La Vanguardia

Sobre gestos, presos y presupuest­os

- Jordi Sànchez J. SÀNCHEZ, presidente del grupo parlamenta­rio de Junts por Catalunya

Entré en prisión el 16 de octubre del año pasado por orden de la juez Lamela. El día 14, dos días antes, asistí a la última reunión en libertad, la del secretaria­do de la ANC. Asistí con la conciencia de que, al cabo de 48 horas, la Audiencia Nacional me mandaría a la cárcel. Mis palabras ante los compañeros de la ANC fueron muy pensadas. Les pedí que no olvidaran nunca que nuestro objetivo, y más después de cómo se desarrolló el 1 de octubre, era trabajar para lograr la independen­cia y que si finalmente era encarcelad­o, les agradecerí­a su apoyo, pero en ningún caso les permitiría intercambi­ar en mi nombre nuestra libertad a cambio de sacrificar posiciones en defensa del ejercicio de la autodeterm­inación.

Empiezo con esta anécdota de hace poco más de un año para que se entienda mejor lo que ahora diré. He meditado mucho sobre la oportunida­d o no de escribir este artículo. Lo he dejado reposar. No lo he escrito en caliente y me lo he releído varias veces. Estoy seguro de lo que ahora diré.

No entiendo la razón ni comparto el hecho de pedir un gesto al Gobierno español a favor de los presos para aprobar los presupuest­os de Pedro Sánchez. El proceso judicial que estamos sufriendo las nueve personas que estamos en prisión y las cinco que están en el exilio es injusto y duro. Precisamen­te por ello lo que necesitamo­s son hechos y no gestos. Pero por encima de esta dura realidad, he dicho, hemos dicho todos juntos en varias ocasiones, que los presos no somos, no queremos ser, moneda de cambio de ninguna negociació­n política. Menos aún quiero en mi desdicha como preso y encausado ser intercambi­ado por unos cuantos votos para los presupuest­os generales del Estado. No hicimos el referéndum del 1 de octubre para aprobar los presupuest­os del Estado.

No puedo privarme de contar aquí una conversaci­ón –de una mañana de finales de septiembre en Lledoners– que tuve con un diputado de ERC a quien valoro mucho y con quien muy a menudo coincido en posicionam­ientos políticos. Le manifesté mi discrepanc­ia por la escenifica­ción de una demanda que se hacía de manera ostentosa en el hemiciclo del Congreso de Diputados, en algunas emisoras de radio y en todo tipo de declaracio­nes públicas, y donde se advertía a la opinión pública que si el Gobierno de Sánchez no daba instruccio­nes a la Fiscalía por nuestra libertad, no habría más margen de apoyo a este Ejecutivo y, particular­mente, no habría nada que hablar ni motivo para sentarse en una mesa para dialogar. Desde aquel día he escuchado a través de los medios decenas de veces esta mismos argumentos. La penúltima ocasión con motivo de la visita de Pablo Iglesias.

En mi opinión y, por lo que voy viendo, también en la de Pablo Iglesias, en la de miembros del Gobierno socialista y también de periodista­s y analistas de prestigio, la visibiliza­ción ostentosa de esta demanda acabará consiguien­do el efecto contrario de lo que supuestame­nte busca. Ante una derecha española extrema e hiperactiv­a, que sobreactúa diariament­e acusando el Gobierno de Sánchez de ser rehén de los soberanist­as, las demandas reiteradas de presupuest­os a cambio de gestos con los presos puede provocar fácilmente tres efectos no deseados: 1. alimentar todavía más la gesticulac­ión de la derecha españolist­a; 2. desincenti­var al Gobierno de Sánchez a intervenir ante la Fiscalía para encontrar modificaci­ones relevantes por temor a la polémica y la tensión con el bloque constituci­onalista y, sobre todo, su electorado, y 3. bloquear posibles modificaci­ones de oficio de la propia la Fiscalía ante el riesgo de que sean leídas como fruto de la presión gubernamen­tal y, por lo tanto, desacredit­en “su imagen”.

La discreción a menudo es importante, imprescind­ible, para alcanzar determinad­os objetivos. Bien lo saben los hombres y las mujeres que entraron las urnas en Catalunya y los millares que las custodiaro­n hasta el día 1 de octubre. Y en el caso que nos ocupa, también. Sólo hay que ver la delicadeza de las declaracio­nes de Iglesias y Asens a la salida del encuentro el viernes pasado a Lledoners.

Entiendo perfectame­nte que hay que abordar políticame­nte el debate sobre los presupuest­os del Estado. De hecho, yo soy partidario de hacerlo. Pero pongamos sobre la mesa cuestiones políticas de calado. Exijamos al Gobierno de Sánchez que haga de una vez ya alguna propuesta sobre cómo desbloquea­r la negociació­n política. Exijámosle ya la retirada de todos los recursos que el gobierno de Rajoy llevó al Constituci­onal para detener la capacidad legislativ­a del Parlamento. Exijamos abiertamen­te, desde la unidad del Govern de la Generalita­t y de las formacione­s soberanist­as presentes en Madrid, una oferta política de diálogo al Gobierno español.

Y, con respecto a los presos, la única posición que hemos asumido como digna y justa es el sobreseimi­ento de la causa o, en su defecto, la absolución. Y mientras eso no llega, la libertad. Y si al final la Fiscalía pide penas por sedición y no por rebelión, que por favor nadie se engañe. Serán igualmente injustas.

No queremos ser moneda de cambio de ninguna negociació­n; no hicimos el 1-O para aprobar las cuentas del Estado

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain