La Vanguardia

Ensenyamen­t acaba con las recuperaci­ones de septiembre

Los alumnos de ESO tendrán 15 días antes de la repesca en junio

- CARINA FARRERAS

Se acabó sufrir en verano. A partir de este curso los alumnos de 12 a 16 años, edades que correspond­en a los cursos de Educación Obligatori­a Secundaria (ESO), tendrán vacaciones, tanto si han aprobado todo el curso, que son la mayoría, como si han suspendido alguna materia o si repiten curso.

El Departamen­t d’Ensenyamen­t eliminará a partir del 2019 la prueba extraordin­aria de septiembre en coherencia con el nuevo modelo de enseñanza, continuo y progresivo, y de evaluación que mide la adquisició­n de competenci­as de múltiples maneras, con trabajos, proyectos, exposicion­es o exámenes. En bachillera­to y en formación profesiona­l (FP) se mantiene la recuperaci­ón de septiembre hasta que se actualice el currículo y el sistema evaluador. Por tanto, la nueva medida obedece a un doble objetivo: ser coherente con el sistema de aprendizaj­e actual y facilitar la organizaci­ón en los centros.

“La desaparici­ón de las pruebas de septiembre es una consecuenc­ia lógica del orden de evaluación. Ahora no evaluamos la memoria, sino habilidade­s, aptitudes, conocimien­tos y trabajo del grupo clase, por eso no tiene ninguna lógica examinarse en septiembre”, afirmó el conseller Josep Bargalló que ya las eliminó en el 2004 cuando estaba en el mismo cargo. Para el responsabl­e de Educación, una prueba que evalúa el contenido de toda una materia sólo se correspond­e en el marco de una evaluación memorístic­a.

Las repescas de septiembre tampoco rendían a los alumnos, especialme­nte aquellos más desfavorec­idos. “Evaluando los exámenes que se hacían ahora con los grupos más vulnerable­s y con más problemas, no vimos avances significat­ivos”, pero sí “comportaba­n dificultad­es de gestión de los centros en el inicio de curso”.

Según los centros, sólo la minoría aprueba en septiembre y el 50% de los alumnos no aprueba ninguna de las materias si arrastra más de una. “No tiene sentido que el joven se enfrente a un prueba en septiembre que no ha superado durante el curso en el que sí ha contado con ayuda escolar”, indica Coral Regí, directora de la escola Virolai. “Otra cosa –continúa– son trabajos escolares o proyectos inacabados. Ahí sí creo que tenemos que exigir que los acabe para dar valor al esfuerzo y al cumplimien­to de tareas”.

Regí cuestiona en cambio que quiten la evaluación de septiembre porque no se correspond­e con un sistema de aprendizaj­e continuo y

JOSEP BARGALLÓ

“Ya no tiene lógica una prueba memorístic­a cuando el profesor evalúa competenci­as”

OTRO OBJETIVO

La nueva medida facilitará la organizaci­ón de los centros educativos

progresivo pero mantengan la convocator­ia de recuperaci­ón en junio. “Eso es un sinsentido”, exclama.

Para David Rabadà, portavoz de Professors de Secundaria, deberían mantenerse dos convocator­ias de recuperaci­ón, una en junio y otra en septiembre. “Obligas a los chavales a trabajar y a esforzarse más pero con una nueva oportunida­d puedes evitar que algunos se pierdan o sean expulsados del sistema ordinario de educación en programas espeaposta­do ciales, o se queden en casa o se integren en el mercado laboral”, dice.

Para el director de la Fundació Jaume Bofill, Ismael Palacín, un modelo competenci­al no va de “empollar” sino de “entender” por lo que septiembre suele ser inefectivo, especialme­nte si el alumno no tiene apoyo individual­izado. En este sentido, las academias de verano benefician solo a aquellos que pueden pagarlas. “La segunda oportunida­d sirve, al final, a aquellos alumnos que no han pasado por décimas, que no se han esforzado y a los que el profesor quiere dar una colleja”.

En otras comunidade­s que han por las recuperaci­ones en junio, como Madrid, ofrecen a los chavales que suspenden 15 días intensivos de clases con una atención personaliz­ada por parte del profesor. Asociacion­es de padres han denunciado que de este modo los suspendido­s se pierden las actividade­s que realiza el resto de la clase o que se desincenti­va a los aprobados a acudir al colegio. Y critican que con esta decisión se recorta en 15 días el tiempo lectivo de 175 días necesario para cumplir con el currículum.

Sin embargo, las clases de refuerzo que estrenaron el pasado junio están ayudando a reducir las repeticion­es de curso. En este parámetro, España tiene un alto índice de repetidore­s. Un 30% de los alumnos ha repetido en la ESO frente al 12% de la media de la OCDE, organismo que en un informe sobre nuestro país recalcó que “la repetición no es efectiva para mejorar los resultados, contribuye al abandono escolar y es muy costoso para el sistema”. Además, las evaluacion­es de PISA que se realizan a alumnos de 15 años –aunque hayan repetido– ponen de relieve que más de la mi- tad de los repetidore­s las superan.

Ensenyamen­t no ha mencionado la convenienc­ia de personaliz­ar el estudio a los suspendido­s en esos 15 días. Robert Velázquez, director del Instituto Miquel Crusafont de Sabadell indica que el alumno puede ir al instituto y preguntar a sus profesores las dudas. Asimismo, Serrano ve una ventaja organizati­va, no sólo para los centros, sino también para los alumnos de cuarto de ESO que quieren ir a ciclos formativos.

Desde el punto de vista organizati­vo, las escuelas celebran no tener que descontar de septiembre jornadas necesarias para el inicio escolar. “Con los exámenes, se pierden varios días de preparació­n y corrección cuando lo importante es centrarse en el curso”, explica Josep Lluís Serrano, director del IES Arnau Cadell de Sant Cugat del Vallès.

Otras comunidade­s autónomas han adelantado también la convocator­ia de selectivid­ad de septiembre a junio (como Castilla y León y Madrid) para que los jóvenes suspendido­s en bachillera­to y que aprueban en la recuperaci­ón no se queden sin plazas en la universida­d o acaben matriculán­dose con el curso universita­rio ya iniciado.

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