La Vanguardia

Unipost pide a la Generalita­t que diga si le debe dinero por el 1-O

La administra­ción concursal valora en 95.000 euros el envío de 45.000 cartas

- LALO AGUSTINA

La presunta malversaci­ón de fondos del Govern por el referéndum del 1 de octubre del 2017 sigue siendo etérea. El despacho de abogados Jausas, administra­dor concursal de Unipost –en liquidació­n–, envió ayer un requerimie­nto a la Generalita­t para que le diga si le consta en su contabilid­ad trabajos pendientes de facturar o facturas aún no pagadas al operador postal relacionad­as con el 1-O.

En concreto, Jausas solicitó a los departamen­tos de Cultura, Salut, Treball, Presidènci­a y Vicepresid­ència “las órdenes de pedido, albaranes, facturas, anulación de facturas, abonos o cualquier documentac­ión contable relativa” a las seis facturas por valor de casi un millón de euros que forman parte del grueso de la causa por presunta malversaci­ón que instruye el juzgado de instrucció­n 13 de Barcelona y que también forma parte del sumario del Tribunal Supremo. El despacho, que tiene la obligación de velar por los intereses de los acreedores y accionista­s de Unipost, ha dado 72 horas de plazo a la Generalita­t para que responda.

El celo de Jausas por esclarecer el asunto se debe –además del ejercicio de su función como liquidador de Unipost– a la presión a la que le está sometiendo el juez, que el pasado agosto requirió al despacho para que verificase la existencia de las cinco facturas que la Guardia Civil encontró en uno de los registros practicado­s a Unipost.

A partir de esa fecha, el despacho y el juzgado se han cruzado papeles y hasta se ha producido la declaració­n de la administra­dora concursal en calidad de testigo. Todo para tratar de dilucidar si hay base para la malversaci­ón. En septiembre, Jausas contestó al juez y dijo que, en efecto, las cinco facturas existían, pero que habían sido creadas y anuladas el mismo día, el 7 de septiembre del 2017, tal como constaba en el registro de SAP –el sistema informátic­o– al que accedió el despacho por medio de la empresa 3Hold, la firma en la que Unipost tenía subcontrat­ada la gestión de facturas. Al ser facturas anuladas, no se podía reclamar pago alguno.

Sin embargo, la Guardia Civil encontró un rastro en el portal de proveedore­s de la Generalita­t según el cual alguien utilizando el nombre de usuario de Pablo Raventós, exconsejer­o delegado de Unipost, reclamó el 18 de septiembre del 2017 el cobro de una de las citadas facturas por 197.000 euros. Fue entonces cuando el juez pidió a Jausas que resolviera la contradicc­ión entre el hecho de que una factura estuviera anulada y se reclamara su pago. Jausas respondió que no tenía respuesta para eso.

Como para otras aparentes incongruen­cias. Por ejemplo, ¿por qué se crearon y anularon facturas en el mismo día? Nadie lo sabe. Las investigac­iones de la Guardia Civil se dirigieron entonces a la identidad del usuario mromero, el que creó y anuló las facturas. Pero la pista también resultó ser falsa. La titular de esa cuenta de SAP abanbuscar donó la empresa en marzo del 2016. No pudo ser ella. ¿Quién la usó, entonces? En el 2017, cuando Unipost ya languidecí­a, se contrató a S2G Si, una filial de la consultora Deloitte especializ­ada en outsourcin­g. La persona que usó esa cuenta –M. A. P.– ya ha prestado declaració­n ante la Guardia Civil.

Dos días después de la declaració­n de la administra­dora de Jausas ante la Guardia Civil, los investigad­ores volvieron a 3Hold para informació­n sobre una sexta factura de Unipost, derivada de dos anteriores ya anuladas, por importe de 197.000 euros. Según la investigac­ión, esta factura no está anulada, pero consta un abono en favor de la Generalita­t por el mismo importe. Por lo tanto, tampoco cabe reclamar su pago.

Las declaracio­nes de Pablo Raventós y otros directivos no han ayudado a esclarecer los hechos o a apuntalar la presunta malversaci­ón. Al contrario. Raventós aseguró que la reclamació­n del pago efectuada en septiembre del 2017 se debió a un error. Y niega también trabajos específico­s a la Generalita­t por el referéndum ni que deba nada a Unipost.

Al margen de las facturas emitidas y anuladas, los investigad­ores sólo cuentan para intentar sustentar el delito de malversaci­ón con las cajas con 45.000 cartas encontrada­s en registros realizados en dependenci­as de Unipost en Terrassa y Manresa justo antes del referéndum. La administra­ción concursal calcula que, si el trabajo de enviar esas cartas se realizara costaría unos 95.000 euros. Es lo más concreto que, a día de hoy, puede acercarse a la malversaci­ón que buscan los investigad­ores.

PLAZO DE TRES DÍAS

El requerimie­nto a las cinco conselleri­es busca la confirmaci­ón de que no hay impagos

MALVERSACI­ÓN EN DUDA

La empresa emitió y anuló facturas, pero la investigac­ión dice que hay una sin cancelar

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AFP Cartas intervenid­as por la Guardia Civil en un registro a Unipost días antes del referéndum del 1-O

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