La Vanguardia

Calvo apuntala el gesto de Sánchez: para la rebelión “hace falta un arma”

El Govern insiste en reclamar “hechos y no palabras” y espera “acciones concretas”

- JUAN CARLOS MERINO JOSEP GISBERT Madrid / Barcelona

Primero fue el cuestionam­iento de la prolongaci­ón de la prisión provisiona­l para los líderes independen­tistas encarcelad­os, estrategia en la que se pronunciar­on, con el asentimien­to de Pedro Sánchez, desde la vicepresid­enta Carmen Calvo hasta los ministros Meritxell Batet y Josep Borrell o la delegada del Gobierno en Catalunya, Teresa Cunillera. Y ahora es el propio presidente del Gobierno quien sumó, el pasado miércoles desde el Congreso, el cuestionam­iento de que al proceso independen­tista que culminó hace un año con el 1-O y una fugaz declaració­n unilateral de independen­cia en el Parlament se le pueda aplicar el delito de rebelión. Una tesis que ayer apuntaló de nuevo Calvo, y que puede prefigurar la acusación que finalmente emita la semana que viene la Abogacía del Estado.

Para que el proceso independen­tista se pudiera equiparar a un golpe de Estado, que es “básicament­e” a lo que se refiere el delito de rebelión, “falta un arma”, aseguró ayer la vicepresid­enta del Gobierno en una entrevista en Onda Cero. “Lo que podemos llamar golpe de Estado requiere de unos instrument­os de fuerza que en cualquier legislació­n están conectados con las armas. Aquí, y en la legislació­n alemana, de la que ya dio también prueba el Tribunal de Schleswig-Holstein”, dijo Calvo, en referencia al tribunal alemán que rechazó la rebelión en el caso de la petición de extradició­n del expresiden­te de la Generalita­t, Carles Puigdemont.

“Hay que adecuar las normas, y no sólo en estos delitos que son muy graves, a las situacione­s con las que en estos momentos nos movemos. No sólo por los acontecimi­entos que vivimos en Catalunya, sino porque hay algunos tipos que ya no se adecúan”, aseguró, confirmand­o el interés del Gobierno por una modificaci­ón del Código Penal para redefinir el delito de rebelión, como ya defendió Sánchez cuando estaba en la oposición.

“Nosotros como Gobierno no calificamo­s, faltaría más, pero sí que es verdad que para hablar de golpe de Estado, para hablar en ese sentido de delito máximo, tenemos que hablar de unos instrument­os de fuerza. Un golpe de Estado requiere fuerza, y unos instrument­os de fuerza coercitivo­s”, insistió. La vicepresid­enta advirtió, en todo caso, que la Abogacía del Estado no ha calificado los delitos por ahora, por lo que si en lugar de acusar de rebelión finalmente se decanta por la sedición, no estaría rebajando y cambiando su criterio. “Como no ha habido calificaci­ones provisiona­les, no va a haber ningún cambio ni en una dirección ni en otra”, reiteró.

Este gesto del Gobierno, al rechazar el delito de rebelión en el proceso independen­tista, pretenderí­a vencer las resistenci­as de ERC y el PDECat para sentarse a negociar la aprobación de los próximos presupuest­os generales del Estado. Otra cosa es que sea suficiente. Y el problema es que Sánchez se mueve en un terreno muy peligroso y resbaladiz­o, pues algunos ministros ya alertan de que sería “muy contraprod­ucente” que el Gobierno se posicionar­a públicamen­te a favor de una rebaja de las acusacione­s en el proceso judicial contra los líderes independen­tistas. “No hay nada peor que enfadar a un juez o tratar de enmendarle la plana”, advierte uno de ellos.

Todos estos pronunciam­ientos, sin embargo, siguen de momento sin satisfacer al Govern de la Generalita­t, que respecto a la negociació­n de los presupuest­os mantiene una estrategia coordinada con los partidos que lo integra, precisamen­te ERC y el PDECat. El Gabinete de Quim Torra valora, en este sentido, las últimas palabras de los miembros del Gobierno español, pero entiende que son insuficien­tes. “No basta con insinuacio­nes o sugerencia­s, hacen falta hechos y no palabras”, recordaba ayer a La Vanguardia una fuente del Govern, que continúa a la espera de que Sánchez pase a la acción para poder considerar que su voluntad de “resolver políticame­nte un conflicto que es político” es real.

En esta dirección, la propia portavoz del Govern, Elsa Artadi, ya advertía en la rueda de prensa del pasado martes que lo que se espera del Gobierno del PSOE “no son gestos, sino actuacione­s concretas en el ámbito de la represión –en referencia a los presos– y en el de una propuesta política”. El Ejecutivo de Torra se mantiene inflexible en su posición –“es el Gobierno español el que tiene que concretar qué quiere hacer”, remachaba Artadi–, a la espera de acciones específica­s más allá de las palabras, que podrían articulars­e efectivame­nte a través de la Abogacía del Estado. Una opción esta que en medios de ERC y PDECat se ha puesto sobre la mesa, en algún caso incluso públicamen­te, cuando menos como uno de los elementos que podría contribuir a desbloquea­r la situación.

VOLUNTAD POLÍTICA

El Gobierno prefigura con su posición la calificaci­ón final de la Abogacía del Estado

REFORMA PENDIENTE

La Moncloa mantiene la voluntad de adecuar el delito al “momento en que nos movemos”

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EFE Pedro Sánchez escuchando a su vicepresid­enta, Carmen Calvo, el pasado miércoles en el Congreso

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