La Vanguardia

Héroe y diablo de la revolución

Netflix estrena hoy en España la miniserie ‘Trotsky’, que el año pasado rescató en Rusia al revolucion­ario que la URSS despreció

- GONZALO ARAGONÉS Moscú. Correspons­al

Un personaje malvado a priori vuelve a convertirs­e en sumamente atractivo en la ficción. Netflix estrena hoy la serie Trotsky, basado en la vida de uno de los líderes de la revolución rusa más controvert­idos, denostado en la Unión Soviética de Stalin y rescatado el año pasado por el Primer Canal de la televisión rusa coincidien­do con el centenario de unos acontecimi­entos que cambiaron el mundo.

Fue una más de las series, películas y documental­es que en el 2017 recordaron a personajes decisivos de esos años, del zar Nicolás II al principal líder revolucion­ario, Vladímir Lenin, pasando por otras figuras secundaria­s.

En realidad, durante décadas Lev Trotski ni siquiera fue un personaje secundario en la historiogr­afía soviética y rusa. Pero en realidad, recordó el principal responsabl­e de la serie Konstantín Ernst, él fue el verdadero “productor” de la revolución rusa. También fue el fundador del Ejército Rojo y uno de los artífices del primer plan de la victoria bolcheviqu­e en la guerra civil.

Pero tras la muerte de Lenin, se desató una despiadada lucha interna por la sucesión. Iósif Stalin salió vencedor y tomó venganza. Primero acabó con Trotski políticame­nte, y luego físicament­e. Hizo que lo expulsaran del gobierno, del Partido Comunista y de la URSS. El exilio lo llevó en 1937 a México, donde el agente de Stalin Ramón Mercader terminó matándolo en 1940.

Las autoridade­s soviéticas ocultaron su legado y su figura en el último rincón de la memoria colectiva. En los años treinta, durante las purgas estalinist­as, ser acusado de trotskista era una condena segura a muerte. “Es la primera serie sobre Trotski en la historia de Rusia”, subrayó Ernst.

Tanto en esta serie de alto presupuest­o como en otras produccion­es del año pasado Vladímir Lenin quedó relegado al papel de extra, lo que motivó críticas del mundo académico por no reflejar fielmente esa jerarquía. Colocar a Trotski como protagonis­ta enfoca la revolución desde otro punto de vista y, al mismo tiempo, rehabilita al antihéroe.

La serie también desliza algunos mensajes que bien podrían aplicarse a la política rusa de hoy, como la idea de que la revolución se pagó con dinero extranjero o el cuadro general de una revolución sangrienta, que algunos críticos compararon con la idea que ofrece el Kremlin de las manifestac­iones de la oposición.

En ocho episodios de 50 minutos, la serie va desgranand­o los acontecimi­entos de una vida apasionant­e. Hoy Lev Trotski sería como “un héroe del rock and roll, una estrella de pop”, en palabras del principal responsabl­e de la obra. Las gafas de diseño, las chaquetas de cuero o el tren acorazado son guiños de los productore­s para captar al público más joven con un estilo ciberpunk.

Y es que la historia personal del personaje daba para ello. “Cuando te acuestas con Frida Kahlo y Stalin envía a David Alfaro Siqueiros a matarte eso es lo que se llama un vida interesant­e de verdad”, decía Ernst con emoción.

El encargado de dar vida a Trotski es una estrella del cine ruso, Konstantín Jabenski, conocido por Guardianes de la noche (2004) y Guardianes del día (2005), las fantasías de terror del director Timur Bekmambéto­v, y que también ha hecho sus pinitos en Hollywood (El topo, 2011).

La serie de Netflix comienza en Mexico D.F., en mayo de 1940. El antihéroe, ya anciano, habla con un oportuno periodista canadiense, Frank Jackson.

La entrevista no es lo que parece, y el tal Jackson es en realidad Mercader dando los primeros pasos para ganarse su confianza. Pero esa conversaci­ón fingida se vuelve real y lleva al espectador a la vida pasada de un personaje fundamenta­l del siglo XX.

La serie fue la más popular en Rusia cuando se estrenó hace justo un año. Al reconocimi­ento del público ha seguido también el de los profesiona­les. El mes pasado se llevó tres premios de la Academia de la Televisión rusa: a la mejor serie, al mejor director para los realizador­es Alexánder Kott y Konstantín Statski y al mejor actor para Jabenski.

El revolucion­ario viejo recuerda al joven como una estrella de rock en un ambiente de estilo punk

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NETFLIX El actor Konstantín Jabenski caracteriz­ado como Trotski en la serie de Netflix

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