El gestor de los Benetton
Los roles estaban perfectamente definidos en los hermanos Benetton. Luciano, el mayor, es el creativo. Giuliana y Carlo, fallecido este verano, eran técnicos. Y Gilberto, el segundo, era el alma financiera, quien tuvo la visión de expandir en los noventa el grupo Benetton de una empresa textil a uno de los mayores holdings privados de Europa. Gilberto Benetton murió el martes a los 77 años en su casa de Treviso tras una breve enfermedad.
Junto a sus hermanos, Giberto Benetton había fundado en los años sesenta United Colors of Benetton, una marca insignia del Made in Italy que revolucionó la moda
low cost antes de que llegaran Zara o H&M. Con los ingresos multimillonarios y Gilberto al frente de la actividad económica, los Benetton invirtieron los beneficios en desarrollar un holding concentrado en las infraestructuras y el sector alimentario.
El gran boom de privatizaciones en Italia les empujó a comprar las autopistas (con Atlantia), luego vino Aeropuertos de Roma (Fiumicino), Aeropuertos de la Costa Azul (Niza y Cannes) y Autogrill, un coloso de la alimentación que factura más de 4.000 millones, entre otros. Gilberto Benetton había ocupado cargos de responsabilidad en compañías como Atlantia, Mediobanca y Pirelli. En el 2009 crearon la actual estructura empresarial de Edizione, que tenía como propietarios a los cuatro hermanos, cada uno con el 25%. En los últimos años Gilberto Benetton decidió dar un paso atrás y colocarse como vicepresidente, con Fabio Cerchiai al frente y Marco Patuano como consejero delegado. Bajo su dirección el grupo tomó su última gran aventura empresarial: la ambiciosa compra de Abertis, de la mano de su filial Atlantia, por el importe de 1.498 millones de euros, fruto del acuerdo con el grupo de infraestructuras español ACS. Dicen que el secreto de la familia Benetton ha sido siempre saber separar el trabajo de la familia y confiar en expertos. Las peleas, si las ha habido, no han llegado a la prensa.
En un comunicado conjunto, Cerchiai y Patuano expresaron su “profundo dolor” por el fallecimiento de Benetton, a quien definieron como un “hombre de extraordinario valor humano y una poco común visión empresarial”. “No sólo hemos perdido a un gran emprendedor, sino que también deja un enorme vacío por sus extraordinarias cualidades humanas. Su estilo reservado y riguroso ha dejado una huella imborrable en nuestra vida personal y profesional”, añadieron. Tras la compra de Abertis parecía que el verano del gestor de los Benetton sería muy apacible. Pero nada más lejos de la realidad. El 10 de julio murió su hermano Carlo, al que quería con devoción. Luego, el 14 de agosto sucedió el golpe definitivo. Se hundía en Génova el puente Morandi, de cuyo mantenimiento se encargaba Autostrade per l’Italia, controlada por Atlantia. Es decir, por Edizione y los Benetton. El apellido de la familia más famosa de Treviso quedó muy tocado por la muerte de 43 personas en una tragedia cuyas causas todavía están por verificar. Gilberto era el único miembro de la familia véneta con representación en el consejo de Atlantia.
Los medios italianos escriben que Gilberto Benetton era el típico ejemplo de empresario del norte de Italia. Reservado y serio, no daba apenas entrevistas y su tiempo libre lo pasaba junto a su familia. Siempre protestaba por no poder trabajar más los fines de semana. Entre sus caprichos, un yate de 50 metros y el centro deportivo La Ghirada, que los Benetton construyeron en su ciudad. En sus últimas horas estuvo acompañado de su esposa Lalla, sus hijas Bárbara y Sabrina, y su yerno Ermanno.