Alex Cora
TÉCNICO DE BOSTON RED SOX
Alex Cora (43), cuya capacidad para manejar un colectivo generaba desconfianza, ha acabado ganándose a los jugadores y a los aficionados de los Boston Red Sox, que ahora celebran su cuarto título de las series mundiales desde el 2004.
Apesar de que los aficionados del Real Madrid se sientan ahora en la miseria, tal vez les consuele saber que siempre hay otros a lo que aún les va peor. Los merengues todavía están en octubre y disponen de tiempo para soñar en la próxima primavera.
Pero a los fans de los Yankees, la escuadra más triunfal en el béisbol estadounidense, sólo les queda aquella vieja letanía culé: “Este año, tampoco”.
Los hinchas de los bombarderos del Bronx, que son mayoría en la Gran Manzana y mucho más allá, no tienen donde meterse.
Pólvora mojada. Desde el 2009, que es como una eternidad para los adictos a la victoria (cuentan con 27 títulos en sus vitrinas), no saben lo que es levantar el gran trofeo. Y eso no es ni siquiera lo peor.
Si se les pregunta de qué equipo son, por lo general responden con un sarcasmo: “De cualquiera que juegue contra los Red Sox”.
Los Red Sox, los de Boston, el menos apreciado –por decirlo suave, sin ánimo de buscar pelea– entre los seguidores Yankees, no sólo han ganado sin despeinarse las series mundiales, que es como aquí se denomina a la “liga de pelota”, sino que incluso discuten a los neoyorquinos el título honorífico de ser el mejor conjunto de la historia.
El domingo por la noche, en Los Ángeles, frente a los Dodgers, otros que van por ahí con el quiero y no puedo, los bostonianos culminaron una temporada de leyenda. Arrancaron el curso hace siete meses con la aureola de contar con el mayor presupuesto. Esto no es garantía de nada. Hay que remontarse al 2009, a aquella otra formación mítica del Bronx, para dar con el dato de que el club con mejor nómina se lleva el gato al agua.
Y han hallado un lugar en el panteón de los más grandes. El 31 de marzo se situaron en el primer lugar de su conferencia, la misma que la de los Yankees. Había terminado el tercer partido de la temporada y prácticamente ya no dejaron el trono. De 187 días que se prolonga la temporada regular, en 173 han ocupado el liderazgo. En su liga y en el conjunto de las cuatro. Al llegar el verano, los del Bronx confiaban en que llegaría la típica crisis y que los bostonianos se hundirían. Los Yankees estaban desarrollando una de sus mejores sesiones. Pero los Red Sox no perdieron comba.
Tuvieron 108 victorias, lo que combinado con las once en los playoffs, les sitúan en 119. Esto les coloca en el cuarto lugar total, aunque, en esta época de mayor igualdad, hay quien sostiene que están casi al nivel de los Yankees de 1998, referencia absoluta.
En el punto crítico se encontraba su entrenador,
UNA FORTALEZA
Los de Massachusetts han sido los mejores casi desde el inicio y se llevan el cuarto título desde el 2004
El equipo de béisbol de Boston gana
las series mundiales (es decir, la liga de EE.UU.) con un juego que le coloca en el panteón de los mejores
UN HISPANO QUE HACE HISTORIA
El entrenador Alex Cora es el primer hispanoamericano que logra ganar en su primer año
el novato Alex Cora. Había desconfianza sobre su capacidad para manejar el colectivo. Hoy es un ídolo. Cora, nacido en Puerto Rico, es el segundo mánager con cuna en la otra América que consigue tocar la máxima cima. El otro fue el venezolano Oddie Guillén. La diferencia es que Cora lo ha logrado a la primera. Además, su estilo ha causado sensación. Su forma de trabajar se define por su creencia en sus jugadores. Ha destilado confianza en ellos, ha incidido en sus tácticas de ataque forjadas en la relación con sus peloteros y ha mezclado las estadísticas con el toque humano.
Un ejemplo de ese manejo lo representa el pitcher zurdo David Price. Los aficionados de los Yankees se reían de él. Decían que no había ganado un partido en varias apariciones en los playoffs. A los bombarderos los pasó por la piedra y en la serie final con los Dodgers ha sido decisivo.
Este choque, que se ha resuelto en cinco partidos sin llegar al límite de siete, ha dejado también el encuentro más largo al margen de la temporada regular.
El tercer encuentro se prolongó 18 entradas (por nueve de uno regular) hasta que se rompió el empate a dos. Un total de siete horas y veinte minutos, que acabó con la derrota de los visitantes bostonianos. Ya en el vestuario, Cora se dirigió a sus jugadores, abatidos tras ese enorme esfuerzo (la eliminatoria quedaba 2-1 a su favor). “Escuchadme, hemos jugado uno de los mejores partidos de la historia de los Campeonatos Mundiales. La manera en la que habéis competido es algo que a todos nos debe hacer sentir orgullosos. Esta noche habéis demostrado que somos un gran equipo”.
Aseguran que hubo lágrimas. Pero resultaron ser una bendición. Se llevaron los dos partidos siguientes y rubricaron el cuarto título desde el 2004. A ver quién se acuerda de los 86 años de sequía anterior.