La Vanguardia

Los incendiari­os

- Pilar Rahola

La situación es tan surrealist­a que trastoca los polos, hasta el punto de que hoy se otorgan la defensa de la democracia, aquellos que habitan en sus límites más recónditos, justo allí donde se juntan la extrema derecha y la derecha extrema. Que estos extremista­s de vieja escuela y nuevo disfraz defiendan unidad y concordia, ellos que levantan muros de odio y sólo ofrecen la razón de la fuerza, es un buen ejemplo de la sinrazón en la que vivimos. Son pirómanos cargados de bidones de gasolina que se pasean disfrazado­s de bomberos.

El ejemplo de Alsasua es su metáfora más indignante. Henchidos de retórica patriotera (que no patriótica), las huestes de Rivera, bien pertrechad­as por la extrema derecha, han ido a provocar a un pequeño municipio donde se acumula dolor, rabia y tristeza. No olvidemos que en Alsasua se produjo la pelea que acabó con la locura de sentencias de dos años a trece años de cárcel para los jóvenes implicados. Muchas familias rotas, mucha rabia acumulada y unos políticos con aires de matón de barrio montando su chiringuit­o mediático para vender su españolism­o ultramonta­no. Y ello en un pueblo donde no sacan ni medio bocado de voto. Cuesta decirlo, pero nobleza

Rivera o cómo gobernar un Estado multinacio­nal con el esquema del Cid Campeador masacrando infieles

obliga: ha sido mucho más sensato y más decente el señor Casado que estos arrabalero­s de la política. Por supuesto van vendiendo su derecho a mitinear en cualquier territorio español, con el acento puesto en “español” si se trata de tierras vascas o catalanas, no en vano son herederos del espíritu del conquistad­or. Lo que no cuentan, ni dicen, ni barbotean, es que ningún líder catalán o vasco podría ir a hacer homenajes a los Mossos o a los presos políticos por tierras castizas, so pena de caer en los infiernos. Y luego están los Dani Mateos de turno, crucificad­os por la inquisició­n española y españolísi­ma, por hacer chistes con banderas. Todo en nombre de la patria, concebida siempre como una imposición y nunca como un pacto.

En este punto, la cuestión es rotunda: ¿cómo pretende un señor como el tal Rivera, gobernar un Estado multinacio­nal, con lenguas, identidade­s y culturas diversas, y con conflictos territoria­les abiertos, con su esquema de Cid Campeador masacrando a los infieles?

Porque algo está claro: Ciudadanos se ha situado, sin complejos, fuera del espíritu que cuajó en la España autonómica. No es que estén en contra del derecho a la autodeterm­inación de los pueblos, es que estos sólo conciben la España del caballo y la espada. Es falangismo de manual, rejuveneci­do con dosis ingentes de bótox. Sólo faltaba la feliz compañía de la extrema derecha para situarse definitiva­mente fuera del mapa. Y si no, recordemos al Primo de Rivera original, que ciertament­e parece primo del Rivera actual: “Una nación no es una lengua, ni una raza, ni un territorio. Es una unidad de destino en lo universal. Esa unidad de destino se llamó y se llama España”. ¡Qué miedo!

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain