La Vanguardia

Qatar, ‘again’

- Pilar Rahola

Cuando Hannah Arendt encuñó la famosa “banalidad del mal”, después de asistir, en Jerusalén, al juicio a Eichmann por genocidio, el mundo entendió que el mal podía ser perpetrado por un funcionari­o gris, casi sin ideología, que sólo hacía bien su trabajo, aunque el trabajo fuera el exterminio de todo el pueblo judío. No había grandiosid­ad en el horror, sino simple y eficaz banalidad.

Décadas después, a ese sustantivo atroz, convertido en metáfora de la precisión del mal, cabe añadirle la masiva conjugació­n del verbo consecuent­e. Hoy practicamo­s, con inconscien­te alegría, una permanente banalizaci­ón del mal que nos lleva a naturaliza­rlo. Dictaduras que pierden su naturaleza maligna gracias a la sustancios­a felicidad que nos dan sus petrodólar­es; millones de mujeres sometidas a regímenes misóginos terrorífic­os, cuyos derechos se despistan a favor del respeto a la multicultu­ralidad, la tradición, la religión y cualquier patraña que nos inventamos para no morir de vergüenza; ideologías que se propagan en nombre de Dios, a pesar de habitar en el peor de los infiernos. Hemos construido nuestra normalidad normalizan­do las peores perversion­es, sea por intereses espurios, por falta de categoría

La normalizac­ión de una dictadura que financia la ideología que quiere destruir nuestras libertades

ética, por supina ignorancia, o por la suma de todo. Y ahí estamos, durmiendo felizmente al lado de nuestras peores pesadillas, incapaces de alzar la voz y plantarnos.

El último ejemplo lo ha dado el mítico Boca Juniors, que ha vendido su alma a la tiranía qatarí, como en su tiempo hizo el Barcelona. Gracias a su millonario contrato, el Boca promociona, sin ningún apuro, a un régimen que ha dado apoyo financiero sostenido a muchas organizaci­ones y líderes terrorista­s (ISIS incluido), además de apoyar directamen­te a Al Qaeda de la Península Arábiga, al Frente al Nusra, a Hamás y a los Hermanos Musulmanes. Qatar se ha convertido en refugio dorado de grandes ideólogos yihadistas, entre ellos el segundo más rico del mundo, el líder de Hamás Jaled Mishal, o el famoso “ulema del mal” Yusuf al Qaradawi, presidente de la Qatar Foundation y defensor de los atentados suicidas. Pero el peor es Jalifa Mohamed Turki al Subaiy, a quien el Gobierno americano acusa de haber enviado cientos de millones de dólares a líderes de Al Qaeda, incluyendo a Jalid Sheij Mohamed, uno de los cerebros del atentado del 11-S. Además de la complicida­d con el terrorismo, Qatar usa mano de obra semiesclav­a y no reconoce la Carta de los Derechos Humanos.

¿Qué valores promociona­rá el Boca, como en su momento el Barça, con esta camiseta? ¿Qué mensaje enviará a los niños argentinos que cantarán sus goles y celebrarán sus victorias? Un mensaje letal: la normalizac­ión de una dictadura que financia la ideología que quiere destruir nuestras libertades. Es dinero perverso que provoca una terrible distorsión cromática: el verde de los billetes no nos deja ver el rojo de la sangre.

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