el 2017 se destinó la misma cantidad a pagar la deuda que a la educación. “Hace 20 años que considero que la deuda pública es el enemigo de la economía”, dijo Moscovici.
Aunque son conscientes de que han desatado una batalla frontal con Italia, con repercusiones difíciles de prever, tanto para Italia en particular como para el resto de la zona euro, los dos comisarios insistieron en mantener las buenas formas y las llamadas al diálogo, y en defender al ministro de Economía italiano, Giovanni Tria, a quien consideran el más cercano a sus tesis en el Gobierno de Roma. “Nuestra puerta está abierta, no se está cerrando: queremos seguir un diálogo constructivo con las autoridades italianas”, dijo Moscovici, aun a sabiendas de que los indicios que llegan del otro lado son más de ganas de gresca que de disposición a transigir. En todo caso, Tria es su hombre, en él dicen que siguen confiando, a pesar de que su influencia en Roma se ha demostrado hasta el momento muy limitada y se han quedado sin cumplir las amables palabras que ofrece cuando visita Bruselas.
La Comisión Europea insiste en
La Comisión :“Italia ha ido abiertamente y conscientemente contra compromisos adquiridos”
”Hace 20 años que creo que la deuda pública es el gran enemigo de la economía”, argumenta el comisario Moscovici
que se ha visto forzada a actuar porque el incumplimiento italiano es “claro e intencionado”. En ajuste estructural supone un desvío del 1,5%, entre la mejora que se les recomendaba y el deterioro que Roma tiene previsto. Respecto a la deuda, en el 2017 se situó en en 131,2%, lo que supone un pesado fardo que lastra la economía italiana, y la reducción que se plantea de esta deuda, según Bruselas, está sometida a grandes riesgos de incumplimiento, porque se basa en asunciones de crecimiento económico optimistas.
En la carta que la Comisión Europea envió a Roma el 18 de octubre ya advertía de “incumplimientos particularmente graves” en el plan presupuestario respecto al Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Lejos de rectificar, la respuesta italiana fue una reafirmación en sus planteamientos, y ayer llegó la apertura de una nueva fase, se ha entrado en un terreno nuevo, en el que se suman caminos inexplorados y grandes riesgos. La próxima cita llega en tres semanas, cuando Italia tiene que responder.