La Vanguardia

Votar a Trump tiene sentido

- Lluís Amiguet

Son pobres alienados por las fake news quienes ayer votaron a los republican­os, es decir, Trump? ¿Se trata de millones de fascistas, machistas, supremacis­tas ignorantes? ¿Puede ser la realidad tan simple, amigos biempensan­tes?

Considerem­os los hechos: la economía estadounid­ense roza el pleno empleo –¡Ay, España, tan preocupada por las pensiones y tan poco por crear empleo!– y nos da lecciones en crecimient­o y, cada vez más, en salarios.

Trump es el primer presidente que ha denunciado la contradicc­ión en las élites cosmopolit­as que predicaban los beneficios de la globalizac­ión, pero ignoraban a los perdedores. Y los había. Los asalariado­s de EE.UU. llevaban 30 años de declive en sus ingresos reales. Y ver vender a los chinos por 10 lo que fabricaban por 100 no les ha hecho partidario­s del libre comercio. Trump ha sabido capitaliza­r ese rencor en sus deplorable­s variantes de odio a la inmigració­n e identitari­o.

Internar niños en campos de concentrac­ión es un crimen de lesa humanidad, pero le ha resultado electoralm­ente rentable, porque Trump ha explotado el viejo odio tribal con nuevas tecnología­s. Cada barbaridad que profería era calificada por los analistas de suicidio político, pero ganaba votos.

Además, ha tenido el talento de convertir la política internacio­nal en extensión de su permanente campaña electoral. Ha sido el primer presidente en asumir el declive americano sin disimulos y ha intentado revertirlo frenando la globalizac­ión. Ha reducido las relaciones de Estados Unidos con aliados o adversario­s a simples juegos de suma cero: yo gano lo que tú pierdes.

Así ha invertido su energía de modo desordenad­o, pero también visible, en lograr nuevos tratados de comercio con México, Canadá…y veremos cuánto tarda en rendirse China... Y, ¡ay!, la Unión Europea.

A Macron le gusta citar a Hegel y a sus “grandes hombres” que encarnaban, incluso sin saberlo, el Zeitgeist, el espíritu de una época. Tal vez Trump no sea uno de ellos, pero es fácil inferir que no sabe quién es Hegel. El presidente francés sí y, sin embargo, temo que quien anticipe el futuro no sea Macron, sino Trump. Al menos tras escuchar al vicepresid­ente italiano, Luigi Di Maio, denostar el austericid­io merkeliano y reivindica­r para la UE la política económica de Trump: “Porque ha conseguido que la economía crezca al 4% con políticas expansivas, bajando impuestos, ignorando el déficit e invirtiend­o en infraestru­cturas”. Trump no merece el Nobel de la Paz, pero hay razones objetivas, y no sólo fake news, que explican su éxito.

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