Suspenso a los parkings de las estaciones de tren
El RACC pide actuaciones urgentes para modernizarlos antes de la entrada en vigor de las restricciones de acceso a Barcelona
Los aparcamientos disuasorios en las estaciones de tren del entorno metropolitano son uno de los elementos que deben convencer a los conductores para dejar el coche aparcado fuera de Barcelona y acceder a la capital en transporte público. La prueba de fuego serán las restricciones permanentes a los vehículos más contaminantes a partir del 2020, cuando unos 100.000 vehículos sin etiqueta ambiental que actualmente circulan por dentro de la capital catalana se verán obligados a buscar alternativas.
El resultado de una auditoría realizada por el RACC a diez aparcamientos de estaciones de la región metropolitana no es nada halagüeño. “No están preparados para dar servicio los días de restricciones”, resume el presidente del RACC, Josep Mateu. De los diez parkings denominados park & ride analizados por el club automovilístico, siete suspenden en cuanto a la infraestructura, así como en los accesos y la conexión a pie desde el parking hasta la estación de tren.
“Urge un plan de mejora en el que las administraciones definan los más críticos y con mayor potencial para adaptarlos en diferentes aspectos y facilitar así la intermodalidad a corto plazo”, indica el director de la fundación RACC, Lluís Puerto. Uno de estos estacionamientos de alto potencial sería el de Castellbisbal, que en el estudio obtiene la peor nota y, en cambio, por su ubicación y espacio, podría ser uno de los más útiles para los usuarios.
No es sólo que haya pocos ( la mitad de las 127 estaciones de la región metropolitana tienen aparcamiento), sino además que los existentes suman más deficiencias que aciertos. Destacan la mala señalización para llegar a ellos desde las vías de alta capacidad más cercanas, la falta de información sobre el estado de ocupación en tiempo real y la deficiente accesibilidad en bicicleta en aquellas estaciones alejadas de la trama urbana. También se deben mejorar los sistemas de control y vigilancia y la iluminación y controlar la indisciplina en el estacionamiento. Además, suspenden por la inexistencia de itinerarios seguros en el interior para los peatones.
Mientras que Montcada i Reixac, Barberà del Vallès, Martorell, Badalona, Terrassa Est y Mataró suspenden, los únicos tres lugares analizados que obtienen un aprobado justo en la auditoría del RACC son el de Vilanova i la Geltrú, Castelldefels y Sant Joan Despí. Los dos últimos son el escenario de una prueba piloto del Àrea Metropolitana de Barcelona (AMB) mediante la cual se ofrece aparcamiento gratuito siempre y cuando se demuestre el uso del tren mediante una aplicación móvil. Desde su puesta en marcha en febrero cuenta con 952 usuarios activos en Castelldefels y 437 en Sant Joan Despí. El sistema se extenderá próximamente a Sant Boi de Llobregat, Sant Just Desvern, Gavà, Barberà del Vallès y El Papiol.
Aunque hay algunos aparcamientos que son titularidad de Renfe o Adif, la mayoría se encuentran en terrenos municipales. Por eso el RACC insta al AMB a asumir el complicado reto de desarrollar una buena red de aparcamientos disuasorios en el entorno de Barcelona. “Basta con pasar por La Floresta y ver el bosque lleno de coches porque no hay sitio para dejarlos y la gente quiere acceder al centro de Barcelona en tren”, ejemplifica Mateu, que califica la imagen de “tercermundista”.
La Generalitat trabajó hace años en un plan director urbanístico para construir nuevos estacionamientos y adaptar espacios ya existentes como pueden ser los aparcamientos de los centros comerciales, pero el tiempo ha pasado y el proyecto ha quedado aparcado.
Una aplicación móvil del Àrea Metropolitana marca el camino, aunque aún funciona sólo en dos ciudades