Cospedal deja también su escaño y se despide de la política
La exministra cede ante las grabaciones de Villarejo, pero defiende su gestión
Primero dejó el puesto en la ejecutiva del PP, pero no fue suficiente. Ayer, María Dolores de Cospedal abandonó el escaño tras los escándalos por su vinculación con el excomisario Villarejo. Cospedal abandona así la política, aunque en ningún caso admite ninguna responsabilidad. Lo hace, dice, para no perjudicar a su partido.
Todos los mensajes que salían de la dirección del PP apuntaban a lo que finalmente ha sucedido. La ex secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, que el lunes dimitía de su puesto en el comité ejecutivo del partido tras conocerse que había encargado al comisario José Manuel Villarejo que investigara al vicesecretario Javier Arenas, renunció ayer a su escaño de diputada y anunció su marcha de la política, aunque asegura que era una decisión que ya tenía tomada desde el congreso del PP, en julio, y que lo único que hace es adelantarla “unos días”.
Desde la dirección del PP afirman que nadie le pidió que abandonara su acta de diputada, aunque reconocen que ella sabía qué pensaba Pablo Casado, es decir, que debía abandonar para no perjudicar al partido. Por esa razón, lo que el lunes Cospedal negaba, que pudiera abandonar su escaño –“¿por qué lo voy a abandonar?”, llegó a decir– ayer se convirtió en un hecho. Ocurrió a media tarde. Tan sólo dos horas antes, Pablo Casado, al llegar a Helsinki, donde participa en el congreso de Partido Popular Europeo (PPE), había apoyado la decisión de Cospedal de abandonar el comité ejecutivo y “las decisiones que adopte en el futuro”.
Poco después de decir esas palabras Cospedal llamó por teléfono a Casado y anunció que haría pública su renuncia de forma inmediata. Lo hizo a través de Twitter, con un comunicado de tres páginas en el justifica sus conversaciones con Villarejo, de las que, asegura, no se arrepiente. Sólo considera un error haber involucrado en estos hechos a su marido, y deja un reproche velado a su partido, por no defender a sus militantes.
“Hoy dejo mi escaño. Lo hago para liberar al Partido Popular de cualquier ataque, por muy injustificado que este sea, sobre todo cuando estamos en un importante proceso electoral en Andalucía”, dice Cospedal, que añade que lo hace también “para que mi formación política se sienta libre de denunciar la situación que vive nuestro país, empezando por un presidente del Gobierno que lo es gracias a los enemigos de España”.
Cospedal asegura que ya en el congreso del PP que eligió a Casado, en julio, había decidido abandonar la política “al término de una transición ordenada en mis responsabilidades”. Confiesa que nunca pensó que lo fuera a hacer “en un ambiente así” y después de decir que “estar, por estar, a cualquier precio, no tiene sentido”.
Durante todo el comunicado, Cospedal se reivindica a sí misma, su actuación, e incluso sus reuniones con Villarejo. “No he hecho nada de lo que me sienta avergonzada”, y subraya que “aunque he cometidos muchos errores en mi vida”, considera que su “interlocución, hace nueve años, con el responsable de una empresa autorizada
La ex número dos del PP deja su escaño y sólo se arrepiente de haber metido a su marido en la polémica
por el Ministerio del Interior no es uno de ellos”. Manifiesta su absoluta “tranquilidad de conciencia ante lo que hice: escuchar y pedir aclaraciones a quien acudió a mi para ofrecerme información que podía ser de interés capital para esclarecer comportamientos sospechosos que después la justicia calificaría como delictivos”. Es más, dice que volvería a hacerlo, “no habría actuado de forma diferente diez años más tarde”.
Cospedal mantiene que “si es un pecado mortal haber hablado con un comisario de policía que por aquel entonces acababa de ser condecorado por el entonces ministro del Interior, del PSOE, entonces me equivoqué”.
Pero la ex secretaria general del PP parece deslizar una crítica en su despedida, su petición al PP de que defienda a los suyos. Aunque empieza diciendo que “ahora no lo digo por mí”, añade su llamamiento a los compañeros del PP a “que cierren filas ante las injusticias”, y asegura: “Siempre he creído que un partido que no es capaz de defender a los suyos cuando están siendo injustamente atacados no puede esperar que los ciudadanos confíen en él”. Porque, indica, “cuando tus adversarios políticos detectan que tu fortaleza es vulnerable, los ataques se multiplican”.