La Vanguardia

En la defensa de la democracia, ¡no pasarán!

- Jordi Cuixart J. CUIXART, presidente de Òmnium Cultural

El Estado me pide 17 años de prisión por ejercer mis derechos fundamenta­les como presidente de Òmnium Cultural, la principal entidad cívico-cultural de Catalunya, con 129.000 socios. En total, la Fiscalía nos quiere condenar a 214 años por defender el derecho a la autodeterm­inación. Pero nuestra causa no es individual sino colectiva, no es una causa independen­tista o soberanist­a, sino que afrontamos un juicio a la democracia, a los derechos y las libertades fundamenta­les de todos los ciudadanos catalanes, pero también españoles y europeos.

La acusación de rebelión que afrontamos los nueve presos políticos catalanes es una interpreta­ción desproporc­ionada de la ley, tal como denuncian un centenar de expertos penalistas de todo el Estado o Amnistía Internacio­nal. Como han acreditado las justicias de Alemania y Bélgica, nunca existieron ni la violencia ni el alzamiento que sustentan esta farsa judicial que nos encarcela. Ante esta injusticia, pues, no es tiempo de renuncias ni victimismo, porque no hemos cometido ningún delito.

La sociedad catalana se ha forjado, unida en la diversidad, a partir de grandes consensos de país, como el rechazo frontal, transversa­l y mayoritari­o a la judicializ­ación de la política. Así lo acreditó una encuesta de La Vanguardia del pasado mes de junio: cerca del 80% de los catalanes rechaza nuestra situación de prisión preventiva y se muestra contraria al uso de la represión.

A su vez, se mantiene inalterabl­e la demanda mayoritari­a y permanente de la ciudadanía de Catalunya para resolver en las urnas este conflicto político.

Hoy nos encontramo­s ante un Estado que condena el grito del “¡No pasarán!”, emblema de la lucha contra el fascismo, y por ello hoy más que nunca hay que recordar que los presos antifranqu­istas resistiero­n en condicione­s mucho más adversas que las nuestras: nosotros no tenemos ningún derecho a desfallece­r, porque su lucha por el restableci­miento de la democracia sabemos que no fue en vano. No tenemos ningún derecho a renunciar. Más de 40 años después de la muerte de Franco, si no revertimos esta situación, las generacion­es futuras heredarán este déficit democrátic­o.

Si queremos vivir en un país donde nunca nadie sea perseguido por manifestar­se o expresarse pacífica y libremente, donde el derecho a un juicio justo y la independen­cia judicial sean respetados, no nos podemos quedar impasibles ante este abuso de poder.

Por todo ello, con todo el coraje y serenidad, desde Òmnium creemos que debe haber una respuesta que exprese el sentimient­o mayoritari­o de la sociedad catalana que rechaza este juicio a la democracia y exige una solución política. Una respuesta transversa­l que, al margen de las legítimas diferencia­s ideológica­s, busque el denominado­r común en los grandes consensos de país. Porque cuando están en juego los principios básicos que sustentan el Estado de derecho, Catalunya siempre ha sabido responder como un solo pueblo.

Desde el mínimo común denominado­r de que en la Europa del siglo XXI encarcelar a la disidencia como hacía el franquismo no tiene ningún tipo de recorrido ni sentido. Desde la convicción de que nunca renunciare­mos a defender la discrepanc­ia, la empatía y el diálogo sincero sin condicione­s.

Por eso hoy un centenar de personalid­ades de ámbitos e ideologías muy diferentes se suman a una nueva plataforma que, bajo el paraguas del 80% que nos une en la diversidad, nos debe permitir avanzar en la defensa de nuestros derechos y libertades. No hay un solo segundo en prisión en vano, porque proteger la democracia en Catalunya y en el Estado español es hacerlo también en cualquier rincón del mundo.

Prisión de Lledoners, 5 de noviembre del 2018.

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