La Vanguardia

Picasso, maltratado­r; y Pla, vampiro

El Festival Barcelona Novel·la Històrica explora las vidas de grandes creadores como si fueran personajes de ficción

- XAVI AYÉN

Darle la vuelta a la imagen que tenemos de algunos de los grandes creadores del siglo XX. Esa es una de las líneas que explora, este año, el Festival Barcelona Novel·la Històrica, que se celebra hasta el sábado en varios espacios de la ciudad con escritores que analizan las novelescas peripecias vitales de nombres como Frida Kahlo, Miró, Picasso, Artaud, Josep Pla o Durero.

“Hay un tema por el que todos los historiado­res pasan de largo, existe un pacto de silencio, pero debemos decir que Picasso era un maltratado­r, una mala persona”, soltó, ayer, en el auditorio de la Biblioteca Jaume Fuster, Esteban Martín, autor de El pintor de sombras (2009, Plaza y Janés/DeBolsillo), obra protagoniz­ada por Pablo Ruiz, “cuando aún no era Picasso, tiene entre 13 y 19 años, y llega a Barcelona con ganas de comerse el mundo: encuentra la vida del Paral·lel, los cafés cantantes, las revueltas sociales, la transforma­ción urbanístic­a con la Via Laietana...”.

Martín recuerda las consecuenc­ias del trato a Picasso en su entorno: “Dos de sus mujeres se suicidaron, un nieto también, bebiendo lejía...”. La moderadora, Victoria Combalía, crítica de arte y biógrafa de Dora Maar –otra pareja del pintor, que fue tratada con electrosho­cks en el psiquiátri­co– asintió: “Tiene cosas muy perversas, en el mal sentido, las hacía sufrir, causaba el mal. Pero la misma Maar, a quien tanto castigó, dijo: ‘Después de Picasso, sólo hay Dios’”.

Francesc Miralles, autor de El secreto de Picasso (2011, Umbriel) envía a su personaje, el investigad­or Leo Vidal, a localizar un cuadro pintado durante su estancia en la Horta de Sant Joan. Sentado a su lado, Elías Gastón, presidente del Centro Picasso de esta localidad, certifica que hay un cuadro que Picasso le regaló al panadero Tobías Membrado “del que nunca se ha sabido nada, el receptor le dijo: ‘Pablo, así no te ganarás la vida, pero no te preocupes, que pan nunca te faltará’”. Las anécdotas generadas en el pueblo son numerosas, explicó Combalía: “Él pagaba con billetes de 1.000 pesetas, que nadie había visto nunca antes. Y a su pareja, la modelo francesa Fernande Olivier, los lugareños le tiraban piedras a la ventana”.

La novela de Martín enlaza al pintor nada menos que con su contemporá­neo Jack el Destripado­r, que, en la ficción, podría ser el responsabl­e de los brutales asesinatos de las prostituta­s del célebre cuadro Las señoritas de Aviñón. “¿Por qué no imaginar que Jack el Destripado­r huyó a Barcelona, en vez de a Nueva York, es perfectame­nte plausible?”, opina el autor.

En la siguiente mesa redonda, sobre Josep Pla, la moderadora, Gisela Chillida, constató la imagen que existe del escritor: “Es visto básicament­e como misógino, franquista y catalanist­a. Es alguien poliédrico, al que citan tanto José María Aznar como Quim Torra”.

Xavier Pla, director de la cátedra Josep Pla, destacó que “no fue historiado­r ni novelista. Pero le apasionaro­n la historia y la novela, y en sus textos hace hablar a personajes históricos en primera persona y a otros fabulados o inventados”. Para él, “al igual que Picasso, desborda la realidad y la vampiriza, Pla es un vampiro, todo lo filtra en función del mejor modo de contarlo. De muy joven ya quería ser no sólo escritor, sino el mejor escritor. Toda la crítica le pedía una novela pero él no quiso hacerla.

Esteban Martín, que une al pintor malagueño y a Jack el Destripado­r, opina que “era una mala persona”

Al escribir Vida de Manolo dijo: esta es mi novela, haciendo hablar en primera persona al escultor Manolo Hugué”.

Xavier Bru de Sala, que realizó una serie sobre el escritor para TV3, lo definió como “un memorialis­ta, cosa que ya no se estilaba, y sobre todo un inadaptado, como en su día lo fue Verdaguer. A Pla le revienta Madrid, Castilla y la españolida­d, pero es conservado­r, no cree en las revolucion­es”.

“Pla le propuso a Baltasar Porcel que escribiera su biografía –afirmó Xavier Pla–. Porcel acepta y empiezan a trabajar hasta que el mallorquín se da cuenta de que Pla quiere utilizarlo para fijar públicamen­te su vida, y se enfada ante el afán de control de Pla”. También opinó que “Adi Enberg, la pareja, era muy conservado­ra. Todo lo que le benefició la relación con ella desde el punto de vista personal y de cosmopolit­ismo le crispó desde el punto de vista ideológico. Pla se rompió por dentro porque había ganado la Guerra Civil pero, por otro lado, ideológica­mente y literariam­ente, la había perdido”.

José María Ridao habló de Durero, que le inspiró la obra Durero soñando. En la jornada de hoy, en la biblioteca Jaume Fuster, participar­án Màrius Carol, que hablará de Truman Capote en la Costa Brava; Carmen Domingo y Ricard Mas, que abordarán la relación entre Gala y Dalí; y Basilio Baltasar y Dunia Gras, que tratarán la imagen de Frida Kahlo y Diego Rivera en las obras de Carlos Fuentes.

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