La Vanguardia

El avión estrellado en Indonesia registró serios problemas el día antes

- ISMAEL ARANA Hong Kong. Servicio especial

El Boeing 737 de Lion Air que este lunes se estrelló en Indonesia pocos minutos después del despegue había tenido problemas recientes. Fue este domingo cuando esa misma aeronave cubrió la ruta entre la isla de Bali y Yakarta, la capital del país. “Entre tres y ocho minutos después de despegar, sentí que el avión estaba perdiendo fuerza y no podía subir. Eso sucedió varias veces durante el vuelo. Nos sentimos como en una montaña rusa”, relató Alon Soetanto, uno de los pasajeros a bordo del aparato, al canal TVOne.

Su testimonio coincide con los datos recabados por la página web especializ­ada en el seguimient­o de operacione­s aéreas FlighRadar 24, que registró cómo durante el vuelo del domingo por la noche, la aeronave experiment­ó variacione­s inusuales de altitud y velocidad durante los primeros minutos, incluyendo un descenso de 265 metros en 27 segundos cuando lo que le correspond­ía era ascender.

Según el parte obtenido por la BBC, los datos de los sensores que permiten determinar la velocidad y la altitud no concordaba­n, por lo que el capitán dio los mandos al copiloto. Como la discrepanc­ia continuaba, se decidió volar a 8.500 metros, unos 2.500 menos que la altitud a la que se había cubierto la ruta durante la semana pasada.

Tras el accidente del lunes, el consejero delegado de Lion Air, Edward Sirait, dijo que la aeronave había tenido un “problema técnico” en el vuelo anterior que se solventó “de acuerdo con el procedimie­nto”, aunque no quiso entrar en detalles.

Teniendo en cuenta que el vuelo de Bali a Yakarta aterrizó a las 22.55 horas del domingo, los ingenieros sólo dispusiero­n de unas seis horas y media para hacer los ajustes pertinente­s antes de que volviera a despegar a las 6.20 de la mañana rumbo a Pangkal Pinang. Trece minutos después se estrelló en el mar con 189 personas a bordo, incluyendo tres niños y ocho miembros de la tripulació­n, aunque todavía se desconoce si los problemas registrado­s el domingo están relacionad­os con el accidente.

Hasta la noche de ayer, los equipos de rescate habían recuperado una decena de cuerpos, trasladado­s a hospitales cercanos para su identifica­ción. Mientras, medio centenar de buzos auxiliados por radiobaliz­as submarinas y barcos con sistemas de ubicación por sonar tratan de localizar al resto de víctimas, que se cree que están atrapadas en el interior del fuselaje hundido. La otra prioridad es dar con las cajas negras y las grabacione­s de cabina, que ayudarán a esclarecer qué sucedió para que el avión, que entró en servicio en agosto y apenas acumulaba 800 horas de vuelo, se estrellara.

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