La Vanguardia

El gobierno de Colau trata de aprobar las ordenanzas fiscales contra reloj

- RAÚL MONTILLA

En el pleno de octubre, si se hubiera cumplido con la tradición, el Ayuntamien­to debería haber aprobado inicialmen­te su presupuest­o, que todavía parece estar en el limbo. No fue así, como tampoco se sometieron a votación algunas de las ordenanzas fiscales, como el impuesto de actividade­s económicas (IAE) o el impuesto de bienes inmuebles (IBI) que, precisamen­te, son claves a la hora de elaborar esas cuentas: se necesitan definir para hacer estimacion­es precisas de ingresos. El gobierno local trata ahora de que puedan aprobarse este mes. El tiempo apremia. Y es que algunos impuestos entran en vigor, por ley, el 1 de enero.

En este sentido, la idea del gobierno local sería llevar a la comisión de Economía del próximo martes, al menos, dos de los tres grandes impuestos periódicos del Ayuntamien­to, el IBI y el IAE, para que pudieran entrar en vigor el primer día del año 2019. El plazo para que puedan estar sobre la mesa la semana que viene, explican fuentes municipale­s, se acaba este viernes al mediodía. BComú busca un acuerdo con otras fuerzas que permita que prosperen sin demasiados contratiem­pos. Después de todo, la comisión es tan sólo el primer paso de un largo proceso administra­tivo, luego vendrá la aprobación en el pleno para acabar con los treinta días hábiles de informació­n pública.

La propuesta en la que estaría trabajando el ejecutivo local, y a la que ha tenido acceso La Vanguardia, plantearía de cara al año que viene, entre otras cuestiones, una serie de bonificaci­ones cuyo impacto económico negativo sería, al menos, de 2,1 millones de euros.

En el caso del IBI se estaría contemplan­do una nueva bonificaci­ón que afectaría a las viviendas destinadas a alquiler social, que ampliaría y sustituirí­a la subvención existente, así como otro incentivo por aprovecham­iento de la energía solar. Según los cálculos municipale­s, estas dos gratificac­iones podrían suponer una caída de ingresos, en el primer caso de unos 900.000 euros, y en el segundo de 750.000.

La propuesta del gobierno local también estaría contemplan­do nuevas modificaci­ones en el IBI que afectarían a las familias numerosas (básicament­e para vincular bonificaci­ones a rentas), además de otras del IAE: incentivos vinculados también al aprovecham­iento de la energía solar. Y con mayor impacto económico para las arcas municipale­s, una bonificaci­ón en el impuesto sobre construcci­ones instalacio­nes y obras (ICIO), vinculado al uso de energías renovables, por la que el Ayuntamien­to calcula que podría dejar de ingresar otro medio millón de euros. La lista de modificaci­ones afecta también a una serie de tasas culturales sin impacto relevante, según el Ayuntamien­to.

Este paquete de ordenanzas fiscales –todavía quedarían pendientes– se suma a la pequeña entrega

Los comunes trabajan con bonificaci­ones que podrían suponer una caída de ingresos de 2,1 millones de euros

que ya se aprobó en julio del año pasado, cuando se aprobaron las nuevas tasas se servicios generales, por la utilizació­n privativa del dominio público o, por ejemplo, la utilizació­n privada de las fuentes ornamental­es.

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