El diluvio aplaza el gran choque
La lluvia encharca ‘la bombonera’ e impide el Boca-River Plate, que se disputará hoy
A los barrabravas les importa un bledo la lluvia. Unos cuantos miles de los hinchas más agresivos del Boca Juniors ya llevaban varias horas mojándose en la grada de la bombonera cuando por megafonía se anunció que el encuentro quedaba suspendido. El partido de ida de la soñada e inédita final de la Copa Libertadores entre el Boca y el River Plate, que debía disputarse ayer, fue aplazado hasta hoy (20 h) debido a la lluvia torrencial que durante todo el día cayó sobre Buenos Aires.
“¡Sos cagón, River sos cagón, sos cagón, sos cagón, River sos cagón…!”. Después de un largo pitido de protesta, La Doce, como se conoce a la afición radical boquense, aprovechó la suspensión para cargar contra el rival. La medida no fue tomada por los clubs que, no obstante, estuvieron de acuerdo con la decisión del árbitro y la Conmebol ante el caudal de agua acumulado en el césped.
El equipo arbitral saltó al terreno de juego bajo una fuerte lluvia apenas tres horas antes del inicio previsto para confirmar lo que se había especulado en toda la jornada. Las pruebas que hicieron con el balón demostraron que no botaba nada y que apenas corría, aunque, de nuevo la barra, el único público que ayer desafió el clima para llegar al estadio, aplaudió con ganas cuando en uno de los ensayos la pelota recorrió más metros de lo esperado. Los equipos ni siquiera llegaron a la bombonera, aunque el Boca si salió del hotel de concentración pero el autocar dio media vuelta.
El encuentro fue reprogramado para hoy a las 16 h. locales, una hora antes que ayer. Sin embargo, está previsto que el fuerte temporal que azota la capital argentina continúe hasta el martes y para hoy también se prevén lluvias aunque menos intensas que ayer.
De esta manera, la final del siglo sumó otro avatar más a las vicisitudes acontecidas desde que la semana pasada el Boca y el River superaron las semifinales y confirmaron que por primera vez se enfrentarían en los dos últimos partidos de la Champions americana, en un encuentro histórico, ya que desde el año que viene la Libertadores se definirá a partido único en un estadio predefinido. El año próximo, en Santiago de Chile.
La suspensión es el penúltimo episodio de una final marcada por el caos, el temor a la violencia entre las dos barras y la improvisación, ya que hasta el lunes pasado no se supo con certeza qué días y a qué horas se disputarían los encuentros, ni si podrían asistir aficionados del equipo rival a los respectivos estadios. Finalmente, el público visitante ha sido vetado para evitar que haya incidentes. Por otra parte, hoy se repetirá el gran despliegue fuerzas de seguridad que ayer ya fue puesto en práctica.
La “volcánica definición de la Libertadores”, como titulaba ayer en portada La Nación, deberá esperar hasta hoy, cuando el mundo volverá a detenerse, como también decía el rotativo porteño. Y si llueve y el campo no ha drenado, no sabemos si el partido volverá a aplazarse pero sí que los barrabravas chapotearán tras la portería, como si nada.