Detenidos seis ultras por planear un ataque contra Macron
El presidente había alertado del auge de la extrema derecha
Los servicios antiterroristas franceses detuvieron ayer a seis personas de extrema derecha sospechosas de preparar “un posible proyecto de acción violenta” contra el presidente de la República, Emmanuel Macron. Aunque los investigadores consideran que el plan era todavía “impreciso y mal definido”, se han tomado en serio la amenaza porque existen repetidos indicios de grupúsculos ultraderechistas con ambiciones violentas y porque Macron realiza estos días un viaje por el norte de Francia, lo cual le hace teóricamente más vulnerable.
Los seis detenidos –cinco hombres y una mujer–, de edades comprendidas entre los 22 y 62 años vivían repartidos por la geografía francesa, en los departamentos de Isère (cerca de los Alpes), Ille-etVilaine (Bretaña) y Mosela (Lorena, en el noreste). La Fiscalía de París los investiga por presunta “asociación de malhechores terrorista criminal”. De los arrestos se encargaron efectivos de la Dirección General de Seguridad Interior (DGSI), el ente que también se ocupa de luchar contra el terrorismo yihadista. En el registro del hombre de 62 años se encontró una pistola. Justamente este sospechoso, Jean-Pierre B., cercano a un grupo de extrema derecha llamado Fuerzas Francesas Unificadas (FFU), habría expresado su voluntad de atacar al presidente de la República durante las conmemoraciones de esta semana por el centenario del armisticio de la Primera Guerra Mundial, según fuentes de la investigación citadas por el canal de televisión LCI.
La deriva potencialmente violenta de algunos grupos de la ultraderecha preocupa de manera creciente a los responsables franceses de seguridad. Paradójicamente, el propio Macron ha advertido, en recientes entrevistas y discursos, del ambiente que se está creando en Europa y que, según él, le recuerda el periodo de los años 30.
En junio pasado hubo una redada en la que fue desarticulado un grupo de diez personas, autodenominado Acción de Fuerzas Operacionales (AFO), que planificaba atacar a imanes de mezquitas radicales, a extremistas islámicos recién salidos de prisión e incluso a mujeres con velo, en la calle. Se trataba también de amenazas en un estadio prematuro, con planes vagos para ponerlos en práctica. No obstante, causó alarma que entre los miembros de la organización hubiera varios expolicías y exmilitares.
En la web de la AFO se hablaba de la “guerra de Francia”. Presentaba a un pueblo francés amenazado por su supervivencia, un argumentario que suelen usar los grupos racistas y supremacistas en otros países. El grupo extremista estaba decidido a efectuar proselitismo. Su intención era preparar “ciudadanos-soldados” y había elaborado un “vademécum de supervivencia en zona ocupada”, en previsión de un conflicto abierto con los musulmanes que habitan en Francia.
En octubre del 2017 fue desmantelado otro grupo de ultraderecha que se hacía llamar OAS, como la organización clandestina responsable de sangrientos atentados durante la guerra de Argelia.
El partido de Marine Le Pen, Reagrupamiento Nacional (RN, antes Frente Nacional) es siempre muy sensible cuando se asocia la extrema derecha a potencial terrorismo. Cuando hubo las detenciones de junio, el RN se distanció claramente e instó a no hacer paralelismos.
La actual gira de una semana de Macron por los escenarios de la Primera Guerra Mundial supone un serio desafío para quienes velan por su seguridad. Por una parte deben garantizar que las ceremonias, algunas muy solemnes, transcurran con tranquilidad, sin incidentes, y para ello se acordona el lugar muchas horas antes y se controla a todos los que acceden. Pero Macron quiere también aprovechar el viaje para el contacto espontáneo con la gente, en momentos no oficiales. Y es ahí donde puede haber situaciones potenciales de riesgo.
Desde hace un año se han desmantelado ya tres grupos de extrema derecha con objetivos violentos