La Vanguardia

De las malas artes a las más bellas

- Màrius Carol DIRECTOR

LEE Quiñones llevó de cabeza a las autoridade­s de Manhattan a finales de los setenta porque llegó a pintar 125 vagones del metro. Este grafitero portorriqu­eño ha acabado siendo una celebridad y sus obras pueden verse en las coleccione­s del Museo Whitney o del Museo de la Ciudad de Nueva York. Hoy no le persigue la policía, sino los galeristas. Quiñones era amigo de Jean-Michel Basquiat y de Keith Haring, otros dos artistas del grafiti que alcanzan cifras mareantes en las subastas de arte. Como es el caso de Banksy, que se inventó un sistema para destruir una tela en el momento en que un postor se la adjudicaba por más de un millón de euros. Pero puestos a pintar trenes, nadie como Tap & Moses, que redecoraro­n más de mil trenes en Alemania, mientras se abría un debate sobre si eran artistas o simplement­e vándalos.

La pasada semana se produjeron serios incidentes protagoniz­ados por bandas de grafiteros de Madrid y Barcelona, en lo que, al parecer, se trataba de un reto para ver quién pintaba más vagones en el menos tiempo posible. El balance de estas acciones fue de dos detenidos (uno en cada ciudad), varios pasajeros heridos en la metrópoli catalana y dos policías intoxicado­s por espráis en la capital de España. En Barcelona, las cámaras del metro captaron las agresiones a varios viajeros para que abandonara­n los trenes, entre ellos una mujer embarazada. Preocupa en TMB que el movimiento grafitero esté evoluciona­ndo hacía comportami­entos de delincuenc­ia organizada.

No se puede criminaliz­ar el arte callejero, aunque un juez de primera instancia de Barcelona ha dictado una sentencia en que lo condena. Y, en democracia, ante la duda, se trata de cumplir la ley por parte de los ciudadanos y de hacerla cumplir por parte de las autoridade­s. Las agresiones del fin de semana no forman parte de ninguna de las bellas artes. Quiñones nunca rompió un cristal.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain