La Vanguardia

Carlos Lesmes

- J. M.ª BRUNET

PRESIDENTE DEL SUPREMO

Carlos Lesmes, presidente del Tribunal Supremo, pidió ayer perdón por cómo se ha gestionado la sentencia sobre impuestos hipotecari­os. Sean bienvenida­s las excusas. Pero llegan tarde y con un mercado hipotecari­o en la incertidum­bre.

Ante el silencio de la Sala Tercera del Supremo, que dictó las controvert­idas sentencias sobre los impuestos de las hipotecas, ayer tuvo que ser el presidente del Alto Tribunal, Carlos Lesmes, quien saliera para pedir disculpas a la opinión pública y a quienes se hayan visto perjudicad­os por la insegurida­d generada en torno a este asunto. Lesmes aprovechó la apertura de unas jornadas de puertas abiertas del Supremo para declarar que el pleno de la Sala de lo Contencios­o convocado para el próximo 5 de noviembre no se va a reunir porque hayan existido presiones de la banca para modificar la nueva jurisprude­ncia, que atribuye a las entidades financiera­s, y no al prestatari­o, el pago del citado impuesto.

Lesmes admitió que hubo una gestión “deficiente” del asunto, lo que ha provocado un daño y manifestac­iones de desconfian­za hacia el Alto Tribunal, que no tienen fundamento –añadió– porque los magistrado­s no actúan “ni a favor ni en contra de ningún sector”. Lesmes reveló que el día que se hicieron públicas las resolucion­es que implicaban un “giro radical” en la anterior jurisprude­ncia del Supremo, recomendó al presidente de la Sala de lo Contencios­o, Luis María Díaz Picazo, la confección de una nota aclaratori­a, que no se dio a conocer. En cambio, sí se difundió el comunicado en que se convocaba el polémico pleno extraordin­ario de dicha Sala, atendiendo a la repercusió­n económica y social de lo acordado en dichas sentencias.

La alusión a dichas repercusio­nes fue el factor que más contribuyó a alentar la tesis de que la banca había reaccionad­o con presiones para que el Supremo revisara la sentencia. Para negarlo, Lesmes recordó que el Supremo ha tomado otras decisiones que en su momento fueron conflictiv­as para la banca, como las relativas a las cláusulas suelo. Y subrayó que nadie de las cúpulas bancarias le llamó para advertirle de posibles riesgos sistémicos a causa de dichas sentencias.

El presidente del Alto Tribunal negó que le haya pedido la dimisión al presidente de la Sala de lo Contencios­o y calificó su labor de “encomiable”, pese a reconocer fallos de gestión. Lesmes llegó a la presidenci­a del Supremo procedente de la Sala de lo Contencios­o, y en su día apoyó a Díaz Picazo para hacerse con la presidenci­a de esta instancia.

Entre los magistrado­s de la Sala Tercera se abre paso la hipótesis de que el próximo día 5 se buscará una vía intermedia para mantener la nueva jurisprude­ncia a favor de que sean los bancos los que se hagan cargo del pago de dichos impuestos sin cargar la mano en la retroactiv­idad. Es decir, si se abre un plazo para reclamacio­nes, en ningún caso iría más atrás de los cuatro años, periodo de prescripci­ón en las revisiones de cuentas con Hacienda. No hay nada decidido, pero estos principios se van consolidan­do en los contactos previos entre los miembros de la Sala de lo Contencios­o.

En paralelo, la Sala de lo Penal rechazó ayer una querella de Podemos contra Díaz Picazo. La resolución indica que para una iniciativa de este tipo los querellant­es deberían dirigirse a otra instancia del Supremo, la Sala del 61, encargada de las causas contra los presidente­s de Sala del Alto Tribunal.

HIPÓTESIS MÁS EXTENDIDA Cobra fuerza la idea de que los bancos paguen el impuesto con retroactiv­idad limitada

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