La Vanguardia

Todo comenzó en Sant Jordi

El candidato de la plataforma Barcelona Capital Europea, Manuel Valls, hace un repaso a su trayectori­a política y personal en un libro

- RAÚL MONTILLA Barcelona

Manuel Valls (Barcelona, 1962) celebró su cumpleaños, hasta que hizo los 20, en Horta. También allí celebró su primera comunión. El hijo del pintor Xavier Valls se presenta en el libro Barcelona, vuelvo a casa (Editorial Espasa) como alguien que no es ajeno a la ciudad de la que ahora quiere ser alcalde, que la ha vivido y forma parte de su esencia. Un libro que presentará en L’Auditori el lunes junto premio Nobel Mario Vargas Llosa y en el que repasa su trayectori­a política y expone sus creencias, si bien también se prodiga en hablar de su familia, con especial dedicación a su hermana Giovanna. Una historia, la de su candidatur­a pero también del libro, que comienza el día de Sant Jordi de este año tras recibir un mensaje de su madre en el móvil: “Fill meu, recorda, roda el món i torna al Born”.

Los veranos en Horta disfrutan de importante protagonis­mo en sus recuerdos de niñez y juventud. Veranos con amigos de la familia como Eduardo Mendoza y su hermana Cristina, Jaime del Valle-Inclán, Joan Brossa o Maria Aurèlia Campany, pero también Ricardo Bofill, Carles Sentís o Pasqual Maragall. La niñez de Valls son también viajes en un flamante Citroën dos caballos con una parada obligada en el mismo hostal cerca de Girona.

La luz de París también está presente en el libro: es la luz del taller con vistas al Sena en la que su padre se instaló en 1951 y en el que todavía vive su madre, Luisa Galfetti. Infancia de ciertas dificultad­es económicas. “Ser español en París no era ni de lejos lo que es ahora”, apunta Valls, que recuerda cómo una profesora le dijo que no se avergonzar­a de decir que su padre era pintor, pero de los de brocha gorda. Lo de artista no se lo creía. Luz del Sena que también ilumina sus inicios en política en el Partido Socialista Francés.

La influencia de Michel Rocard .El histórico dirigente socialista es una de las claves para llegar al pensamient­o político de Valls. El alcalda- ble por Barcelona hace también un extenso repaso a su experienci­a en política local, que reivindica, y cuyo relato comienza cuando fue concejal de Agenteuil. “No importa si hace mucho o poco que resides en una ciudad, lo que de verdad importa es pisarla todos los días y ser capaz de detectar lo que quieren y necesitan los ciudadanos”. Y sigue después cuando se convierte en alcalde de Évry. Valls defiende una firme apuesta por la cultura, por la educación, la seguridad y también por la economía: la búsqueda de alianzas.

Las acusacione­s de racismo, explica Valls, fueron algo que “verdaderam­ente difícil de sobrelleva­r”. El político combate esa imagen en su biografía, que rechaza con anécdotas e historias de cuándo era político local. No elude las polémicas en las que se vio envuelto cuando fue ministro del Interior. ¿Se acuerdan de la expulsión de una niña kosovar de 15 años y su familia?

La obsesión: el terrorismo. “Entré en las oficinas en las que aún se encontraba­n los cuerpos de las víctimas. Sin duda, aquella imagen es la más dura de las que he visto en mi vida (...) decidí entrar porque los fallecidos no sólo eran compatriot­as, sino, además amigos o conocidos y también porque deseaba conocer con qué nos enfrentába­mos”, relata Valls. Las oficinas son las del Charlie Hebdo. El terrorismo, la lucha contra él y su previsión disfrutan también de protagonis­mo en el libro. Valls era primer ministro francés durante el ataque al semanario y la matanza del Bataclán.

Jospin, Obama, Sánchez, Merkel y... Giovanna. En la biografía aparecen muchos nombres, muchas vivencias. Personalid­ades que ha tratado, políticos con los que ha vivido situacione­s bien diferentes. Pero quizás uno de los nombres propios que más aparece es el de su hermana Giovanna, “pieza clave” en su vida. “Los dos tuvimos las mismas oportunida­des y crecimos compartien­do muchas cosas (...). Por desgracia, Giovanna tuvo que marcharse de París porque cayó en las garras de la droga”. Ensalza su valor y su fortaleza. Aplaude también su tesón.

Y la idea de Barcelona. Aunque aparezca incluso que en el jardín de Matignon –residencia del primer ministro francés– está enterrado uno de sus perros, Homero, el libro, como no puede ser de otra manera , es también un avance de la Barcelona que propone Valls. No es un programa: este se elaborará a partir de ahora. Aunque ya se apuntan ideas, algunas destacable por diferente. Por ejemplo, la de una ciudad sin complejos en la que se pueda dar un nuevo renacimien­to urbanístic­o.

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ARCHIVO PERSONAL DE MANUEL VALLS El jardín de Barcelona La casa familiar de Horta es el símbolo tangible de la conexión de Valls con la ciudad que quiere gobernar.La familia. El alcaldable reivindica a su familia que ubica en el centro de su vida. En esta imagen junto a sus padres y hermana en París.
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