La Vanguardia

Cómo jugar sin el mejor

Valverde necesita transforma­r a un equipo habituado a vivir con Messi y de Messi

- JOAN JOSEP PALLÀS

Leo Messi lo llena todo: el campo, el once y la pantalla plana del televisor. Cuando el sábado se partió el brazo la sensación de vacío fue inmediata. El trepidante partido contra el Sevilla se ralentizó, el equipo azulgrana se recompuso como pudo y muchos seguidores barcelonis­tas, centrados en saber lo que le pasaba al crack, perdieron interés en lo que veían. Se diría que no sólo el equipo si no el club gravita alrededor de la figura del argentino, que si no fuera por esas contadas lesiones no parece ni de este mundo, ofreciendo como ofrece las prestacion­es de un superhéroe de cómic: siempre aparece cuando se le necesita, nunca defrauda y lo que hace parece mentira.

Ernesto Valverde tiene la misión de ocupar esa ausencia oceánica durante seis partidos siendo consciente de que es imposible. “Le queremos echar de menos ganando”, dijo el entrenador, transparen­te a la hora de elogiar a Messi pero no de desvelar a quién escogerá para sustituirl­o esta noche ante el Inter. El abanico de posibilida­des es amplio, pero la respuesta deberá ser colectiva o no será.

Dembélé o el fin de la paciencia

No disimula Valverde su cabreo respecto a Dembélé. Ayer sus comentario­s sobre el francés transmitie­ron hartazgo. Llegó a coonce mentar que para transforma­r los pitos que el delantero oyó en el Camp Nou por primera vez la solución pasa por trabajar en los partidos y en los entrenamie­ntos. Dembélé desesperó a su entrenador el sábado ya antes de salir (tardó un mundo en saltar al césped para sustituir a Messi) y por su actitud apática tras perder balones más aún que por el hecho de perderlos. Por demarcació­n (extremo) y precio (es el segundo fichaje más caro de la historia del club) debería ser la primera opción. Falta saber si a Valverde se le ha acabado, esta vez sí, la paciencia.

Malcom, el desapareci­do

Nadie esperaba a Arthur en Wembley y Valverde le incrustó en el en una de las decisiones más acertadas desde que aterrizó en Barcelona. Malcom no aparece últimament­e ni en las convocator­ias pero si Valverde apuesta por no cambiar de dibujo para mantener el 4-3-3 prescindie­ndo de Dembélé, el brasileño puede ser el hombre. Extremo puro, su hábitat preferido es precisamen­te el vértice derecho para profundiza­r y centrar o para virar hacia dentro y probar el chut con su izquierda. Lo más parecido, salvando las kilométric­as distancias, a Messi.

Rafinha, siempre a punto

Exjugador del Inter, Rafinha posee esa polivalenc­ia idónea para emergencia­s como la actual. Obviamente su entrada desvirtuar­ía

MANTENER EL 4-3-3

Dembélé, si a Valverde no se le ha acabado la paciencia, o Malcom son candidatos como extremos puros

CENTROCAMP­ISMO

Sergi Roberto, utilizado en su día por Luis Enrique en el Bernabeu, compite con Arturo Vidal y Rafinha

RESPUESTA DE TODOS

Más allá del dibujo la ausencia del argentino exige del Barça un mayor compromiso colectivo

el 4-3-3 (ni él ni Coutinho juegan por fuera porque no son extremos) pero dotaría de más solidez el centro del campo y aportaría su llegada desde la segunda línea así como su facilidad para el remate.

Sergi Roberto, atento

Cuando Luis Enrique llegó al Bernabeu sin Messi en su segunda temporada escogió a Sergi Roberto como falso extremo para vapulear al Madrid en su feudo (0-4). Parece esa una apuesta más propicia para los partidos a domicilio que para los de casa, aunque la querencia de Valverde por abrigarse con un 4-4-2 es sabida. De todas formas, y teniendo en cuenta que el domingo llega Marcelo por su banda, no sería extraño que el de Reus volviera esta noche al lateral derecho que ha ocupado Semedo en su ausencia.

Arturo Vidal, rabioso

El chileno fue purgado con razón por su impresenta­ble reacción ante la suplencia de Wembley, pero su reaparició­n hoy, pasados unos partidos, no sería descabella­da. Obviamente su entrada no resolvería el vacío que deja Messi porque ambos futbolista­s se parecen como un huevo a una castaña. Quien sí podría caer es Rakitic, cargado de partidos y titular fijo el domingo en el clásico. Dar descanso al croata ante el Inter no sería una locura sino una rotación.

Más equipo que nunca

Descartand­o otras opciones por demasiado rompedoras (Munir), el reto del Barça será responder como equipo para compensar la falta de la mejor individual­idad del mundo. El carácter de Suárez y un mayor compromiso con el juego combinativ­o de Coutinho se dan por hechos. El partido interpela a todos los jugadores, sean primeras figuras o secundario­s habituales.

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LLUIS GENE / AFP

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