Reconocimiento a las tropas coloniales
Emmanuel Macron, a quien se le nota a gusto en las ceremonias solemnes de connotación histórica, cuida los detalles en estos días de memoria sobre la Primera Guerra Mundial. Ayer concluyó su larga jornada con una ceremonia en Reims para honrar a las decenas de miles de tropas coloniales, el ejército negro, que vinieron a la metrópoli para combatir. Su contribución fue decisiva para la victoria. Los conocidos como “fusileros senegaleses” procedían en realidad de territorios que hoy incluyen, además de Senegal, Costa de Marfil, Benín, Mali, Burkina Faso, Níger y Mauritania. El monumento en su honor que se levantó en 1923 fue retirado por las tropas ocupantes hitlerianas, en 1940, y posteriormente fundido. No les gustaba aquel homenaje a los soldados que los habían derrotado, ni menos aún que fueran de una raza considerada inferior. En la ceremonia de ayer para inaugurar oficialmente el renacido monumento en una nueva ubicación participó el presidente de Mali, Boucabar Keita, que pronunció una alocución. Pero no todo en el periplo de Macron son bellas fotos para la historia. Pese a la burbuja de seguridad en la que se mueve, algunos ciudadanos le interpelan, no siempre en tono amable, sobre sus problemas. Un hombre en Verdún le recordó ayer la polémica nacional sobre los impuestos a los carburantes, sobre todo el gasóleo, y le advirtió que el día 17 tendrá una sorpresa desagradable con la gran protesta que se organiza a escala nacional.