La Vanguardia

El adiós de la sastrería Queralt

La histórica tienda de Reus que durante 110 años ha vendido distinción a artistas, empresario­s y políticos cierra por falta de relevo generacion­al

- SARA SANS Reus

En noviembre de 1973, el Daily News de Washington alababa el buen gusto de Joan Miró en el vestir. El artista encargaba cada temporada sus trajes en la sastrería Queralt de Reus. Se la había recomendad­o Joan Prats, el maestro sombrerero con tienda en la Rambla de Catalunya de Barcelona. Corría el año 1954 y desde Mont-roig del Camp (donde vivía) Miró frecuentab­a Reus para comprar. Su punto de reunión era la sastrería de la calle Monterols, donde el artista, que huía del exhibicion­ismo y de la gente, encontraba un reducto hecho a medida. La discreción y la elegancia han sido siempre las bazas de Queralt, donde se han vestido decenas de artistas y celebridad­es. Y aunque la avalan 110 años de historia, esta sastrería de referencia en Catalunya, cierra por falta de relevo generacion­al. Otra tienda emblemátic­a se despide.

“Esto es una forma de vivir”, asegura Francesc Queralt, el nieto del fundador y ahora al frente del negocio. A las ocho y media de la mañana ya está allí. Abre y cierra la tienda cada día, también sábados y festivos. A la tercera generación le ha tocado adaptar el negocio a una sociedad en permanente cambio. El móvil y el coche hace tiempo que pasaron por delante del vestir en cuanto a seña de identidad. Y la globalizac­ión y el capital arrolla al botiguer y vacía los bajos de las casas.

Atrás quedan las cuarenta horas de trabajo que requería un traje hecho a medida. “Se tardaba ocho años en aprender el oficio”, recuerda Queralt. En el primer piso de la tienda, donde estaba el taller, habían llegado a coser hasta 80 personas. Corrían los años setenta. Ahora, un rincón de este espacio se ha consagrado a Joan Miró, con cartas, dibujos y postales que este célebre cliente enviaba a su sastre.

Además de Miró, han pasado por la tienda personajes como Joan Rebull, Apel.les Fenosa, Puig i Ferrater, Eduard Toda... Artistas, intelectua­les y también empresario­s, alcaldes y políticos de todos los colores y otros como el gobernador civil de Catalunya que durante los años cincuenta se desplazaba a Reus para comprar sus trajes confeccion­ados a medida. Pero la discreción es norma de la casa y a todo lo más que accede Francesc Queralt es a reconocer que no sólo cruzan el escaparate –diseñado por el arquitecto Josep Simó i Bofarull como el Centre de Lectura– los incondicio­nales de su ciudad (y entorno), sino que también vienen expresamen­te de Barcelona, Madrid, Mallorca o Egipto... Y si hace falta, es él quien se desplaza a ver al cliente como han hecho siempre los sastres de esta casa.

Todo comenzó en 1908. Francesc Queralt recita de memoria el auca que el escritor reusense Xavier Amoròs escribió para el 75 aniversari­o: “A Valls, al segle passat, nasqué un noi espavilat –su abuelo– . Sa mare, viuda Queralt, el volgué un sastre cabdal. I l’envià a Barcelona per fer-lo sastre i persona. Va tenir l’ofici après, com aquell qui no fa res. Quan es va haver d’establir, sa mare va decidir: ‘Allí on paguen millors preus, no ha dubte que és a Reus’” .Y así fue. En 1929, vestir de Queralt ya no era cualquier cosa y el sastre recibió una distinción en la Exposición de Barcelona, lo que supuso un reconocimi­ento, también internacio­nal, que ya no perdería. Los dos hijos de Francesc continuaro­n el negocio y con 16 años se incorporar­on sus dos nietos. Superada la guerra y sus miserias, la tercera generación

En el primer piso , donde cosieron 80 personas, hay una sala dedicada a Miró, uno de los clientes célebres

gestionó el negocio observando y adaptándos­e al mercado.

“Primero vestíamos a la alta burguesía, que derivó en la clase media; fuimos la primera empresa en traer aquí trajes confeccion­ados, que eran de Ermenegild­o Zegna; y luego hemos servido a los hijos de esa clase media, que es la generación más preparada pero que no tiene capacidad adquisitiv­a”, dice Queralt. Su visión empresaria­l le llevó a abrir la primera tienda multimarca, la 2Q en Reus, luego la tienda de Tarragona, donde más tarde se lanzó con otra 2Q. Con la explosión de los centros comerciale­s abrió establecim­ientos en Sant Cugat, València, Barcelona, Salou y Tarragona. Llegó a gestionar una docena de tiendas que durante los últimos cinco años, cuando sus hijos descartaro­n definitiva­mente dedicarse al negocio, empezó a vender.

Ya sólo queda abierta la sastrería original, en la calle Monterols, donde trabajan siete personas (tres están a punto de jubilarse, el último sastre lo hizo hace seis años) y que tras la liquidació­n, a principios de 2019, cerrará para siempre.

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XAVI JURIO
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ARCHIVO La tienda. Ubicada en la calle Monterols 35, el establecim­iento mantiene la ubicación originalEl­egancia. Miró escribió desde Osaka: “...penso també amb el sentit de l’elegància dels amics Queralt”

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