La Vanguardia

Nápoles y PSG no lo ven claro

El ‘grupo de la muerte’ se convierte en el ‘grupo de la locura’: no hay nada decidido

- DOMINGO MARCHENA

Aunque su nombre procede del griego (Neapolis, la ciudad nueva), muchas cosas en Nápoles y en el Nápoles recuerdan a la Roma clásica, que tiene en el latinismo age quod agist una de sus mejores máximas. Haz lo que debes y, por extensión, hazlo sin distraerte. El consejo llega tarde para el Nápoles y el PSG, que anoche empataron (1-1) en San Paolo.

El resultado, combinado con la derrota del Liverpool contra el Estrella Roja (2-0), convierte el grupo de la muerte en el grupo de la locura: nada está decidido. Italianos y franceses perdieron una ocasión de oro para presentar su candidatur­a para el pase a octavos, que podría decidirse ahora en la última jornada. Aún quedan dos partidos pendientes para cada equipo, algunos apasionant­es como el PSG-Liverpool del 28 de noviembre. Los goles en San Paolo llegaron en dos errores. Dos errores aislados, dos goles.

Una maldad en castellano dice que Neymar es un triatleta porque corre, hace la bicicleta “y, al final nada”. Envidia. Anoche dio un recital. El gol del PSG nació de sus botas, en el minuto 46, cuando los napolitano­s ya tenían la cabeza en el vestuario y casi daban por concluida la primera parte. Pero el brasileño recuperó un balón, puso la quinta marcha –esa que impide que lo detengan– y realizó un gran pase a Mbappé.

Neymar y Mbappé son nombres que dan tanto miedo hoy en cualquier estadio como daban Nube Roja y Caballo Loco en el Oeste. Mbappé no se emborrachó de balón y tuvo la suficiente sangre fría para un pase de la muerte, que aprovechó Juan Bernat. A pesar de que se caía, el español y exvalencia­nista envió la pelota a la red (qué mal negocio hizo vendiéndol­o el Valencia al Bayern, qué mal negocio hizo el Bayern vendiéndol­o al PSG). Era el tiempo añadido y el equipo de Ancelotti no se lo creía. Habían controlado el partido y, aunque los visitantes tuvieron la posesión del balón, no se arredraron y respondier­on a cada ocasión de peligro con un aviso en la portería rival. Callejón, Mertens e Insigne, estelar, demostraro­n en la primera parte que iban a por todas.

Y en la segunda parte estuvieron inmensos y obligaron a lucirse a Buffon. Age quod agist. Silva perdió la concentrac­ión en el minuto 61 y derribó en el área pequeña a Callejón, en una jugada absurda que acabó en penalti y puso justicia en el marcador, aunque no cordura en el grupo. Insigne empató y lo dejó todo patas arriba. Cualquiera de los tres primeros puede pasar a la siguiente fase. Y ojo con el Estrella Roja, que aún no lo ha dicho todo. Tout comprendre c’est tout pardonner, afirman los franceses. Comprender­lo todo es perdonarlo todo, pero es imposible tratar de comprender el fin de esta historia.

OCASIÓN PERDIDA Italianos y franceses desaprovec­haron la derrota del Liverpool para reforzar su candidatur­a

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FILIPPO MONTEFORTE / AFP Mbappé consuela a Neymar por una ocasión fallida
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