El presidente inicia en Alsacia el “periplo de la memoria”
Tras varios días de vacaciones en Normandía –un descanso que provocó especulaciones sobre la supuesta fatiga presidencial–, Emmanuel Macron se desplazó ayer por la tarde a Estrasburgo para iniciar el que ha bautizado como “periplo de la memoria”. Se trata de un maratoniano recorrido de una semana, inédito, por escenarios emblemáticos de la Primera Guerra Mundial, que culminará el próximo domingo, en París, con la celebración internacional del centenario de la firma del armisticio. A ese acto, en los Campos Elíseos, asistirán líderes como los presidentes Donald Trump y Vladímir Putin. El comienzo del periplo en Alsacia es muy simbólico. Macron se reunió anoche con el presidente alemán, FranzWalter Steinmeier, en una nueva demostración de lo vital que es la amistad francoalemana para Europa. Las regiones fronterizas de Alsacia y Lorena fueron muy castigadas por los bandazos de la historia. El nacimiento del Reich, en 1871, tras la guerra francoprusiana, significó la incorporación de la mayor parte de estas regiones a Alemania. Casi medio siglo después, el tratado de Versalles, al final de la Primera Guerra Mundial, las devolvió a Francia. Estrasburgo fue, en el primer conflicto mundial, una ciudad de retaguardia, con hasta 38 hospitales militares para atender a los heridos que llegaban del frente. Pese a ello, los habitantes de Estrasburgo eran tratados como sospechosos por las autoridades alemanas. Se les atribuían simpatías por Francia. El 22 de noviembre de 1918, las tropas francesas entraron triunfales en Estrasburgo, que las acogió con entusiasmo popular. De la capital alsaciana Macron se desplazará a Morhange, Les Éparges y Verdún. También hará parada en Reims, Maubeuge y Compiègne, la ciudad donde se firmó el armisticio. Además de cuidar la memoria histórica, de cara a las nuevas generaciones, Macron quiere aprovechar su viaje para tomar contacto con la realidad actual del norte de Francia, para analizar cómo han afrontado el proceso de reconversión industrial y se están reinventando. El presidente necesita aumentar su popularidad en una fase delicada. Es muy probable que afronte contestación en la calle por parte de personas que se oponen a sus reformas o que protestan por la carestía de la vida, sobre todo tras el aumento de las tasas de los carburantes, en especial del gasóleo.