Retorno al cine neorrealista
Dogman
Dirección: Matteo Garrone Intérpretes: Marcello Fonte, Edoardo Pesce, Nunzia Schiano, Adamo Dionisi
Producción: Italia y Francia, 2018. Dur.: 103 m. Drama.
Matteo Garrone acaparó galardones internacionales (incluyendo el Gran Premio del Jurado de Cannes) con Gomorra (2008), memorable disección de la mafia italiana y la podredumbre generada en una sociedad que busca sobrevivir a cualquier precio, aunque sea a costa de los valores éticos que en teoría deben imperar. Allí adaptaba el famoso libro homónimo de Roberto Saviano y ahora recupera en cierto modo el tema con Dogman. El título encadena perfectamente con la personalidad de Marcello, el protagonista. Un tipo humilde que ejerce como cuidador de perros, experto en peluquería canina y que siente auténtica pasión por estos animales de compañía. Pero bajo su aspecto de ingenuo está un adicto a la cocaína y que además trafica con ella. Su verdadera fuente de ingresos reside en el tráfico de drogas. Con estos ingresos fraudulentos puede bucear y realizar viajes con su hija adolescente.
Este recorrido por barrios marginales de la periferia de Nápoles, donde los robos se perpetran en cuadrilla y la fidelidad al líder debe de ser absoluta, recupera en esta película cierto tono del neorrealismo italiano, especialmente el Vittorio De Sica de Ladrón de bicicletas (1948). Todo vale y todo da dinero. El único presunto amigo del protagonista es un gigantesco exboxeador (Edoardo Pesce), muy temido en el barrio e incansable consumidor de cocaína que no siempre puede pagar a su proveedor. El director Matteo Garrone asegura que su película se basa en una historia real acontecida en Roma a finales de la década de los ochenta. Y define a su antihéroe como “un hombre que en su intento de redimirse tras una vida de humillación se siente igualmente decepcionado por haberse liberado a sí mismo”. Dogman tiene algún altibajo narrativo pero la percha en que se sostiene es extraordinaria y se llama Marcello Fonte. Un actor, desconocido para nosotros, que proporciona una magistral recreación del protagoniza de esta historia habitada por perdedores. Gracias a él, este recorrido por la geografía humana y la del barrio donde habita combina drama con algún toque de comedia.