Victoria Sandino
Victoria Sandino, excomandante de las FARC y senadora de Colombia
SENADORA COLOMBIANA
La excomandante de las FARC Victoria Sandino (53) fue la única mujer en el equipo negociador de la guerrilla en el acuerdo de paz, a punto de cumplir dos años.
Hoy senadora, Sandino subraya el compromiso de las FARC con la paz.
Victoria Sandino, excomandante de las FARC, fue la única mujer en el equipo negociador de la guerrilla para el acuerdo de paz, de cuya firma en La Habana se cumplen dos años en noviembre. Es una figura controvertida: su lucha feminista en el seno de las FARC contrasta con las acusaciones de connivencia con abortos forzados y violaciones que le han lanzado exguerrilleras críticas.
Sandino es hoy senadora –uno de los 10 cargos en el Congreso por cuota– y se sienta en la misma comisión que el expresidente Álvaro Uribe, bestia negra de las FARC. Cuenta que la llama “senadora Victoria” aunque se dirijan poco la palabra, si bien destaca que él se muestra menos agresivo que sus compañeros de partido. Sandino visitó Barcelona hace unas semanas invitada por la Taula Catalana per la Pau i els Drets Humans a Colòmbia.
¿Peligra el proceso de paz en Colombia? Atraviesa un momento de crisis por los incumplimientos sistemáticos no sólo por el Gobierno actual sino especialmente por el presidente Santos, que tuvo voluntad para lograr el acuerdo pero no para implementarlo. En Colombia se ha parado la confrontación armada pero no ha ocurrido lo mismo con el asesinato de líderes y lideresas sociales. Desde la firma del acuerdo, más de 300 líderes han sido asesinados, así como 90 exguerrilleros de las FARC. Y tenemos seis desaparecidos. Son cifras que prenden las alarmas.
¿Si continúan esas matanzas, las FARC podrían plantearse volver a las armas? Después de más de 60 años de confrontación armada, por primera vez tuvimos la esperanza de alcanzar la paz con un acuerdo de carácter estructural. El peligro es que la esperanza fracase. Ahora bien, que volvamos a las armas como FARC, no. Hay un compromiso muy fuerte de la militancia en construir la paz. Lo que sucede es que, como el Gobierno no cumple los puntos del acuerdo, especialmente en reincorporación, mucha gente nuestra se ha ido a otros lugares del territorio. Hay información de los órganos de seguridad del Estado de que supuestamente muchos se han ido a las disidencias, cosa de la cual nosotros no tenemos la certeza. Lo que sí sabemos es que como el Gobierno no ha dado tierra, la gente ha tenido que trasladarse para buscar trabajo.
Iván Márquez, número 2, está en paradero desconocido. ¿Está en Venezuela? Ninguno de los exintegrantes de las FARC tenemos restricción de movilidad en el territorio ni para salir del país. Algunos se han ido de los espacios donde se encontraban, pero creo que todos están en Colombia. La decisión que han tomado es producto de la persecución y la inseguridad jurídica que sufrimos. No sólo 300 de nuestros compañeros siguen en la cárcel sino que han venido apresando a muchos, como a Jesús Santrich, uno de los principales arquitectos del acuerdo de paz. En esa misma dirección va el caso con Iván. A pesar de que el fiscal general ha dicho que no tiene proceso con Iván, no confiamos en él. Es una persona que ha atacado sin cesar el proceso de paz y no ha esclarecido el asesinato de líderes sociales y nuestro personal, hay 100% de impunidad.
¿Ha hablado con Márquez?
No. Pero lo importante es que él ha enviado una comunicación al Congreso donde mantiene su voluntad de paz y su compromiso con el acuerdo. Eso nos da la certeza de que no está en disidencia. Creo que está esperando tener la garantía de que no va a ser capturado ni extraditado a EE.UU., porque nadie firma un tratado de paz para terminar en una cárcel.
Las FARC tuvieron un pésimo resultado en las elecciones y ganó Iván Duque, azote del acuerdo. ¿Qué autocrítica hacen?
Colombia está dirigida desde hace años por la derecha más conservadora y militarista. Duque no es nada distinto. Santos ya fue ministro de Uribe. Pero gracias al acuerdo, Colombia transita una opción distinta. Por primera vez la izquierda estuvo cerca de lograr la presidencia. Sobre los pocos votos que obtuvimos, por eso pactamos la cuota de 10 representantes en el Congreso por dos periodos. Hace mucho que este es un país polarizado. Se nos ha satanizado, durante mucho tiempo se mostró que somos los malos, los asesinos, los terroristas, y mucho de eso está en el imaginario de la gente. Además tuvimos muchas dificultades para participar en la campaña, se nos restringió la financiación, y no nos pudimos mover en los territorios ni hablar con la gente. No podíamos esperar mejores resultados.
Exguerrilleras han denunciado abortos forzados en las FARC, violaciones y hasta esclavitud sexual. Algunas la han acusado a usted de encubrirlo. ¿Qué hay de cierto?
Imagínese qué absurdo decir que yo, que me considero una feminista, haya apoyado este tipo de prácticas. Por el contrario, parte de mi labor estuvo encaminada a la formación política, al impulso de nuestros derechos, a promover nuestra participación efectiva en la organización. En las FARC la violencia sexual era castigada con la pena máxima. ¿Si ocurrió? Si existía la norma será porque podía presentarse. Pero el castigo era severo.
¿Y los abortos eran habituales?
La maternidad no era compatible con la guerra. La mujer embarazada debía salir de la organización para tener su hijo o elegir una interrupción voluntaria. Era una conquista, nuestro derecho a decidir si teníamos hijos. Yo decidí no tenerlos. De las 2.647 mujeres de las FARC, la mayoría tuvo. Muchas luchan hoy por recuperar a sus hijos, que dejaron con familia o amigos para reincorporarse a filas. A otras se los arrebataron. La fiscalía las acusa hoy de abandono. No digo que algún jefe no haya podido obligar a una mujer a abortar, pero esa no era la política de las FARC.
AMENAZAS
“Más de 300 líderes sociales y 90 exguerrilleros han sido asesinados desde el acuerdo, hay un 100% de impunidad”