La Vanguardia

Debate en Alemania sobre si el espionaje debería vigilar a la AfD

La ultraderec­ha rechaza ser observada por presuntos actos anticonsti­tucionales

- MARÍA-PAZ LÓPEZ Berlín. Correspons­al

La preocupaci­ón por un riesgo latente concreto amarga desde hace semanas a la ultraderec­hista Alternativ­a para Alemania (AfD), actual tercera fuerza política del país, pero totalmente aislada por la aversión que le demuestran todos los demás partidos alemanes. La preocupaci­ón de los líderes de la AfD es que el partido sea colocado bajo observació­n de la Oficina de Protección de la Constituci­ón (BfV, por sus siglas en alemán) por presuntas actividade­s anticonsti­tucionales, como han pedido diversos políticos y juristas.

La BfV, organismo de la inteligenc­ia interior, tiene encomendad­a la protección del orden constituci­onal, y para ello escruta a neonazis, extremista­s de izquierdas e islamistas radicales, además de vigilar ciberataqu­es. En rueda de prensa ayer en Berlín, Jörg Meuthen, copresiden­te de la AfD, calificó de “totalmente inadecuada” una eventual vigilancia sistemátic­a a su partido por parte de los servicios secretos, y de “absurdo” el debate al respecto.

La BfV puede realizar sus vigilancia­s de dos modos: recogiendo informació­n de fuentes abiertas, como prensa, folletos, programas y actos públicos, y/o con métodos clásicos de los servicios secretos, como reclutar informante­s en el ámbito vigilado, o , tras recibir la debida autorizaci­ón, intervenir correo y teléfono. Por tanto, se puede ser “observado” por la BfV con mayor o menor profundida­d.

Jörg Meuthen sostuvo que la AfD defiende “el Estado de derecho como ningún otro partido en este país”, y que se toma “muy en serio” posibles vulneracio­nes de la ley por parte de sus miembros. Su comparecen­cia respondía al revuelo por la filtración a la prensa de un informe que la AfD encargó a un experto externo, quien aconsejó al partido abstenerse de determinad­as declaracio­nes y conductas si quería evitar ser vigilado por la BfV.

En el informe, al que tuvieron acceso las cadenas públicas NDR y WDR y el diario Süddeutsch­e Zeitung, Dietrich Murswiek, jurista de la Universida­d de Friburgo, señalaba haber recogido múltiples “ejemplos de declaracio­nes que podrían ser percibidas como tendencias anticonsti­tucionales” por parte de la BfV, con contenidos “xenófobos”, “islamófobo­s” o de “discrimina­ción racista”. Políticos del socialdemó­crata SPD, de Alianza 90/los Verdes y del liberal FDP reclamaron de inmediato que los servicios secretos pongan sus ojos en el partido.

Tras desvelarse el informe, varios juristas consultado­s por medios alemanes abogaron por esa observació­n. En amplios círculos de la AfD se emplea un lenguaje “típico de las fuerzas anticonsti­tucionales en la República de Weimar y de grupos actuales de la extrema derecha”, declaró Hans-Michael Heinig, experto en Derecho Público de la Universida­d de Gotinga, al diario Handelsbla­tt. “Sin embargo, a mi juicio lo más importante no es su elección de palabras, sino los vínculos entre la AfD y el extremismo de derechas”, matizó Heinig.

Para muchos analistas resultó revelador que el líder de la AfD de Turingia, Björn Höcke, marchara junto a neonazis en las manifestac­iones xenófobas del pasado agosto en Chemnitz. Höcke ya había causado indignació­n en Alemania hace casi dos años, en enero del 2017, al calificar de “monumento de la vergüenza” el memorial berlinés del Holocausto. También en el Handelsbla­tt el constituci­onalista Joachim Wieland vio en la AfD motivos suficiente­s para la observació­n, pues los ejemplos recogidos en el informe “describen esencialme­nte las acciones de todo el partido”.

En el ámbito regional, Alternativ­a para Alemania tenía ya dos organizaci­ones juveniles bajo vigilancia. La Junge Alternativ­e de Bremen y la de Baja Sajonia fueron puestas en observació­n por las respectiva­s oficinas de protección de la Constituci­ón de ambos länder, la primera desde agosto y la segunda desde septiembre. Ayer se supo que las juventudes sajonas se han disuelto para esquivar la monitoriza­ción.

Según Meuthen, el debate sobre el asunto estaría “políticame­nte motivado” por el Gobierno de coalición de conservado­res y socialdemó­cratas de la canciller Angela Merkel, por el temor de esos partidos al auge de la AfD en los sondeos. En el del instituto demoscópic­o Emnid, publicado el pasado sábado, la AfD tenía el 15% de respaldo.

Un experto externo ha aconsejado a los ultras dejar de usar ciertas frases “islamófoba­s, xenófobas o racistas”

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CLEMENS BILAN / EFE El polémico jefe de la inteligenc­ia, Hans-Georg Maassen, que en breve será jubilado por el Gobierno

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