Nicole Kidman habla de la relación que tiene con sus hijos
El nuevo papel de la actriz en ‘Boy erased’ tiene paralelismos con su vida con Tom Cruise
Si algo ha distinguido en los últimos tiempos a Nicole Kidman en sus encuentros con la prensa ha sido su franqueza. Mientras que en los años que compartió con su primer esposo, Tom Cruise, fue una figura mucho más distante, la actriz australiana que en junio cumplió 51 años construyó su actual lugar como una de las grandes actrices de Hollywood en base a grandes trabajos y la decisión de promoverlos.
Pero si bien está dispuesta a hablar sobre su feliz relación con el cantante de country Keith Urban, con el que tiene dos niñas de 10 y 7 años, Nicole prefiere no hablar de los 12 años que vivió con Tom y tampoco de los hijos que adoptó con él, Isabella y Connor, que hoy tienen 25 y 23. Incluso no han faltado los artículos que señalan que cada vez que sube al escenario para recibir un premio, casi nunca incluye en sus elogios a sus hijos mayores, lo cual refuerza los rumores que dicen que los dos ya no forman parte de su vida. Cuando se divorció de Cruise, Kidman también se marchó de la cienciología, y las reglas del culto establecen, aunque no oficialmente, que cuando alguien se aleja se convierte en una persona “supresiva”, por lo que quienes permanecen en ella deben suspender todo contacto.
Tras la separación, Isabella y Connor decidieron quedarse con Tom, manteniendo un bajo perfil durante su adolescencia. Del menor sólo se sabe que reside en Clearwater, en la costa oeste de Florida, cerca del complejo principal de Cienciología que ha trabajado como dj, y practica pesca en aguas profundas. Isabella, que usa su sobrenombre Bella, vive en Inglatela, rra con su esposo, Max Parker y tiene una línea de camisetas que llamó BKC, iniciales de Bella Kidman Cruise, en lo que ciertos analistas han visto como un reconocimiento a su madre. Aunque no se le ha visto en una foto con Nicole desde 2007, ha dicho en una de las pocas entrevistas que ha concedido que obviamente habla con sus padres.
La ganadora de un Oscar y cuatro Globos de Oro tiene en estos meses mucho trabajo por delante, ya que dos de sus películas son fuertes candidatas a los premios. Y si bien sus mayores posibilidades se vinculan a Destroyer, el filme de Karyn Kusama en el que está verdaderamente irreconocible como una detective policial, también se destaca su labor en un papel de reparto en Boy erased (“muchacho borrado”), en donde encarna a una madre religiosa que cuando se entera junto a su esposo (Russell Crowe) que su hijo (Lucas Hedges) es gay, deciden erradicarle de sus vidas a menos que participe de un campamento de reconversión en donde tratarán de volverle heterosexual.
El tema ciertamente dio pie para que se le preguntara sobre su relación con sus hijos mayores en una rueda de prensa por la pelícu- a lo que la actriz diplomáticamente respondió: “Son adultos. Pueden tomar sus propias decisiones y creo que eso es parte del amor incondicional. Puedo decir que por supuesto que veo a mis hijos y lógicamente amo a todos ellos. Pero los niños toman decisiones propias y lo mismo vale cuando son adultos. Ellos decidieron ser cienciólogos y como madre, mi trabajo es amarles. Soy un ejemplo de esa tolerancia y eso es lo que creo. No importa lo que haga tu hijo, tiene que tener amor y tiene que saber que ese amor está disponible. Creo que quitarle eso a un hijo está mal. Porque nuestro trabajo como padres es ofrecer amor incondicional”, señaló antes de cambiar rápidamente de tema, en lo que aparenta ser tanto una referencia a su propia experiencia como la que vive el personaje de Hedges en la película.
Encarna a una madre religiosa que rechazará a su hijo gay a menos que se ‘reconvierta’ en un campamento