Propuesta innovadora
Este 5 de noviembre se ha dado a conocer la declaración internacional sobre la Información y la Democracia como una referencia que quiere movilizar a todos aquellos que se han comprometido en la preservación de un espacio público libre y pluralista, condición necesaria de la democracia. La fecha coincide con la del 70.º aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. El supuesto de partida es considerar el espacio global de la comunicación un bien común de la humanidad y propugnar que su organización sea una responsabilidad de todos articulada a través de las instituciones democráticas. La declaración precisa cuáles son las garantías de libertad, independencia, pluralismo y confiabilidad, en un contexto de mundialización, digitalización y grandes transformaciones en el espacio público.
La declaración busca reconocer la función social del periodismo y, con ello, el esfuerzo que se requiere para garantizar su viabilidad económica. De forma que el periodismo sea como “un tercero de confianza” para las sociedades y que a los periodistas obligue dar cuenta de la realidad de la manera más amplia, profunda y fidedigna posible. Establece dos principios que pueden entrar en contradicción al aplicarse. De una parte, el principio de privacidad, según el cual quienes participan en el debate público han de poder preservar la confidencialidad de sus datos personales y de sus comunicaciones y, de otra, el principio de responsabilidad, que obliga también a todos esos mismos participantes a hacerse plenamente responsables, lo que implica que den a conocer su identidad. Se acabaría así con el anonimato en el que se amparan los agresores buscando la gratuidad de sus vilezas, al mismo tiempo que recuperaría la ley de la gravitación universal.
Pero la propuesta más innovadora es la creación de un grupo internacional de expertos, independiente de empresas y gobiernos, facultado para investigar las prácticas de estos y las consecuencias proyectadas sobre los medios, las estructuras y las normas de comunicación. Vendría a ser la Fuerza de Intervención Rápida periodística tantas veces reclamada, cuyo despliegue hubiera podido evitar guerras sin cuento. Continuará.