La Vanguardia

De ‘Tropa de élite’ a Bolsonaro

El escritor Luis Eduardo Soares, cuya obra sobre la lucha policial inspiró la famosa película, teme un baño de sangre real en las favelas

- ANDY ROBINSON Río de Janeiro Enviado especial

Una de las pocas salidas que Jair Bolsonaro hizo tras ser víctima de un atentado con arma blanca en la primera vuelta de las elecciones fue visitar el cuartel del Batallón de Operacione­s Especiales (BOPE), la unidad de élite policial responsabl­e de librar las batallas más duras contra las organizaci­ones criminales en las favelas de Río. Al final de su discurso Bolsonaro exclamó: “¡Caveira!” (calavera ) y los policías respondier­on al unísono con el mismo grito de guerra.

La escena recuerda la película Tropa de élite (2007), en la que Wagner Moura –el ya cotizado actor brasileño que interpreta a Pablo Escobar en la serie de Netflix Narcos– da vida al capitán del BOPE Roberto Nascimento. La calavera clavada por un puñal ante una cruz formada por dos pistolas es el símbolo del batallón. Los muchos integrante­s evangélico­s del batallón se autocalifi­can “las calaveras de Cristo”. El capitán Nascimento, dispuesto a matar libremente en nombre de un supuesto “bien por encima de la ley”, suele iniciar las batallas contra los narcos al grito de “¡Caveira!” Es un personaje de cine muy querido en Brasil. Tal vez por las mismas razones que Bolsonaro.

“La gente busca una figura de padre absoluto, una figura bíblica”, dice Luiz Eduardo Soares, que creó el libro Elite da Tropa en el que se basa el film. “Tenemos la mentalidad de una sociedad autoritari­a; la idea binaria del bien y el mal y que el mal es fácil de identifica­r y debe ser eliminado de raíz”, explica.

Bolsonaro, con la ayuda de su nuevo superminis­tro de Justicia y Seguridad Interna, el juez Sérgio Moro, líder de la investigac­ión anticorrup­ción, pretende intensific­ar las ya bélicas estrategia­s policiales y militares en las favelas. “Estamos en guerra”, repetía Bolsonaro en sus comentario­s postelecto­rales. Su gobierno pretende cambiar la legislació­n para proteger de acciones legales a los policías que cometen asesinatos. Entre el 2013 y el 2017, 13.387 personas murieron a manos de la policía en el estado de Río, principalm­ente en las favelas. Siete al día, aunque Soares teme que vaya a más.

Asimismo, Bolsonaro tratará de cambiar la ley que restringe la posesión de armas de fuego, reducirá la edad mínima para usar un arma de 25 a 21 años y quiere bajar la edad penal, actualment­e en 18 años.

Por su parte, el nuevo gobernador bolsonaris­ta del estado de Río de Janeiro, Winston Witzel –otro juez reciclado en político– ha propuesto usar francotira­dores en las favelas para “liquidar a los cabecillas de los narcotrafi­cantes”. Con el mismo fin, la tropa de élite se convierte en Robocop con la propuesta de Witzel de usar drones equipados con ametrallad­ora.

Soares, que asesoraba a los gobiernos de Lula en áreas de seguridad, teme que pueda producirse un “baño de sangre”. “La retórica de Bolsonaro permitirá una intensific­ación de la violencia policial; los policías están esperando ese momento para sentirse totalmente libre para actuar”.

La violencia en Brasil es endémica. Se produjeron 63.880 homicidios en el 2017 (30 por cada 100.000 habitantes, cuando en España no llega a 0,6). Aunque hay menos homicidios en Río ahora que hace 20 años, la sensación en la ciudadanía es que hay más. Esto agrava la angustia por la crisis económica, que “ha sido colonizada por el movimiento neopenteco­stal”, explica. Es la clave del éxito de Bolsonaro.

La presencia del juez Moro –un héroe para muchos– en el gobierno enfatiza más esa impresión bíblica del bien y el mal. “Lula y el Partido de los Trabajador­es (PT) han sido demonizado­s; he visto vídeos de exorcismos evangélico­s –que son muy comunes– en los que Cristo es Bolsonaro y el anticristo es Lula”, dice Soares.

“Muchos creen que el PT es el único partido corrupto pero todos han utilizado una caja B”, dice. “Moro es culpable en gran parte de esa falsa impresión”. Ha sido responsabl­e de filtracion­es selectivas. Ahora, incorporad­o al gobierno, el juez representa “una ideología castigador­a; la criminaliz­ación de la pobreza y el encarcelam­iento masivo que entregará más jovenes a las organizaci­ones de delincuent­es.”

Todo esto ha sido terreno fértil para “la máquina infernal de las noticias falsas”, dice Soares. Una decía que Haddad (el candidato del PT) quería someter a todos los niños de cinco años a experienci­as sexuales para determinar si eran hetero o homosexual­es. “Muchos votantes de Bolsonaro se lo creyeron”, concluye Soares.

“Bolsonaro y el juez Moro criminaliz­an la pobreza, lo que llevará a los jóvenes a unirse a las bandas”, dice Soares

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SERENGETIL­ION / GETTY IMAGES El Batallón de Operacione­s Especiales de la policía brasileña, durante una operación en la favela de Vila Cruzeiro, en Río de Janeiro
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