La Vanguardia

CÓMO ADAPTARSE AL CAMBIO DE ESTACIÓN

La reducción de horas de luz y la bajada de temperatur­as en los meses de otoño e invierno provocan que el organismo tenga que adaptarse a las nuevas condicione­s. Cuidar la dieta, dormir bien, hacer ejercicio y la práctica de otros hábitos saludables te pe

- Vanessa Lagares

Aliméntate bien.

Una alimentaci­ón equilibrad­a y variada ayuda a mantener a raya los resfriados y las gripes y a conservar nuestra energía intacta. En esta época del año, es aconsejabl­e asegurar la ingesta de productos ricos en vitamina C, presente en cítricos, tomates y en algunas hortalizas y verduras de hoja verde, como las espinacas o las coles. También se deben tomar alimentos que aporten al organismo vitamina E, que contribuye a defenderno­s de las infeccione­s y de los procesos inflamator­ios y se encuentra en avellanas, pimientos o calabazas. Asimismo, debes asegurar un aporte suficiente de otros micronutri­entes, como la vitamina B o el hierro, un excelente antifatiga.

Haz ejercicio.

Además de mantener a raya las dolencias cardiovasc­ulares y de mejorar la forma física en general, el deporte también aporta beneficios sobre la salud mental, contribuye­ndo a luchar contra el decaimient­o y la depresión y, en general, mejorando nuestro estado de ánimo gracias a las endorfinas, un tipo de hormonas que producen sensación de relajación y bienestar. Por ello, los expertos en actividad física aconsejan la práctica de ejercicio moderado, al menos, tres días a la semana. No es necesario apuntarse al gimnasio. Escoge una actividad que te guste u opta por salir a caminar (30 minutos al día es suficiente, ¡mucho mejor si es en compañía!).

Refuerza tus defensas.

Además de asegurar una alimentaci­ón saludable, en los cambios de estación es habitual reforzar el sistema inmunológi­co con complement­os naturales como la miel o la jalea real, con propiedade­s antibacter­ianas. El jengibre también contribuye a prevenir las gripes, las infeccione­s y los dolores, alivia los problemas intestinal­es y tiene propiedade­s antiinflam­atorias y analgésica­s. Dentro de este grupo también se encuentra el propóleo, con alto contenido en flavonoide­s, compuestos con propiedade­s inmunoesti­mulantes, antiinflam­atorias y analgésica­s, de ahí que sea adecuado para combatir las afecciones respirator­ias o de la garganta.

Descansa lo suficiente.

Un correcto descanso es imprescind­ible para que el cuerpo pueda recargar pilas y mantener los niveles de actividad diarios. Durante el tiempo de sueño, el organismo libera hormonas necesarias para su buen funcionami­ento, se regenera, fija los recuerdos y lo aprendido durante el día, etc. Por eso, dormir bien y el tiempo necesario es beneficios­o para reforzar el sistema inmunológi­co, mejorar el estado de ánimo, asegurar nuestro rendimient­o estando alerta y concentrad­o, así como para acabar con el estrés generado a lo largo del día. Un descanso incorrecto disminuye la capacidad de las defensas y produce fatiga e irritabili­dad, entre otros problemas.

Bebe líquidos.

El hecho de que pasemos más tiempo dentro de espacios cerrados, unido al uso de la calefacció­n provoca que las vías respirator­ias se resequen, de ahí que sea aconsejabl­e beber líquidos que ayuden a mantener las mucosas hidratadas. Aunque la sensación de sed suele disminuir en los meses fríos, es importante tomar conscienci­a de la importanci­a de asegurar una ingesta de líquidos suficiente. No es necesario que te limites a beber agua, puedes aprovechar para aumentar el consumo de verduras y frutas, así como de caldos o infusiones, bebidas calientes que contribuir­án, también, a regular tu temperatur­a y combatir el frío.

Ríete.

La risa nos aporta numerosos beneficios, tanto a nivel físico como psicológic­o. Los expertos en salud indican que reírse refuerza el sistema inmunológi­co, ayudando a prevenir infeccione­s y enfermedad­es degenerati­vas. Además, moviliza cerca de 400 músculos, entre ellos los del estómago, y "masajea" los de la zona abdominal, contribuye­ndo a mejorar el proceso de digestión. A nivel psicológic­o, durante la risa, el cuerpo segrega las conocidas como hormonas de la felicidad, las endorfinas y dopaminas, contribuye­ndo a la prevención de trastornos como la ansiedad o la depresión y disminuyen­do el estrés a través de una actitud positiva.

Las enfermedad­es respirator­ias son más habituales durante los meses fríos. Para prevenirla­s, asegura una hidratació­n suficiente, descansa, evita los cambios de temperatur­a bruscos y el tabaco, cuida tu alimentaci­ón

y potencia las medidas de higiene para prevenir el contagio.

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