Detenido un extremista republicano por las bombas de EE.UU.
La policía detiene a Cesar Sayoc como autor de los envíos de artefactos
Demasiado tarde. Cuando ayer los agentes taparon con una lona azul la furgoneta, las pegatinas que ilustraban sus ventanillas ya daban la vuelta al mundo y eran pasto de las redes sociales.
Las fotografías festejando al presidente Donald Trump –en una incluso se le ve delante de un tanque, con fuegos artificiales y la bandera–, acompañaban a otros stickers en los que Hillary Clinton, Barack y Michelle Obama, el cineasta Michael Moore o el analista Van Jones aparecen en medio del punto de mira.
Esa es la típica parafernalia de la extrema derecha conspirativa, en la que no faltaba el eslogan clásico de los mítines trumpistas: “CNN sucks”, esto es, “apesta”.
El propietario de ese vehículo responde al nombre de Cesar Sayoc jr., blanco de 56 años. Sus pegatinas hablan de quién es él.
Tras días de incertidumbre, el FBI detuvo a Sayoc en Florida como presunto autor de la oleada de paquetes bomba a personalidades demócratas, incluidos los presidentes Bill Clinton y Barack Obama, o relevantes progresistas como el filántropo George Soros y el actor Robert De Niro.
Al menos trece, todos los destinatarios bajo el denominador común de ser críticos con la gestión de Donald Trump y que este les haya señalado, después de que ayer se localizaran otros tres envíos: al senador Cory Booker, a la congresista Kamala Harris y a James Clapper, exdirector de la inteligencia nacional. A última hora se analizaba otro paquete remitido a California para el multimillonario Tom Steyer.
“Estos no son dispositivos de mentira”, subrayó Chris Wray, director del FBI. Su respuesta resonó. Los conspirativos han difundido que esto era una mentira, lo que denominan una “false flag” o bandera falsa, para perjudicar a los conservadores en la inminentes elecciones legislativas.
Este argumento pareció tener eco en el Twitter de Trump. Previo a la resolución del asunto, tuiteó que “los republicanos lo estamos haciendo muy bien y ahora sucede todo esto de las bombas, con lo que este momento se ralentiza al no hablarse de política”.
La detención se produjo en el aparcamiento de AutoZone, un establecimiento de Plantation (Florida), por temor a que su casa, en la ciudad de Aventura, tuviera explosivos preparados.
Sayoc, registrado en el Partido Republicano, cuenta con un largo historial de antecedentes penales. Había sido arrestado una docena de veces, por robo y otros delitos. En el 2002, disgustado con el servicio de una compañía eléctrica, amenazó con poner una bomba. Se declaró culpable y aceptó un año en condicional.
Nació en Nueva York, asistió a la Universidad en Carolina del Norte y se trasladó a Miami a finales de los ochenta. Ha dejado
CONTRA LOS CONSPIRATIVOS “Estos dispositivos no son de mentira”, dice el director del FBI, Chris Wray
MÁS AMENAZAS A DEMÓCRATAS Aparecen otros tres envíos a políticos y al exdirector de la inteligencia nacional
gran rastro en internet –a veces utililiza el alias de Cesar Altieri, su nombre intermedio–, donde es muy activo con cuentas en las que ensalza al presidente Trump –“el mejor de la historia”, le dedicó para felicitar su cumpleaños– y denigra a los demócratas. Aparece como el creador de sitios llamados “matar a Soros” o “matar a todos los socialistas”. Él era otro que iba a los mítines de Trump y gritaba “CNN sucks”.
De profesión sus negocios –como gerente de un club de striptease–, ha sido, según sus confesiones, culturista amateur, practicante de lucha libre, jugador de fútbol en Milán o bailarín. En el 2012 se declaró en bancarrota y aseguró que vivía con su madre.
“No sé por qué todos los objetivos son demócratas, pero parece partidista”, aceptó Jeff Sessions, fiscal general de EE.UU.
En su comparecencia explicó que el presunto autor afronta cinco delitos, entre los que figuran el envío ilegal de explosivos y amenazar a expresidentes. La posible pena ascendería a no menos de 58 años de cárcel. En la denuncia figura que Sayoc incorporó en cada paquete una foto del destinatario, marcado con una cruz, según han visto por rayos X.
“No sé si habrían detonado, pero todos contienen material que es potencialmente explosivo”, sostuvo Wray. El mecanismo se componía de un tubo de plástico de quince centímetros, un reloj, una batería o cables.
La investigación, que el director del FBI describió como algo de película “de Hollywood”, pero en la realidad, se precipitó al encontrar una huella en el sobre remitido a la congresista Maxine Waters, que coincidió con la de Sayoc. En otros dos envíos recogieron muestras de ADN que casaron con material de otra causa del mismo sospechoso.
Otros elementos que se recogen en la denuncia surgen a partir de la indagación en sus redes sociales. Los investigadores han detectado que los errores cometidos al escribir el nombre de los destinatarios también aparecían en los textos que colgaba en internet. También atacó a Soros y Obama justo al día siguiente de que se descubriera el primer explosivo, el que remitió al multimillonario y cabeza de turco de los teóricos conspirativos.
El presidente hizo una nueva demostración de su estilo pendular. Afectado de insomnio, sobre las tres de la madrugada emitió un tuit en el que arremetió contra la CNN porque “me culpan ridículamente de las bombas”.
Luego se supo de la carta para el senador Booker, interceptada en Florida, en el centro de distribución de Opa-locka y lugar clave para la investigación; de otra descubierta en el centro de distribución de la calle 52 de Manhattan –dirigida a Clapper, vía CNN–, y una en Sacramento (California) para la congresista Harris.
A primera hora de la tarde y resuelto el misterio, Trump aprovechó un acto con jóvenes negros republicanos para felicitar a su denostado FBI y a los diferentes cuerpos que han colaborado. “Nunca permitiremos que la violencia política eche raíces en EE.UU.”. Describió lo sucedido como “despreciables actos terroristas” y apeló “a la unidad”.
Al avanzar el acto se olvidó de esa voluntad y proclamó que él era la persona más atacada del mundo, por unos medios injustos. Los asistentes gritaron “fake news”, lo que él repitió, y “CNN sucks”, ante lo que sonrió.
LA INVESTIGACIÓN
El FBI obtuvo una huella de Sayoc y dos muestras de ADN que coincidieron