La Vanguardia

El Dalí atómico revive en Sevilla

El CaixaForum de Sevilla organiza una exposición alrededor de ‘Leda atómica’, pieza central del pintor ampurdanés

- JOSEP PLAYÀ MASET

Cuando en 1947 Salvador Dalí expuso en la Bignou Gallery de Nueva York su pintura inacabada Leda atómica, añadió que se trataba de su “primera obra maestra”. Dalí dejaba definitiva­mente atrás el mundo surrealist­a, al maestro Freud, para entrar en la etapa místico-nuclear.

Y esta obra que marca un punto de inflexión en su trayectori­a es la que sirve de eje a la exposición Dalí atómico que hoy se abre al publico en el CaixaForum de Sevilla, donde permanecer­á hasta el 3 de febrero antes de viajar al CaixaForum de Zaragoza.

La exposición, organizada por la Fundació Gala-Salvador Dalí y la Obra Social La Caixa y comisariad­a por Carme Ruiz, del Centro de Estudios Dalinianos, está formada por 39 piezas entre óleos, dibujos preparator­ios, fotografía­s, audiovisua­les y documentos. El eje es Leda atómica, un óleo de 61 x 46 cm, creado por Dalí entre 1947 y 1949, que donó a su TeatreMuse­u de Figueres y que habitualme­nte se halla expuesto en la sala del Tesoro, junto a La cesta de pan, otra obra emblemátic­a y muy especialme­nte de su etapa americana. En Sevilla, el diseñador del montaje, Pep Canaleta, ha reconstrui­do este espacio con sus cortinajes rojos que rodean una obra para la que Dalí también buscó un marco ampuloso, de color negro.

Y a su alrededor se muestran los dibujos preparator­ios que indican la minuciosid­ad con la que trabajaba el pintor. Y también fotografía­s de su estudio, que ahora por primera vez se ha podido establecer que estaba no en el bungalow del hotel Del Monte Lodge, de Monterrey, donde estaban alojados durante esa época, sino en una cabaña cercana alquilada en la hacienda del coronel Harold Mack.

Dalí escogió para esta obra un tema clásico, el mito de Leda y el cisne, lo cual dio pie con posteriori­dad a varias interpreta­ciones psicoanalí­ticas, aunque la comisaria cree que en esta obra no es el elemento central.

Leda es su esposa Gala, y para su representa­ción partió de varias fotos que le hizo semidesnud­a y en posición similar a la del cuadro. De fondo situó un paisaje rocoso, que podría ser el de la península de Monterrey pero también algún rincón del Cap de Creus. De hecho, se supone que Dalí escogió esa zona de California por su semejanza con su añorado paisaje de la Costa Brava. Dalí se había marchado en 1936 de Cadaqués, al iniciarse la Guerra Civil, y al empezar la II Guerra Mundial en 1940 se trasladó a Estados Unidos donde vivió ininterrum­pidamente hasta 1948.

¿Y por qué esa Leda es atómica? Dalí se había declarado “estremecid­o sísmicamen­te” tras las explosione­s nucleares de Hiroshima y Nagasaki. De ese periodo son también varias obras sobre las explosione­s, incluida una sobre las pruebas en la isla de Bikini. Y entonces empezó a interesars­e por la física nuclear, como lo demuestran diversos libros hallados en su biblioteca y expuestos también en el CaixaForum.

Consciente de que el interior del átomo todo está en suspensión, en Leda atómica las distintas piezas aparecen como si estuvieran flotando. “Nada toca nada” dijo Dalí.

Pero en aquellos momentos Dalí pregonaba ya su vuelta al clasicismo, a Rafael y a los grandes

El óleo, de 61 x 46 cm, fue creado entre 1947 y 1949, bajo el impacto de la guerra y el holocausto nuclear

En el cuadro “nada toca nada”, dijo Dalí, como si las figuras estuvieran bajo el influjo del “levitrón”

maestros renacentis­tas. Y naturalmen­te se interesó por la proporción áurea. Por eso, cuando en una cena en California conoció al matemático de origen rumano Matila Ghyka, autor del libro The

geometry of art and life, le pidió ayuda para aplicar los conocimien­tos del famoso tratado de Luca Pacioli sobre La divina proporción. Fruto de ese diálogo, del que es una buena prueba una carta de este profesor a Dalí, vemos como Gala/Leda aparece inscrita en una estrella de cinco puntas y un pentágono cuyas dimensione­s guardan las proporcion­es considerad­as más armónicas y equilibrad­as. Las preocupaci­ones de Dalí por la técnica las plasmó en su libro 50 secretos mágicos para

pintar que publicó durante estos mismos años, donde además se refleja el proceso de creación de

Leda atómica.

Montse Aguer, directora de los museos Dalí, recordó ayer durante la presentaci­ón de la muestra la vinculació­n de Dalí con Sevilla y su interés por Velázquez y Murillo, así como por la figura de Trajano. Dalí, durante los últimos años de su vida, se interesó por la obra Las postrimerí­as de Fernando III el Santo, de Virgilio Mattoni, que recordaba de un viaje suyo a Sevilla. Fue en abril de 1985 cuando le pidió a su amigo Antoni Pitxot que se hiciese gestiones para poderla exponer en Figue- res, aunque nunca llegó a hacerse realidad su deseo. Decía Dalí que le interesaba porque el sacerdote daba la comunión a un rey y la hostia se mostraba de perfil, algo insólito.

La exposición se completa con cuatro piezas audiovisua­les, una sala donde se explica el mito de Leda y el cisne, otra que explica de forma didáctica la proporción áurea y una última que visualiza el fenómeno del levitrón (campo de fuerzas activado por un electroimá­n) que permite a un objeto flotar, como en el cuadro. En este espacio que analiza la relación entre Dalí y la ciencia se reúnen varios libros como el Matila Ghyka, que probableme­nte es el que Dalí incluye como guiño en un rincón de su tela, y La energía atómica al servicio de la química ,de su amigo ampurdanés Alexandre Deulofeu, que formaba parte de su biblioteca.

Elisa Duran, directora adjunta de la Fundació La Caixa, recordó la colaboraci­ón entre su institució­n y la fundación Dalí y la intervenci­ón en los inicios del proyecto de Jorge Wagensberg, que fue fue el responsabl­e de CosmoCaixa en sus inicios.

También se ha publicado un catálogo, donde además de varios estudios de miembros del centro de estudios, se incluye un artículo introducto­rio el historiado­r Enric Ucelay-da Cal.

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OBRA SOCIAL LA CAIXA / FUNDACIÓ GALA-SALVADOR DALÍ La pieza, que el propio Dalí consideró clave en su carrera, ha abandonado de forma excepciona­l su estancia en el museo de Figueres

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