La corona pesa y las modas pasan
Curioso un mundo en el que las reinas jóvenes se esfuerzan por competir en la liga de las estrellas, con rutilantes estilismos y permanente cuidado de la imagen, y las reinas mayores, sin concesión a la galería, son los auténticos iconos monárquicos. Esta semana, mientras Meghan Markle
paseaba embarazo por los mares del Sur, la abuela de su marido, Isabel II, recibía en Buckingham a Guillermo y Máxima de Holanda.
Las mujeres lucían tiaras históricas en un despliegue nunca visto en palacio, sobre todo Máxima coronada con brillante de 40 quilates, aunque nada en ella parece excesivo. Puede con todo. No es el caso de la duquesa de Sussex que el jueves apareció en Tonga con un vestido rojo del que colgaba la etiqueta con el precio, la composición en varios idiomas y la marca: Self Potrait. Fallo de protocolo, no, fallo de la doncella
Es imposible que eso le llegara a pasar a Isabel II, de 92 años, puesto que todo su vestuario es obra de un taller de costura donde cada año, además de actualizar los conjuntos de la temporada anterior, le confeccionan algunos nuevos. El estilo de la soberana británica es de sota, caballo y rey. Vestidos lisos o estampados que usa a cuerpo, en actos de interior, o debajo de un abrigo, conjuntado con el sombrero, en el exterior y, por supuesto, nada de firmas fashion, ni marcas de moda: tiene su propio estilo. La reina Sofía, que el próximo viernes cumple 80 años, tampoco se deja llevar por las modas, fiel siempre a sus trajes chaqueta de Margarita Nuez que también manda actualizar de vez en cuando.
Resulta que dos reinas titulares como Isabel II y Margarita de Dinamarca (con sus excesivos trajes en tafetán rosa) y como la reina Sofía, tanto como consorte como de emérita, siguen concitando consenso y admiración a pesar de no haber seguido nunca la moda. La nueva generación de reinas consortes (de momento no hay ninguna titular) se empeña en aparecer en público como si fueran actrices en la alfombra roja y algunas, como Rania de Jordania, han conseguido desfigurarse la cara a base de cirugía. La reina Letizia tiene un amplio abanico estilístico: pasa de un sobrio vestido negro de Emporio Armani, junto al que destacan las pulseras gemelas de Cartier, a un lucir un vestido joya del siempre excesivo Felipe Varela. Un día se atreve con un vestido escotado de Carolina Herrera y, al día siguiente, se viste con un recatado modelo rojo de Hugo Boss adornándose con collar de perlas con el que se daba un aire institutriz. Demasiados cambios.