La Vanguardia

Alquileres dignos y pagables, ¡sí, gracias!

- BERLÍN ‘TO DO’

Por primera vez en los 33 años en los que se realiza la Encuesta de Servicios Municipale­s de Barcelona, el acceso a la vivienda ha sido el problema más mencionado. Es un tema que cada día preocupa más a los barrios con mayores índices de gentrifica­ción y que se está convirtien­do en un conflicto en todas las grandes ciudades del mundo.

Está claro que con políticas como la reserva del 30 por ciento de nuevas promocione­s para viviendas de protección oficial no se resuelve el tema. Aquellos jóvenes extranjero­s que vienen a vivir a Barcelona, o aquellos locales que aspiran a independiz­arse, quieren pisos dignos de alquiler a unos precios pagables, pero se encuentran con el todo vale y a cualquier precio de los propietari­os.

Cada año, unas 50.000 personas vienen a vivir a Berlín. Como en todas las grandes metrópolis, la presión al alza de los alquileres es enorme. En junio del 2015 entró en vigor el llamado “freno al precio del alquiler”, que limita los incremento­s por una ley inédita. Al firmar un nuevo contrato de alquiler, el precio que pagar sólo puede estar hasta un 10% por encima del promedio vigente en el barrio que establece el Observator­io del Ayuntamien­to. Si el piso hasta ahora costaba 5,50 € el m2 y el promedio habitual de la zona está en 6 €, el arrendador sólo puede subir a 6,60 € el m2. Sin embargo, si anteriorme­nte ya le habían pagado 10 €, no tiene que bajar el alquiler aunque el promedio habitual esté en 6 €. Es decir, no se rebajan alquileres ya alcanzados con anteriorid­ad.

Con el encarecimi­ento de la vivienda y la bajada de los salarios en la ciudad de Barcelona (y en el resto del país) durante los últimos años, la demanda de pisos en alquiler irá a más. Es necesario que entre todos creemos una cultura del alquiler y que profesiona­licemos la gestión lo mismo que sucede en otros países. Hace falta también un marco regulatori­o para lograr una mayor protección jurídica, tanto para los propietari­os como para los inquilinos, así como un mayor respeto mutuo a los intereses de ambas partes. Por otro lado, la administra­ción no puede quedarse parada, mirando con los brazos cruzados cómo el incremento salvaje de los precios de los alquileres provoca la gentrifica­ción de los barrios y la pérdida de su ADN.

CON LA RESERVA DEL 30% NO SE RESUELVE EL PROBLEMA

DE LA VIVIENDA

DESDE EL 2015, UNA LEY LIMITA LOS INCREMENTO­S DE LOS PRECIOS DEL ALQUILER

ES NECESARIO QUE ENTRE TODOS CREEMOS UNA ‘CULTURA’

DEL ALQUILER

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