El mar de los grandes maestros
Treinta mil visitas ya en la muestra que reúne a Van Gogh, Picasso o Monet como artistas mediterráneos
Reunir en una sola exposición a maestros como Picasso, Van Gogh, Monet, Renoir, Sorolla, Matisse, Derain, Joaquim Mir o De Chirico, entre otros muchos hasta sumar 41 artistas de primer nivel, era para la Fundación Mapfre una proeza que podía merecer la pena. Y a un mes escaso de la apertura de la muestra, inaugurada el 10 de octubre bajo el título Redescubriendo el Mediterráneo, los números confirman que así ha sido. En estos 26 días, la exposición ha recibido la visita de 30.000 personas. Es la gran apuesta de la entidad para este otoño.
El mar que une España, Francia e Italia, entre otros países de rica historia cultural, sirve aquí como nexo para confrontar a grandes artistas de los siglos XIX y XX pero también como argumento para explicar el tránsito y la compatibilidad entre tradición y ruptura de formas y conceptos pictóricos y escultóricos. “El Mediterráneo se convierte así en un símbolo de reconciliación con el pasado y en un lugar de libertad artística para la creación y evolución del arte moderno”, explican los organizadores de esta muestra, comisariada por MariePaule Viale y Pablo Jiménez Burillo. A través del Mediterráneo, entendido como espacio natural y cultural, la modernidad encontró “un momento de energía y a la vez de sosiego, de equilibrio entre los antiguo y lo nuevo, entre la ciudad y la naturaleza”, añaden los comisarios.
La muestra se divide en secciones, correspondientes a cuatro áreas geográficas y dos artistas especialmente influentes. Son España, Francia, Los talleres del Midi, Italia, Matisse y Picasso. En la parte española, el litoral mediterráneo es aun tiempo lugar para trabajo y para el disfrute; sobre tolas do para el goce del baño y del juego, motivos habituales en las obras de Joaquín Sorolla, Cecilio Pla o Ignacio Pinazo. Pero el hecho de nacer a orillas de este mar también parecía conferir además unas señas de identidad, como entendieron los noucentistas catalanes, con Joaquín Torres-García y Joaquim Sunyer a la cabeza.
Joaquim Mir o Hermen Anglada Camarasa proyectaron un estilo de vida sencillo y natural durante sus estancias en Mallorca, desde una visión más próxima a la de los pintores franceses. Son los casos de Monet tras su llegada a Bordighera, de Signac en Saint-Tropez o Derain en L’Estaque, así como de Braque antes del cubismo, de Renoir en Les Collettes o de Pierre Bonnard en Le Cannet. En cambio, los italianos De Chirico, Carlo Carrà o Massimo Campligi tomaron el Mediterráneo más bien como una idea. Y como una forma de concebir su manera de pintar, muy favorable al reencuentro con el clasicismo a la par que con sus propias raíces.
En este contexto, Matisse y Picasso aparecen en la muestra como aglutinantes de los anteriores caracteres de unos y otros pintores y escultores de diferentes riberas del mismo mar: Matisse como amante incondicional de la vida y la pintura, casi siempre en tonos plácidos. Y Picasso como buscador incansable a través de narrativas clásicas y primitivas al mismo tiempo, rompedoras casi siempre y a menudo melancólicas.
La organización de Redescubriendo el Mediterráneo, que permanecerá abierta hasta el 13 de enero, requirió de la cooperación de más de 70 entidades prestadoras y coleccionistas privados. Entres las instituciones que aportaron obras están el Musée d’Orsay, el National Picasso-Paris, el Matisse Nice, el Georges Pompidouo el Kunstmuseum Winterthur.