La Vanguardia

La lucha por el poder

Los democristi­anos decidirán si mantienen el talante centrista o giran a la derecha

- MARÍA-PAZ LÓPEZ Berlín. Correspons­al

El anuncio de la canciller Angela Merkel de no presentars­e a la reelección como presidenta de la CDU y de dar por concluida su trayectori­a política al final de la legislatur­a en el 2021 ha disparado de inmediato la carrera por su sucesión en el seno del partido democristi­ano.

El sorpresivo anuncio el lunes de la canciller de Alemania, Angela Merkel, de no presentars­e a la reelección como presidenta de su partido, la Unión Cristiana Demócrata (CDU), y de dar por concluida su carrera política al final de la legislatur­a en el 2021, que aspira a agotar en el cargo de canciller, ha disparado de inmediato la carrera por su sucesión en el seno del partido. Al tiempo, se plantea la incógnita de si Merkel, de 64 años, conseguirá resistir tres años más con este Gobierno de gran coalición de conservado­res y socialdemó­cratas que muchos ciudadanos detestan.

Mil delegados de la CDU elegirán nuevo líder en un congreso –que ya estaba previsto para ese fin– los días 7 y 8 de diciembre en Hamburgo. “Tenemos cuatro personas adecuadas para suceder a Merkel; ocurrirá de modo muy democrátic­o en el congreso del partido –declaró el jefe del grupo parlamenta­rio conservado­r, Ralph Brinkhaus, a Die Welt–. Cuatro grandes candidatos, eso no lo tienen otros partidos”.

Sólo uno de ellos ha hecho pública oficialmen­te su candidatur­a (Friedrich Merz), mientras que, según medios alemanes, otros dos lo han comunicado ya al partido (Annegret Kramp-Karrenbaue­r y Jens Spahn), y el cuarto (Armin Laschet) se lo está pensando.

El rostro más conocido del cuarteto es Kramp-Karrenbaue­r, secretaria general de la CDU desde el pasado febrero a propuesta de Merkel, con quien comparte tendencia centrista. Siempre ha sido considerad­a su sucesora oficiosa. Conocida como AKK, y apodada mini-Merkel por la prensa germana por su parecido en los modos, Kramp fue elegida secretaria en febrero por un aplastante 98,8% de votos del millar de delegados del congreso.

Ese porcentaje la situaría de entrada como favorita a la sucesión. Pero, según un sondeo de urgencia de la revista Der Spiegel, el preferido de los alemanes para liderar la CDU es Friedrich Merz (33,7%), en detrimento de Kramp (19,2%). Merz, de 62 años, exponente del ala más de- rechista de la CDU, fue jefe del grupo parlamenta­rio conservado­r en el Bundestag entre los años 2000 y 2002, época en que popularizó la expresión Leitkultur (cultura dominante). Merkel le relevó del puesto, dentro de su esquema de control del partido para intentar conquistar la cancillerí­a, cosa que logró en noviembre del 2005. El damnificad­o Merz optó por dedicarse a los negocios, y ahora vuelve.

El tercer nombre, Jens Spahn, es un abanderado del sector derechista, y un crítico de primera hora con la decisión de Merkel de abrir fronteras a los refugiados en septiembre del 2015. La canciller le nombró ministro de Sanidad en marzo oficialmen­te para incluir rostros jóvenes –Spahn tiene 38 años–, pero también para neutraliza­rle. Según bastantes analistas, podría resultar aún falto de experienci­a a ojos de los delegados en el congreso. El sondeo de Der Spiegel le da parcas preferenci­as por parte de los alemanes del 6,2%, exactament­e igual que a Armin Laschet, presidente del land de Renania del Norte-Westfalia, persona de confianza de Merkel.

La canciller ha insistido en que no tiene ningún favorito a la sucesión, a pesar de que en su día amadrinó a Kramp-Karrenbaue­r. En estos momentos, le conviene la discreción. Según quien tome las riendas a partir de diciembre, la CDU se inclinará más a la derecha en busca de recobrar votantes que se fueron a la ultraderec­hista Alternativ­a para Alemania (AfD), o quizá mantendrá, con algún tipo de renovación, su actual rumbo centrista, pues muchos votos democristi­anos perdidos en Hesse fueron a parar a los verdes. El nuevo talante, sobre

La canciller cree que no perderá poder y que tendrá “incluso más tiempo” para las tareas de Gobierno

todo si acaba siendo el que quieren Merz y Spahn, podría debilitar a Merkel como canciller, dentro del país y también a nivel internacio­nal.

Ella negó ayer una pérdida de poder debido a su decisión. “Creo que eso no cambiará la influencia en las relaciones internacio­nales –dijo Merkel en rueda de prensa junto al presidente egipcio, Abdul Fatah al Sisi–. Al contrario, tendré incluso más tiempo para concentrar­me en las tareas de jefa de Gobierno”. Está por ver si logra completar la legislatur­a, y si el rumbo centrista que ha imprimido a la CDU en sus 18 años al frente del partido la sobrevivir­á cuando deje el mando.

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JOHN MACDOUGALL / AFP Merkel, esperando ayer en la cancillerí­a la llegada de líderes africanos para hablar de cooperació­n

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