Nainggolan como amenaza
El belga, héroe en la debacle del Barça en Roma, está a punto para mañana
Todavía escuece en el vestuario del Barcelona la eliminación de la pasada Liga de Campeones. Se daba por descontado que el 4-1 del Camp Nou era una renta suficiente para visitar Roma con tranquilidad y pasar a las semifinales. “Remontar dependerá de nosotros. Roma se merece algo importante”, avisó con mirada desafiante Nainggolan en la víspera de la debacle blaugrana. El centrocampista belga, ausente por lesión en el partido de ida, fue uno de los héroes de la gesta romana y el club giallorosso hizo caja al traspasarlo el pasado verano como fichaje estrella del Inter por 38 millones. Como el año pasado, se perdió por lesión el partido del Camp Nou, pero el sábado reapareció y mañana estará a disposición de Luciano Spalletti en un enfrentamiento decisivo para la clasificación del Inter.
El Ninja, nacido en Amberes hace 30 años, vuelve a ser una amenaza para el Barça. Siempre en el centro de la polémica, es un personaje complejo, un centrocampista vehemente producto de una infancia difícil. Es un tipo tan duro como sugiere su aspecto. En la plaza Bloementuin, en el barrio obrero donde creció, “se jugaba por prestigio, no sólo por diversión”. Tenía 6 años cuando su padre abandonó la familia. Lizy Bogaerts, la madre, le crió junto a sus tres hermanastros y su hermana gemela. Lizy falleció en el 2010 y el jugador se tatuó en la espalda dos grandes alas con sus fechas de nacimiento y muerte.
Radja (que en indonesio significa rey) Nainggolan es todo un personaje en Bélgica y su exclusión de la selección para el Mundial de Rusia provocó una fuerte controversia social. El tercer puesto de los red devils demostró que Robert Martínez tenía razón cuando decidió no meter material inflamable en la concentración. En cambio su antecesor, Marc Wilmots, había priorizado el rendimiento sobre cualquier otro factor. “Nainggolan fuma, por eso siempre le doy una habitación con balcón para que no salten las alarmas. Siempre que juegue bien no es ningún problema”, protegió el exseleccionador, y se extendió: “Es un hábito que tienen muchos en Francia e Italia. Si lo necesita, yo no voy a detenerlo, soy flexible. Es su cuerpo y su problema. Él verá si quiere jugar hasta los 30 o los 35”.
Spalletti, que lo entrenó en el Roma, también se mueve en esta línea. Que haga lo que quiera mientras saque las castañas del fuego. Este epígrafe incluye la actividad en las redes sociales, que el jugador utiliza tanto para divulgar detalles de su vida privada como para mandar a paseo o insultar a aficionados. “¿Qué voy a hacer, esperar hasta que sea un exjugador para responder?”, razonó. A través de Twitter se disculpó de la lesión de Rafinha en el Olímpico de Roma en la primera jornada de la Champions 2015-16: “Hola, Rafinha, lo siento mucho por la mala noticia,no fue mi intención hacerte daño. Espero verte pronto en el campo, un fuerte abrazo”. El blaugrana llevaba 56 segundos en el césped cuando recibió la cruel entrada de Nainggolan que le mantuvo medio año en el dique seco. Por eso, y por la dramática fractura de tibia que provocó a Federico Mattiello, del Chievo, en una acción con los pies por delante, al Ninja también comenzaron a apodarle el Rompepiernas.