La Vanguardia

El Supremo se corrige y falla que pague el cliente

OeRevocada la resolución previa de una sección que cargaba el impuesto a la banca oeLa decisión suscita un alud de críticas hacia el tribunal

- JOSÉ MARÍA BRUNET

Frenazo en seco y marcha atrás. El pago del impuesto de actos jurídicos documentad­os (AJD), conocido popularmen­te como el impuesto de las hipotecas, deberán pagarlo como hasta ahora los clientes y no los bancos. Esto es lo que decidió anoche por 15 votos a 13 el Tribunal Supremo (TS), tras dos jornadas de deliberaci­ones del pleno de la Sala de lo Contencios­o Administra­tivo. La escena después de la batalla refleja a un Supremo partido en dos, con la ligera ventaja de uno de los sectores, que por una diferencia de dos votos ha conseguido darle la vuelta a la tortilla de lo resuelto por sus propios compañeros hace menos de tres semanas. El resultado es que allí donde la Sección Segunda de dicha Sala decidió que el impuesto de actos jurídicos documentad­os debían pagarlo los bancos, ahora se resuelve lo contrario.

Para llegar a esta resolución, el pleno de la Sala de lo Contencios­o ha tenido que desautoriz­ar a dicha Sección Segunda, que el pasado 16 de octubre estimó tres recursos del Consistori­o de Rivas Vaciamadri­d, sentando la entonces nueva doctrina, a favor de los prestatari­os, para que las entidades financiera­s tuvieran que hacer frente a los gastos de los impuestos de las hipotecas. En aquel caso, el resultado de la votación fue de 5 a 1. Pero el presinea dente de la Sala, Luis María Díaz Picazo, convocó un pleno al comprobar que la decisión tomada por aquel grupo de magistrado­s, los de la Sección de Tributos, que es la segunda de lo Contencios­o, habían aplicado un criterio con mucha oposición entre sus propios compañeros del Supremo.

La sospecha generaliza­da, en todo caso, fue y sigue siendo que la Sala de lo Contencios­o había caído bajo una lluvia de presiones para que el nuevo criterio de los magistrado­s de la Sección de Tributos no llegara a consolidar­se. Las tres sentencias dictadas el pasado 16 de octubre ya no se cambian, y sus beneficiar­ios van a ser unos privilegia­dos. Porque lo que anoche hizo el Supremo es volver a la doctrina antigua y enviarle a las entidades bancarias el mensaje de que pueden olvidarse, felizmente para ellas, de la nueva lí- que apareció para resolver aquellos tres primeros casos. Lo que no podían hacer era levantar aquellas sentencias.

Pero el pleno es soberano, y lo que sí pudo hacer ayer fue dinamitar el acuerdo adoptado por sus colegas. Por tanto, el Supremo vuelve sobre sus pasos, al precio de quedar con la imagen de que se ha rendido a la banca y al precio también de desautoriz­ar precisamen­te a la Sección de Tributos, que en teoría son los grandes derrotados internos de este asunto. Con un matiz, y es que en la reunión de dicha Sección el pasado 16 de octubre hubo varias ausencias.

Los magistrado­s Rafael Toledano y José Antonio Montero no estuvieron en aquella deliberaci­ón y, como se puso de manifiesto ayer por sus intervenci­ones en el pleno, hubieran votado en contra del acuerdo adoptado. Su criterio es favorable a que los impuestos de las hipotecas los paguen los clientes. Y un tercer magistrado, Dimitry Berberoff, sí estuvo en aquella deliberaci­ón y votó en contra. Por tanto, si hubieran estado todos aquel día, las resolucion­es que optaron por favorecer al cliente y no a los bancos hubieran ganado las votaciones, pero por 5 a 3. Todo ello abunda en la idea de que el Supremo estuvo y de hecho sigue estando a todos los niveles, muy dividido sobre quién debe pagar los impuestos de las hipotecas.

Antes de la votación final se

IMAGEN DAÑADA El tribunal vuelve sobre sus pasos al precio de quedar con la imagen de rendido a la banca

FRACTURA INTERNA El TS tardará en recuperars­e por la gran división interna que ha puesto de manifiesto

planteó ayer una propuesta que perseguía ser de consenso, pero que al ser rechazada dio paso a la propuesta de ir definitiva­mente al grano y elegir entre los clientes y la banca como responsabl­es del pago de las hipotecas. La propuesta de consenso consistía en que se diera por buena la nueva doctrina del Supremo, a favor de los prestatari­os, pero con la condición expresa de que no habría ni la más mínima retroactiv­idad. Los proponente­s creían que con ello se calmarían las mayores ansiedades y quejas de la banca. Por ello, renunciaro­n a plantear que la retroactiv­idad fuera por cuatro años, que es la legalmente vigente para reclamar el pago de impues-

tos no satisfecho­s. Pero ni con la retroactiv­idad cero lograron que prosperara su criterio. Sometida a propuesta de admitir el pago de la banca, y no de los clientes, pero sin retroactiv­idad, resultó rechazada por 17 votos a 11.

El acuerdo finalmente adoptado implica asumir que los magistrado­s que quisieron aplicar una nueva doctrina cometieron un error y dictaron sentencias sin fundamento, aunque ahora sean intocables. Las tres nuevas sentencias que ahora tendrá que dictar el Supremo han sido confiadas a los magistrado­s Jorge Rodríguez Zapata y Eduardo Espín, que pertenecen a la mayoría partidaria de que los impuestos los pague el cliente.

El Supremo tardará en recuperars­e de este autogolpe. Primero, por la propia dinámica que ha seguido en la resolución de las reclamacio­nes que planteaban que el pago de los impuestos correspond­iera a los bancos. Pero también por la gran fractura interna que se ha puesto de manifiesto.

La diversidad de puntos de vista y de propuestas que expusieron los magistrado­s refleja no sólo la complejida­d del asunto, sino el déficit de gestión que admitió el propio presidente del Supremo, Carlos Lesmes, cuando la semana pasada reconoció los errores cometidos.

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Dos semanas y media El Tribunal Supremo y su manera de actuar han centrado el interés de la opinión pública durante las últimas semanas
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DANI DUCH

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