La Vanguardia

Crece el malestar entre los médicos de ambulatori­o

OePlanean una huelga por la sobrecarga, un servicio degradado y bajos salarios oeEl conflicto afecta a 5.000 doctores y podría concretars­e a fin de mes

- ANA MACPHERSON Barcelona

El chat de las médicas y los médicos de asistencia primaria está a tope. No caben todos los que quieren comunicars­e desde los CAP de Lleida, Amposta o Sants.

Allí se vierten las angustias por las quejas, a veces a gritos, de los pacientes que son atendidos una hora después de la cita. O por tener que esperar un mes a que le den esa cita.

Algunos hablan del miedo a no haber podido mirar todos los electros que tenían que valorar de sus pacientes virtuales, los que no constan en la lista de 35 pacientes del día pero que hay que atender igualmente. Alguien incluso lamenta no haber escogido otra carrera. Otros cuentan cómo aquella joven colega se fue a ejercer a Irlanda y está feliz, con un alquiler pagable y más del doble de sueldo.

El exceso de pacientes; la pérdida salarial que calculan en un 30%; los agravios añadidos a los más nuevos, como las guardias obligatori­as sin derecho a descanso, salvo si se cambia ese tiempo de libranza por hacer otro día el trabajo de un compañero; y la endémica falta de respuesta por parte de la administra­ción –Departamen­t de Salut e Institut Català de la Salut, la mayor empresa– ha dejado a este colectivo que abre la puerta del sistema cada mañana a punto para una huelga.

El 25 de noviembre se celebra un examen para optar a 1.342 plazas de médico de familia. Se presentan 1.722 especialis­tas, la mayoría de ellos ejercen actualment­e y desde hace años como interinos en los centros de primaria. Después de esa fecha, cuando ya no haya que concentrar­se en estudiar para dejar de ser médicos provisiona­les tras tantos años sin convocator­ias públicas, estallarán.

“Nunca habíamos encontrado tanta cohesión en todos los territorio­s”, reconoce Óscar Pablos, secretario de Primaria del ICS en el sindicato Metges de Catalunya. “A pesar de las diferencia­s entre las distintas zonas, hay una sensación común de sobrecarga y degradació­n”.

El conflicto afecta a más de 5.000 profesiona­les, entre médicos de familia, pediatras, odontólogo­s y ginecólogo­s. Y salvo que el ICS adopte medidas de mejora sobre el límite de visitas, el precio de las horas añadidas y otros cambios organizati­vos que incidan, aunque sea levemente, en ese malestar, habrá una severa protesta. Las reuniones celebradas con afectados y Metges de Catalunya concluyen que no habrá medidas tibias. Porque ya no se aguanta más. Ni se puede esperar un año de debates y comisiones, como se propuso en la cumbre de las profesione­s el pasado septiembre.

La asistencia primaria iba a ser la mimada del futuro sanitario, la encargada principal de gestionar la creciente población con problemas de salud crónicos y múltiples que no se salda con unas recetas. Por eso se definió en los últimos años una estrategia nacional (Enapisc) para adaptar y ampliar este servicio a las nuevas necesidade­s. Y se habló de una dotación especial de casi 400 millones que están a la espera de que haya un nuevo presupuest­o.

No se han traducido en más recursos humanos ni recuperaci­ón salarial, ni devolución de pagas extra o de objetivos.

El Institut Català de la Salut, de quien depende la gran mayoría de centros de primaria, reconoce que no tiene recursos extra que usar, pero sí se ha comprometi­do a modificar la estructura de mando para facilitar que cada equipo pueda organizars­e de forma más autónoma. Es la respuesta a una de las demandas insistente­s: más capacidad de autogestió­n, permiso para organizars­e el trabajo cada equipo y establecer las prioridade­s de su población.

Pero es claramente insuficien­te. En algunos CAP dan hora para dentro de un mes. Y más de uno tiene pesadillas por los resultados de pruebas que no ha podido mirar para llamar al paciente. Pacientes que a veces se hartan e insultan. Y que no entienden por qué su médico está todo el tiempo mirando la pantalla, en lugar de a los ellos.

Los profesiona­les reclaman los recursos prometidos para aliviar la sobrecarga y frenar la actual degradació­n

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DAVID AIROB/ARCHIVO La sobrecarga de trabajo y la pérdida de condicione­s laborales degradan la calidad, según los médicos de asistencia primaria

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