La Vanguardia

El Barça no logra romper el cerrojazo del Inter (1-1)

El Barça, muy superior, ya está en octavos aunque sin atar la primera plaza

- JUAN BAUTISTA MARTÍNEZ Milán Enviado especial

Billete con algo de perdón para el Barça. Medio premio para los blaugrana, que obtuvieron su clasificac­ión para octavos pero dejaron pasar una excelente ocasión de aparcar la Champions hasta febrero. Tendrán que perseguir el primer lugar en el campo del PSV tras empatar anoche en Milán. Una igualada injusta porque el conjunto de Valverde fue superior al Inter y probó el disparo la friolera de 27 ocasiones. Para meter sólo un gol, obra del jugador más inesperado posible, un Malcom que abrió el marcador solo salir cuando el partido encaraba su recta final. Su remate, repleto de fe, fue impecable y el brasileño, cuya presencia está siendo testimonia­l, lo celebró con lágrimas. Lástima para él y para el equipo que no sirviera para vencer porque el Barcelona hizo acopio de méritos suficiente­s para irse con el triunfo. Lo impidió Icardi cuatro minutos después del tanto de Malcom al cazar un balón suelto en el área. El equipo de Valverde estuvo soberbio en todo el campo menos en las áreas, donde le faltó contundenc­ia. Pero su imagen resultó fantástica. Nada que ver con los tristes paseos por Europa de las últimas temporadas.

Se esperaba a Messi, al menos en el banquillo, y Valverde sorprendió, no al dejar en la grada al argentino por precaución, sino por apostar por Dembélé. Le dio una nueva oportunida­d pero el jugador la desaprovec­hó. Entró el francés por Rafinha como único cambio en el once tipo y su presencia supone siempre una lotería. Tan capaz de robar un balón y protagoniz­ar la primera ocasión con un remate lejano que desbarató Handanovic como de perderse en el juego colectivo. El extremo es un solista. La orquesta, bien afinada, por un lado y él por el otro. Improvisó Dembélé y también desesperó, en especial a Sergi Roberto, al que no le hacía las coberturas como es debido.

Pero pese a ello el Barcelona salió a jugar con jerarquía y plantó su tienda de campaña en el campo del Inter, al que atosigó. Los barcelonis­tas se dieron un atracón a la hora de recuperar balones en la línea de tres cuartos. Rakitic y Busquets presionaba­n como leones y el Barça parecía estar cerca de avanzarse.

Generó fútbol de sobra para hacerlo porque hasta el descanso probó el remate hasta en 12 oportunida­des. Un bombardeo casi constante y coral, bajo una intensa lluvia que adornaba más el encuentro. Callaba el público interista, atemorizad­o ante un Barça ensamblado y que sabía muy bien lo que hacía. Pero no acertaba con la finalizaci­ón. Luis Suárez, en su eterna lucha contra el gafe que le acompaña fuera de casa en Europa, estaba siempre en el sitio correcto pero no ajustaba el punto de mira. El uruguayo gozó de cuatro ocasiones hasta el entreacto. En tres de ellas no dio con los tres palos. Ni con potencia, ni con mimo, como cuando ensayó una vaselina. En la cuarta su disparo lo desvió Handanovic, el más destacado del Inter ante la ofensiva blaugrana.

Valverde se mostraba intenso en la banda y sus futbolista­s, en el césped. Coutinho aparecía más que en Vallecas (no era difícil) y también buscó sus disparos, para encontrars­e con una mano del guardameta.

Existía la posibilida­d de que el Barça se desesperar­a ante un Inter, que todo hay que decirlo, no renunció nunca a su idea de salir con el balón jugado, aunque arriesgara demasiado. En las contadas ocasiones en que podía elaborar la jugada basculaba su fútbol hacia la izquierda,

FELICIDAD INTERRUMPI­DA Malcom avanzó al Barcelona en el primer balón que tocaba pero Icardi empató acto seguido

CALMA CON LA ESTRELLA Messi se quedó en la grada por precaución y Valverde dio la ocasión a Dembélé, que no estuvo bien

por donde irrumpía con peligro Perisic, que le buscaba las cosquillas a Sergi Roberto. Le trataba de auxiliar Rakitic porque Dembélé bajaba tarde y mal. De los centros de Perisic nació el mayor peligro del Inter. Al final del partido Ter Stegen no había realizado parada alguna pero

Icardi le había batido. Un dato que reflejaba quién estaba mandando y también perdonando sobre el terreno de juego. El Barça lo estaba haciendo todo de forma fenomenal pero fallaba en la suerte del gol, esa que tan majestuosa­mente domina Messi. Había que seguir insistiend­o y tras el descanso el Barcelona no desfalleci­ó. Siguió percutiend­o sobre el área del Inter. La puntería continuaba esquiva y las oportunida­des se sucedían en cascada. La tuvo dos veces Coutinho, que se topó con el portero, como Dembélé y, especialme­nte, Rakitic. Con todo a favor estrelló su cacao en el cuerpo del guardameta.

No había manera y el Inter intentaba sacar la cabeza en el encuentro por mediación, cómo no de Perisic. Un centro suyo a la testa de Politano casi hace desbordar las pasiones en el estadio. Pero el cabezazo se marchó fuera. El partido se encaminaba hacia el empate a cero, un resultado que tampoco le iba mal al Barcelona. Pero el equipo no estaba dispuesto a irse seco tras su buen partido y Valverde movió piezas. Entró Arturo Vidal y después Malcom, sí, en el que nadie creía. El brasileño dio con la red, pero Icardi niveló el marcador a continuaci­ón. El Barça perdió la oportunida­d de sentenciar el grupo. La primera plaza la irá a buscar a Eindhoven. Una pena tras una actuación notable.

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 ?? MARCO BERTORELLO / AFP ?? Luis Suárez no vio puerta pero luchó sin desmayo y reclamó al árbitro en más de una ocasión con su fiereza habitual
MARCO BERTORELLO / AFP Luis Suárez no vio puerta pero luchó sin desmayo y reclamó al árbitro en más de una ocasión con su fiereza habitual
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