Más vale honra sin barcos que...
La sanidad pública en Catalunya se viene devaluando año tras año desde los recortes del 2010 –basta con tener familiares de edad avanzada o escuchar a los profesionales del sector–. ¿Y qué remedio propone la Generalitat? El del muy patriótico Méndez Núñez, marino españolísimo:
–Más vale honra sin barcos que barcos sin honra.
A Méndez Núnez, contraalmirante y hombre de arrestos, prototipo del militar del siglo XIX, le tiene dedicada Barcelona una calle, pero al president Torra hay que exigirle “barcos sin honra”. Los tiempos cambian, y tenemos un problema acuciante: se necesitan más recursos, revertir los recortes y un plan de choque para frenar la degradación de la atención sanitaria.
Mais non. El president Torra españolea y mucho: apela numantinamente a la “dignidad” para rechazar los presupuestos del Gobierno de Sánchez para el 2019 –objetivamente positivos para Catalunya– y endosa su quijotesco concepto de la “dignidad” a los pobres enfermos y a un personal sanitario que lleva dando –ya año tras año– un ejemplo de dignidad de la auténtica, gracias al cual el barco no se hunde pese a los boquetes (aglomeración de pacientes, listas de espera, profesionales explotados, fuga de médicos y un estrés permanente que redunda, claro, en una peor atención).
La “dignidad” de Torra y tutti quanti –¡qué elitista reaparición desde Suiza la de Marta Rovira!– es una dignidad del siglo XIX: sentimentalista y un punto ridícula. No aprobar el presupuesto del Gobierno y, a su vez, dificultar la aprobación del presupuesto de la Generalitat para el 2019 supondrá empeorar la atención sanitaria que recibirán todos los ciudadanos de Catalunya en los próximos meses. ¿Sacará de la prisión a los políticos tanta “dignidad”? ¿O es la mezquina estrategia del “cuanto peor, mejor”?
Catalunya está gobernada por activistas desde hace ya muchos años, y tanto activismo empeora los servicios básicos (sanidad, educación, seguridad). Hay un dato demoledor sobre este estilo impropio de gobernar en el siglo XXI: desde el año 2010 ni un solo presupuesto de la Generalitat ha sido presentado en su debido tiempo y forma (octubre del año anterior es lo reglamentario, algo que tampoco se va a cumplir para el incierto presupuesto del 2019). O se prorrogan, lo cual penaliza la corrección de lo que va a peor –caso de la sanidad–, o se aprueban deprisa y corriendo ya dentro del año en curso. Y seguimos en esa línea...
Lo macanudo es que quienes dirigen este desbarajuste –ya no cuela que la culpa es de Madrid– lo hacen con la promesa de crear una república ultramoderna, sofisticada, feminista, transparente, incorruptible y llamada a ser la admiración del mundo libre.
Méndez Núñez fue hombre de otros tiempos: la España en decadencia. Hoy, Torra, Puigdemont o Rovira son nuestra decadencia.
La sanidad empeora y la receta de la Generalitat es “dignidad” y el españolísimo más vale “honra sin barcos”