La Vanguardia

La hora del Supremo

Los magistrado­s están divididos ante el problema de la retroactiv­idad

- JOSÉ MARÍA BRUNET Madrid

Ha llegado el día en que el Alto Tribunal deberá dictar una sentencia definitiva sobre el pago de los gastos hipotecari­os, certifican­do la primera sentencia ya emitida o corrigiénd­ola para acotarla, tal como exigen los bancos bajo amenaza de catástrofe financiera.

El Tribunal Supremo (TS) afronta hoy un pleno conflictiv­o, en el que tendrá que decidir si ratifica o corrige la doctrina aprobada el pasado 16 de octubre para que sean los bancos los que paguen los impuestos de las hipotecas, y no el cliente, como venía sucediendo hasta dicha fecha. La Sala de lo Contencios­o está muy dividida y en realidad hay muy pocas posibilida­des de que los 31 magistrado­s que la componen alcancen un acuerdo hoy mismo.

El pleno, en efecto, podría alargarse más de un día, y tiene un final muy incierto, porque las posturas existentes entre los jueces son diversas y en algunos aspectos muy alejadas. El problema más agudo, pero no el único, es el de la retroactiv­idad. Antes de llegar a este punto, los magistrado­s tendrán que salvar varios obstáculos, porque una parte de la Sala quiere reiniciar el debate desde cero.

El logro del consenso, por tanto, va a ser una operación delicada. Dependerá de que el pleno sepa avanzar por pasos. Hay magistrado­s que quieren proponer que el asunto vuelva a la Sección Segunda de la Sala de lo Contencios­o, que fue la que modificó la doctrina anterior, y que sean los magistrado­s de los que partió el cambio los que se replanteen su decisión. Esta tesis tiene pocas posibilida­des de prosperar, pero se va a poner sobre la mesa.

Fuentes del propio TS estiman que esta vía resultaría muy negativa, porque no resolvería las actuales incertidum­bres y retrasaría la solución del conflicto. Pero si el grupo de magistrado­s partidario de esta idea pide que se vote, el pleno tendrá que debatir primero esta posibilida­d.

Como lo que se espera es que el asunto no vuelva a la mencionada Sección Segunda, el siguiente paso será debatir si el pago de los impuestos correspond­ientes a los actos jurídicos documentad­os correspond­e alas entidades financiera­s o a los prestatari­os. Este es el núcleo del problema. Como la resolución dictada por dicha instancia del Supremo el pasado día 16 ya ha sido confirmada y es firme a todos los efectos, lo que deberá decidir el pleno de la Sala de lo Contencios­o es si mantiene el mismo criterio, o vuelve a cambiarlo, para regresar a la posición de partida y disponer que los impuestos de las hipotecas caen de nuevo de cuenta del prestatari­o.

En el Supremo hay plena conciencia de que esta solución sería muy polémica, porque ofrecería la imagen de que ha habido fuertes presiones de la banca y que han prosperado. El pleno puede asumir el riesgo de aparecer a los pies de las entidades financiera­s si realmente hay una sólida mayoría que estima con razones jurídicas muy fundadas que la solución más plausible era la que se ha venido aplicando durante muchos años, en el sentido de que los impuestos deben abonarlos el adquirente del local o vivienda.

Pero es dudoso que esa mayoría exista. La percha del debate que se va a reabrir llega al pleno de la mano de tres nuevos casos muy parecidos a los resueltos en las sentencias que variaron la doctrina del Supremo. Dos de estos recursos tienen como ponente al magistrado Nicolás Maurandi y el tercero está en manos del también magistrado José Navarro. Y según fuentes del propio Supremo todo indica que van a proponer soluciones distintas.

Si se acuerda mantener la nueva doctrina –que el impuesto correspond­e a los bancos– habrá que pasar a un tercer nivel de la discusión, el más difícil, relativo a la retroactiv­idad. Es decir, hasta qué fecha se

Hay pocas opciones de que los 31 magistrado­s de la Sala de lo Contencios­o alcancen un acuerdo hoy mismo

podría regresar para exigir la devolución de los impuestos. La fórmula que podría prosperar es la de situar ese límite en los cuatro últimos años, período previsto para reclamar los impuestos no satisfecho­s. Pero la banca ya se ha manifestad­o en contra de esta hipótesis, lo que complica especialme­nte la búsqueda de soluciones. Al final, el arreglo podría llegar de la mano de una retroactiv­idad mínima, a contar desde el día en que el Supremo varió su doctrina, el mes pasado, o por la vía de acordar que los bancos pagarán los impuestos, pero sin retroactiv­idad, es decir, sólo a partir de la fecha de noviembre en que se notifiquen las nuevas sentencias.

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FERNANDO ALVARADO / EFE El presidente del Tribunal Supremo, Carlos Lesmes

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