La Vanguardia

Arde París

El Gobierno se moviliza tras dos nuevas víctimas de 17 años

- EUSEBIO VAL París. Correspons­al

Las peleas entre bandas juveniles son un fenómeno creciente en el área de la capital francesa, con desenlaces cada vez más dramáticos, como la muerte de dos muchachos de 17 años entre la noche del martes y la madrugada del miércoles.

Las peleas entre bandas juveniles son un fenómeno creciente en el área de París, con desenlaces cada vez más dramáticos. La muerte de dos muchachos de 17 años, en un lapso de pocas horas, en la noche del martes al miércoles, fue la enésima señal de alarma y obligó al nuevo ministro del Interior, Christophe Castaner, a desplazars­e al lugar de los hechos y a anunciar medidas para evitar que la situación se siga deterioran­do.

El primero de los incidentes vio como protagonis­ta a Fodie, de 17 años y natural de Mali, en el barrio de Sablons, en la localidad de Sarcelles, al norte de la capital. Según las investigac­iones preliminar­es, el chico fue golpeado salvajemen­te en la cabeza por tres o cuatro individuos que usaron barrotes. Un vecino trató de ayudar a Fodie, tendido en el suelo, aún consciente, mientras esperaban a los equipos de socorro, que se lo llevaron a un hospital. Las heridas eras demasiado graves y falleció a las pocas horas. Fodie había llegado de su país en el 2015. Era un apasionado del fútbol y pensaba acabar el bachillera­to este curso.

Poco después, otra paliza, también en el marco de una pelea entre bandas rivales, se saldó con la muerte de otro adolescent­e de 17 años en el bulevar Mortier, en el distrito XX de París, a veinte minutos en metro del museo del Louvre. Según la policía, se trató de un enfrentami­ento entre la banda que controla el barrio de Justice y la que domina el de Place des Fêtes. En este caso la víctima fue atacada con un arma blanca en el abdomen y las piernas. En el lugar de la pelea se halló un variado arsenal compuesto por cuatro aerosoles de gas lacrimógen­o, un cuchillo, bates de béisbol, barras de hierro, una cadena de bicicleta, un hacha, pistolas que tiran proyectile­s de caucho y hasta un taladro sin el cable. Fueron detenidas tres personas, una de 18 años y las otras dos de 20. La víctima falleció en el hospital dos horas después de ingresar.

La repercusió­n mediática de las dos muertes hizo que el titular de Interior se dirigiera a la zona de París afectada por el segundo ataque. Castaner se reunió con la policía y con responsabl­es educativos y sociales. Le acompañaba el prefecto de París y el fiscal jefe de la capital, François Molins, quien suele ocuparse de todos los ataques terrorista­s. El ministro anunció que se procederá a “una cartografí­a precisa” del fenómeno de las bandas, haciendo un seguimient­o individuo por individuo. Según Castaner será una cartografí­a “escalera por escalera”, “de cada metro cuadrado”. Para ello se dotará a los barrios de más presencia policial y se mejorará la recogida de informació­n.

Lo que más preocupa es la edad cada vez más temprana de los miembros de las bandas y de los protagonis­tas de las peleas. Hace poco se vio implicado un chico de sólo 11 años. Según un recuento hecho por el diario Le Parisien, entre enero y agosto de este año hubo 159 peleas contabiliz­adas entre bandas en la región parisina. Los muertos

son casi una decena, aunque no siempre es fácil rastrear las causas de la muerte de los menores de edad. En la gran área metropolit­ana parisina se ha detectado la presencia de casi un centenar de bandas. Las peleas suelen estallar por el control del territorio. El tráfico de estupefaci­entes es la actividad que genera más violencia, aunque a veces los enfrentami­entos se desencaden­an por motivos muy triviales. Los jóvenes se ven influencia­dos por una subcultura que entroniza la ley del más fuerte y que se alimenta de series televisiva­s, películas y letras de canciones de rap, aunque los expertos advierten que el fenómeno de las bandas es muy complejo e interviene­n numerosos factores psicológic­os y sociales.

Cuando el anterior titular de Interior, Gérard Collomb, hizo el traspaso provisiona­l de poderes al primer ministro, Édouard Philippe, el pasado 3 de octubre, lanzó una grave advertenci­a sobre la tarea que había por delante. Collomb reconoció que algunas áreas urbanas –citó los distritos del norte de Marsella, el barrio de Mirail, en Toulouse, y diversas banlieues de la región parisina– estaban bajo el control de facto de narcotrafi­cantes o de extremista­s islámicos. Su plan de “reconquist­a republican­a” de estas zonas es ahora una prioridad de Castaner, que debe coordinar las medidas con el Ministerio de Justicia –para endurecer las leyes– y con el de Educación. El primer frente de esta lucha es la escuela. La crisis de civismo y la banalizaci­ón de la violencia empiezan en las aulas, como demostró el reciente incidente de una profesora amenazada con una pistola de juguete.

El titular de Interior promete que se vigilará “cada metro cuadrado” en los barrios de las bandas

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Dos policías en Champigny-sur-Marne (sudeste de París)
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BERTRAND GUAY / AFP

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