El Govern pide más inglés pero sin preparar a los profesores
Ensenyament defiende más castellano en áreas de dominio lingüístico catalán
El Govern de la Generalitat presentó ayer una revisión del modelo lingüístico de Catalunya, en la que defiende la inmersión en catalán, introduce una nueva pedagogía de las lenguas y aporta dos novedades concretas: el uso de lenguas extranjeras en actividades o materias no lingüísticas y el aumento del castellano en áreas de dominio lingüístico catalán.
El documento busca que todos los alumnos catalanes dominen además de catalán y castellano, al menos, una lengua extranjera a un nivel alto (B1) al acabar la educación obligatoria, pero que hayan tenido contacto con otros idiomas en el transcurso de su educación.
En este punto, no obstante, el documento presentado ayer por el vicepresidente del Govern, Pere Aragonès, y el conseller de Ensenyament, Josep Bargalló, en el Palau de la Música, no va acompañado de un plan de acción que garantice las condiciones necesarias para realizarse, como la formación de docentes, una de las claves del éxito según los expertos consultados. “El documento es una referencia para ayudar a los centros a cambiar la forma de enseñar las lenguas de acuerdo con la realidad actual, las necesidades del alumnado en el futuro y las nuevas estrategias de formación”, explicó Josep Vallcorba, director general de ESO y Bachillerato. “En muchos centros el enfoque plurilingüístico y multicultural ya se está aplicando –añadió– pero en otros se requiere una revisión de sus planteamientos y algunos ajustes, por eso hemos hecho una edición actualizada”.
El trabajo se basa en que se puede alcanzar la competencia de varias lenguas, en diferente grado de dominio, cambiando la metodología de enseñanza. “Una lengua se aprende usándose en contextos motivadores y con sentido para el alumno”, apuntó. La idea es introducir diferentes lenguas en el aula con distintos contenidos y actividades de forma natural y con la finalidad de elevar su competencia de comunicación. “Un proyecto de cambio climático, por ejemplo, puede manejar material documental en italiano o francés, y los alumnos pueden exponer sus conclusiones en inglés”, de este modo los niños pierden perjuicios al aproximarse a otras lenguas.
“Es una cuestión metodológica y también actitudinal por parte de los docentes, que deben romper la rigidez disciplinaria para aumentar la competencia comunicativa global”, concluye.
El documento concreta algunos aspectos como que se aumenten las actividades o contenidos de castellano en entornos catalanohablantes y más catalán en centros con alumnos de origen latinoamericano. Una primera lengua extranjera para todos de forma habitual en el centro, hablada de forma transversal en distintas actividades o materias (no lingüísticas), y una clase de lengua en el idioma de origen de los alumnos de familias extranjeras. Se adelanta, además, que van a desarrollar un currículo de chino y árabe que serán materias no evaluables pero impartidas en horario lectivo en cenEstos tros con alumnos con esa habla.
“El enfoque es moderno, enseñar a comunicarse en diferentes lenguas y soportes, pero el punto frágil del modelo está en que la responsabilidad de desarrollarlo queda en manos del centro y del profesorado”, reflexiona Enric Prats, profesor de Pedagogía en la UB. “Queda poco claro cómo se va a aplicar todo esto, si reducirán las ratios de alumno por profesor, si darán formación a los claustros para que adquiera no solo el dominio de la lengua extranjera que ahora no tienen sino también en la forma de enseñar una materia en otra lengua”, afirmó.
Para Anna Vallbona, coordinadora del Grado de Maestro de Educación Primaria del departamento de Filología y de Didáctica de la lengua de la Universitat de Vic (UVIC-UCC), los maestros deberían tener un mínimo de un
El nuevo modelo língüístico busca ampliar competencias de comunicación con un cambio metodológico
nivel avanzado de inglés u otra lengua (B2) y saber cómo impartir una materia en otro idioma para una clase con diferentes niveles de conocimiento.
“El enfoque es correcto pero los cambios no son inmediatos”, arguyó, “no hay una receta para cada centro que deberá realizar una planificación lingüística y curricular”. En todo caso considera como Prats que se necesita más dominio de idiomas, en la formación inicial del maestro y, sobre todo, en la continua.
No obstante, en el acceso a la carrera universitaria no se pide un mínimo de inglés como sí en castellano o catalán (un 5 en los exámenes de selectividad) y una prueba de aptitud posterior. Al finalizar, tampoco se exige el B2, que supuestamente debería haberse adquirido en bachillerato (según el currículum) pero que queda des-
mentido por la realidad (las universidades tuvieron que aplazar cuatro años la obligatoriedad de adquirir un B2 en inglés). Tampoco se exige en la entrada a la profesión vía oposición aunque el Govern lo incluye como mérito –no requisito– en la bolsa de trabajo de interinos. Finalmente, tampoco se requiere un nivel a los docentes de secundaria que acceden con el máster.
Para esta transformación conceptual, Ensenyament va a pedir proyecto lingüísticos en cada centro en función de las necesidades de sus alumnos con el objetivo de que culminen la educación obligatoria con una competencia de comunicación amplia, dominando el catalán y castellano y una lengua extranjera como mínimo (B1 del Marco Europeo Común de Referencia ), y conocimientos de una segunda a un nivel inferior (A2).